Tu Historia. Mi Historia. Nuestra Historia.

"No te vallas"

Pero eso no lo cambiaría jamás. Creí que no conseguiría a alguien que le gustará lo mismo que a mi, hasta que lo conocí. Conocí a mi amor verdadero.

Un día en mi casa había un chico un tanto peculiar, lo vi y no le preste atención, sino que seguí en mi libro.

Después lo vi en la mesa sentado en una de las sillas y escribiendo algo en un cuaderno gris, me dio curiosidad, pero solo me fui.

Al día siguiente lo volví a ver, sentado en la misma mesa escribiendo, me acerque a él y dije:

-Hola- me miró con una sonrisa plana.

-Hola- respondió.

-Disculpa, pero ¿Quién eres? No lo tomes a mal, pero como ayer te vi también aquí y no sé quien eres- río.

-Soy hijo de un compañero de tu papá. Mi papá me dejo aquí, porque no me podían llevar al lugar donde ellos iban- asentí viéndolo a los ojos,bueno a través de sus lentes de corrección negros.

-Ok, bueno estás en tu casa- dije y sonreí por cortesía.

-Gracias- dijo volviendo a su cuaderno.

Antes de irme voltee a verlo y le pregunte:

-¿Te gusta escribir?

-Me encanta escribir mejor dicho- reímos- ¿Y a ti?

-También, es como mi pasión- reí- ¿Y qué escribes? Claro si puedo saber- dije con nerviosismo. Vi que miró el cuaderno con duda y supe que no me diría.

-Tranquilo, yo tampoco daría a ver mis escritos- reí avergonzada.

Me fije en su letra y era hermosa, tenía una letra increíble, era medio cursiva, pero a la vez a molde, muy hermosa.

-Tienes una linda escritura- dije viendo el cuaderno y después a él, recordé lo que había dicho y lo corregí- No pienses mal, ni nada, solo que para ser hombre tienes una gran escritura- río

-Tranquila, no pasa nada, y gracias. Cuando te obligan a realizar caligrafías a lo largo de tu vida, este es el resultado- señalo el cuaderno.

Ella lo entendía muy bien, a ella también la había obligado a realizar caligrafías a lo largo de su vida, pero era algo que agradecía.

-Entiendo, a mi también me obligaron, pero lo agradezco.

-Eso si es verdad- dijo él viéndome- Soy Carlos- extendió su mano y yo la acepte con gusto.

-Soy Melissa, mucho gusto- solté su mano y rieron con un poco de incomodidad.

-Bueno, te dejo, no quiero molestar- dijo ella y con ademan se despidió del chico.

Él no quería que se fuera, pero su pena no lo dejo decir "No te vallas"




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.