Al día siguiente Katherine llamó a Blake dos veces, en la mañana para saber cómo seguía y a la tarde casi noche para saber cómo había ido su cita
-¿Ya cenaste? – pregunto Blake.
-No aún, estaba peleando con mis personajes.
-¿Quién ganó?
-Ellos, siempre ganan.
-¿Cenamos juntos? Entonces te cuento en detalle mi cita, te vas a divertir.
-Sí, por supuesto.
-De acuerdo, te busco en una hora.
Kate se apresuró a alistarse, y antes de darse cuenta estaba poniendo demasiado cuidado a su ropa y su maquillaje, no lo había hecho antes para sus encuentros con Blake, salvo la primera cita, sonrió para sí misma. Se sentía como esas animaciones que tenían un angelito y un diablito o en cada hombro susurrándole cosas, en este caso sobre lo que Blake había llegado a significar para ella.
"Es un buen amigo"- decía una de las voces- "Te gusta mucho, y no como amigo"- decía la otra.
Finalmente eligió algo sencillo, y aligeró el maquillaje a algo natural.
Pero cuando Blake llegó, no pudo negarse a sí misma el ligero nerviosismo que la invadió.
Una vez que estaban cenando, la miró con una sonrisa que le llegaba tanto a la boca como a los ojos.
-¿Estás segura que esa comida está bien? – preguntó mientras la veía morder con ganas su pollo frito. Le había ofrecido ir a un restaurante más elegante pero ella había elegido eso.
-Esto es lo mejor, es casi medicina después de lidiar con personajes rebeldes y con pensamientos locos.
-¿Se puede saber cuáles eran esos pensamientos?
-No, me debes una historia – le respondió y bebió un trago de cerveza- ¿Cómo fue tu cita?
-Bueno, parecía ir bastante tranquila, trabajaba de empleada administrativa, pero luego resultó que su verdadera pasión era la psicología y analizar todo. Y me refiero a todo, desde la hora en qué llegué, mi elección de ropa o modo de comer ¿Sabías que aquellos que siempre comen lo mismo, un alimento tras otro, sin mezclar tienen una personalidad analítica, detallista, metódica, y puede rozar la rigidez si se lleva a un extremo?
-No lo sabía, ¿eres de ese tipo? Porque no he visto que comas así.
-Digamos que estaba aburrido y comía mecánicamente.
-¿Y qué diría de alguien que come pollo frito como si su vida dependiera de ello?- preguntó blandiendo la pata que tenía en la mano.
-Creo que serías algo cercano a una psicópata –respondió serio, entonces ella tomó otra de la bandeja y se la ofreció. Blake la aceptó y comió con gusto.
-¿Qué sucedió?
-Fue agotador y además también tenía un interés por la astrología, dijo que el análisis era incompleto si no tomaba en cuenta el zodiaco, así que ella combinaba las dos técnicas para conocer a las personas en profundidad.
-¿Qué hiciste?
-Mentí.
-¡Blake!
-Para ese momento, entre el postre y su análisis de por qué usaba cuchara y no tenedor, además de cómo mi ascendente lunar afectaba mi vida amorosa, solo quería huir.
-En serio, ¿por qué es tan complicado para las personas relacionarse?
-Quizás porque a veces nos esforzamos demás. Quiero decir, una charla común, cotidiana suena más tentadora.
-Lo sé, pero parece ser lo más difícil. Como si quisieras conocer a alguien pero no tanto.
-Aunque estoy seguro que sería mucho peor descubrir luego su pasión por la psicología y la astrología, combinadas y aplicables a todo. Aunque juro que ni siquiera eso me molesto, sino ser su objeto de estudio.
-Esto se ha convertido en un dilema, ¿conocer todo de alguien o no? ¿Qué será mejor?
- Creo que conocer a alguien, al menos las cosas importantes, las que te hacen querer saber más.
-¿Por ejemplo?
-Que es feliz comiendo pollo frito, esa es información imprescindible – respondió él y aunque sonaba a broma, también parecía algo serio.
-También el chocolate me hace feliz, toma nota.
- Lo tomaré en cuenta – respondió.
-¿Y qué te hace feliz, además del trabajo, las estrellas? ¿Cuál es el equivalente a mi pollo frito?
-No creo que sea el equivalente, sino más bien cuando estoy agobiado. Un vaso de whisky mientras me siento a mirar las estrellas. Y si se trata de alguna comida que me haga feliz, vas a reírte.
-Prometo que no.
-Papas fritas.
Katherine alzó su vaso y lo invitó a brindar.
-Señor Blake Callaghan, sus papas combinan perfectamente con el pollo frito, no imagino mejor combinación. Es usted perfecto – dijo sonriendo