Tu inocencia

Capítulo 28

Ginny se adentró en esa habitación con cautela. Dentro, Lucas sujetaba con fuerza la mano de su padre, quien estaba tumbado en una cama de hospital con una bata blanca.

Avanzó hacia ellos en la blanca habitación.

—No tenían que haber venido —dijo Tony casi sin fuerzas—. Es peligroso para ti.

—¿Cómo no iba a venir a verte, tío? —preguntó ella conteniendo sus lágrimas y abrazando a Lucas.

—¿Cómo estáis? —preguntó ella preocupada.

—Como un chaval, no ha sido nada —mintió él.

—Padre —regaño Lucas.

—Quería deciros que ahora me va a ser más difícil venir a veros, pero que os prometo que estáis seguros aquí —trató de resumir.

—¿Qué has hecho? —preguntó preocupado el señor, mientras trataba de incorporarse de la cama.

—Padre, el médico ha dicho que no hagas esfuerzos —le pidió su hijo y después se giró hacia la pelirroja en busca de una respuesta.

—Nada, hablé con Nicholas y se lo pedí.

Ginny pronunció "Nicholas" en vez de "Nick" a sabiendas de que nombrarlo así haría daño a Tony y Lucas. por el momento, era mejor no contarles todo el asunto.

—No te acerques a él —advirtió Tony—. No es un buen hombre.

Ginny desvió la mirada.

—Padre, hace lo correcto. Si consigue jugar con él tendríamos una gran ventaja.

Ginny comenzó a moderse el labio inferior nerviosa. ¿Jugar con Nick?, ¿cómo iba a decirles que se había enamorado por completo del enemigo? Que Nick no era como ellos se imaginaban.

—Nadie juega con Nicholas Varela y sale ileso. No te fíes de su apariencia. Ese joven es un fiel espejo de tu padre, pequeña.

Esas palabras provocaron verdadera repugnancia en la chica. No quería ni podía ver a Nick de esa manera.

—No te preocupe, tío. Lo tengo todo bajo control —mintió.

Entonces, la puerta se abrió provocando que los tres se sobresaltasen.

—Tranquilos, soy yo —pronunció Fede levantando la mano a modo de saludo.

Lucas y Tony se miraron confuso. ¿Se suponía que debían saber quién era ese chico?

—Fede, te he dicho que me esperases fuera —dijo Ginny agarrándole fuerte del brazo y tratando de expulsarlo de la habitación sin éxito.

—Me aburría —respondió encogiéndose de hombros.

El chico se soltó de Ginny y avanzó hacia Lucas sin despegar la mirada de él y su padre.

—Encantado, soy Federico Varela, pero todos me llaman Fede —se presentó.

Lucas y Tony se miraron perplejos. ¿Ese chico era familia de Nicholas? Y, en ese caso, ¿qué hacía ahí y tendiéndoles la mano como si nada? La puñalada había sido un claro mensaje y ¿ahora mandaba a su hermano pequeño a terminar el trabajo?

Lucas se abalanzó sobre él, pero Ginny se puso en medio.

—Espera, espera —le pidió—. Él lo sabe todo, confío en él. Es buena gente.

—Lo soy —añadió él orgulloso.

Ginny lo fulminó con la mirada.

—¡No me ayudes! —le chilló.

—¡Es un Varela! —espetó Lucas.

—No es como Nicholas, de verdad que no. Él no está metido en ningún negocio —trató de explicarle.

—Oh, por favor, no me ofendas. No tengo nada que ver con el carca de mi hermano, y si os ha hecho algo, lo siento. Es especialista en joder vidas. Es un amargado —respondió Fede apartando a Ginny y tendiendo de nuevo su mano hacia Lucas, quien no estaba seguro.

Lo miró en silencio. Sin duda ese tipo era un personaje. Parecía curioso, pero sincero. Y tampoco parecía que fuese demasiado inteligente como para estar en el negocio.

Estrechó su mano en silencio.

De pronto Tony comenzó a toser una y otra vez.

—¿Estás bien? —preguntó Ginny arrodillándose junto a la cama.

—Sí, mi pequeña, no te preocupes y márchate ya antes de que alguien se de cuenta de que estás aquí.

Ginny no quería irse, pero sabía que estando allí ponían en riesgo a todos, así que los abrazó y se fue.

—Cuídate mucho, mi pequeña —dijo Tony una vez la pelirroja se hubo ido.

Estaba preocupado. Sabía que no acabaría bien.

Mientras tanto, en el aparcamiento Ginny chillaba de forma incansable a Fede por haber entrado en la habitación cuando había prometido expresamente no hacerlo, mientras que Fede la ignoraba y pensaba en lo que había pasado y en lo bien que había hecho entrando y presentandose.

—¿Me estás escuchando?

—Aja —mintió él.

—¡Fede, esto es serio!

—Tranquila, te invito a comer algo ahora y lo hablamos.



#11847 en Joven Adulto
#44112 en Novela romántica

En el texto hay: mafia, carcel, romance

Editado: 17.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.