Tú eres mi inspiración

Capítulo 18

Cuando regresó a su casa, Kate estaba bastante achispada por la cerveza, habían pasado una grata velada con Blake hablando y riendo, comiendo y bebiendo, habían tomado un taxi para regresar, él la había dejado y había seguido camino.

Se hizo un café para despejarse un poco, y cuando pasó el efecto del alcohol se recriminó a sí misma no haber hecho la única pregunta que importaba, qué pasaría con ellos una vez que aquellas citas y, por ende su trato, terminara ¿Seguirían viéndose? ¿Serían amigos?

-Sí, sí y sí – se respondió con cierto fastidio a aquella voz de la consciencia que le preguntaba si al fin reconocía que Blake le gustaba.

Al día siguiente fue a visitar a Nick.

-¿Y puedo saber por qué estás hablando conmigo en lugar de ir a hablar con él? – le preguntó

-Por el secreto de confesión.

-No estamos en un confesionario, Kit. Estamos en el patio y comiendo paletas heladas.

-¿Y mi derecho al secreto de confesión? En ese confesionario hace calor infernal, sin ofender, pero pensé que seguías en funciones aún al aire libre ¿Por qué otra cosa le compraría helado a un tipo con sotana? ¡Me siento estafada!

-Kit.

-De acuerdo, necesitaba hablar con alguien un poco sensato y confiable, así que dime, ¿crees que le gusto a Blake?

-Sí, creo que sí – respondió.

-¿En serio?

-Eso me pareció cuando vinieron al festival.

-¿Es de los buenos, verdad?

-¿Estás pidiendo mi aprobación?

- Estoy un poco asustada, Nick, sabes que parezco tener una brújula para equivocarme con los hombres.

-¿Te gusta?

- El héroe de mi última novela está inspirado en él – explicó.

-Eso responde ampliamente a mi pregunta, ten valor Kit, creo que esta vez te guiaron al correcto.

- Reza por eso, eres mejor que yo en eso – respondió y chocó su paleta helada con la de él.

Solo quedaban dos citas más, y Katherine sabía que Nick tenía razón, debía ser valiente pero no podía, ni siquiera había esperado encontrar a alguien que le gustara. Al ir a la agencia, ella buscaba escribir una novela, no que Blake se volviera alguien importante en su vida. Y ahora no sabía qué hacer.

No quería apresurarse, no quería equivocarse, así que iba a esperar, le quedaba un poco más de tiempo. Dos citas más.

Y seguía teniendo que escribir una novela, una que se negaba a avanzar. Hizo lo único que podía hacer, salteó escenas y trató de adelantar la historia.

-Tú deberías ser un poco más valiente que yo, al menos tu historia terminará bien, lo garantizo – le dijo a su protagonista femenina mientras escribía. Sí, ser escritora incluía hablar con seres ficticios.

Su penúltima cita era el viernes y de casualidad se topó con una noticia en internet que anunciaba una lluvia de estrellas para las primeras horas del domingo, o sea el sábado en la noche, no pudo evitar pensar en Blake y su casa con vistas al cielo nocturno. Y hasta creyó que Nick usaba sus influencias divinas cuando le llegó un mensaje del señor Callaghan.

"Leí que habrá lluvia de estrellas, pensé que te gustaría verla, ¿te parece que nuestro encuentro post cita sea en casa para cenar?"

"Sí, absolutamente SÍ" – respondió Kathe entusiasmada. Sonrió para sí misma, si un espectáculo del universo no era buena señal, no sabía qué podía serlo. En los días siguientes se obligó a escribir y pensando en la cita no cita con Blake para ver la lluvia de estrellas su mente se relajó y las palabras fluyeron, aunque hubo escenas que la tuvieron masticando chocolate y maldiciendo a seres imaginarios.

El jueves habló con Margarita, la alegraba mucho oírla tan mejorada y además su amiga le dio su  concienzuda opinión sobre lo que estaba escribiendo, le había enviado un borrador y sus apreciaciones le fueron de mucha ayuda. También hablaron de los preparativos para su cita a ciegas, Kit no se animó a contarle sobre su encuentro con Blake, no necesitaba más presión.

El viernes fue muy ansiosa a su penúltima cita, hasta último minuto pensó en cancelarla, postergarla y ganar algo de tiempo, pero el orgullo no le permitió ser cobarde y se encontró una agradable sorpresa, el hombre era muy agradable, más de lo que esperaba.

Pero quien en verdad le interesaba era quien pasó a buscarla el día sábado.

 




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