Tu inocencia

Capítulo 7

Ginny entrecerró los ojos. El sol le estaba dando de forma directa, y, aunque en el resto del cuerpo era agradable, los rayos que se dirigían directamente a sus pupilas eran bastante molestos, así que se giró en la tumbona y dejó que el sol bañase su espalda.

Nicholas salió al jardín para acompañarla, pero al verla la contempló algo extrañado como la chica en vez de tomar el sol con el bikini o bañador, lo estaba haciendo completamente vestida con sus shorts y su camiseta básica de tirantes.

—La mayoría de la gente toma el sol sin ropa —comentó sentándose en la tumbona de al lado.

Ginny se incorporó.

—¿Primero me dices lo bueno que eres y ahora me pides que me desnude? —Se rió—. Creo que primero deberías invitarme a un café o algo —bromeó burlona, pero esta vez Nicholas no se dejó avergonzar.

—Siento decepcionarte, pero no soy de esos que regalan flores y bombones —respondió este con una pícara sonrisa.

—No importa, nunca me han gustado las flores —comentó esta cerrando la boca del chico de nuevo—, pero los bombones sí, ¡apúntalo! —añadió entre risas.

Él negó con la cabeza divertido.

—Por cierto, hay algo que quería comentarte.

El tono de Nicholas era serio, así que Ginny se levantó un poco y se sentó junto a él.

—Dime.

—Guinevere, si no me equivoco el chico de la fiesta asiste a la universidad contigo.

Ella rodó los ojos. Nick había hecho los deberes.

—Así es.

—¿Quieres que tome cartas en el asunto?

—¿Cartas en el asunto? —preguntó conteniendo la risa.

¿De que clase de película de gangsters se había escapado ese chico?

—Sí —dijo serio—. ¿Quieres que abandone la universidad? 

Ginny comenzó a reírse.

—Sí, quiero que le llames al rector de la universidad y le pidas que expulse a Bastian porque me ha dejado —respondió entre risas, pero al ver el serio semblante del joven se dio cuenta de que estaba hablando en serio—. ¡Oh, dios, hablas en serio! —Hizo una pausa—. ¡No!, no quiero eso. ¡Eso sería tráfico de influencias, o chantaje, o cualquier otra cosa ilegal que tengas en mente! —explotó.

Ginny estaba molesta por lo que había ocurrido con Bastian, pero ese no era motivo para hacer que lo echasen de la universidad.  

—Está bien —respondió él como si nada mientras se tumbaba y cerraba los ojos.

—Mira ahora quien toma el sol con ropa —dijo Ginny para dejar el tema. Había logrado entablar una especie de conexión con Nick, y no quería romperla tan pronto.

—Mira ahora quien pide a quien que se desnude —respondió.

Ginny sonrió ampliamente, ¿dónde había estado ese chico durante el primer día? Este Nick parecía otro completamente diferente.

—¡Dios me libre de hacerle eso a los pobres vecinos!—dijo entre risas.

Ambos cerraron los ojos y disfrutaron de como el sol se reflejaba con suavidad en sus cuerpos.

Ginny estaba tan a gusto que apenas era consciente de que poco a poco su cuerpo si iba adormilando, cuando notó como unas cuantas frías gotas de agua comenzaban a caer por sus piernas. 

La pelirroja no pudo evitar que un pequeño gritito saliese por su boca a la vez que se incorporaba y veía a Fede con una sonrisa de niño malvado. El grito alarmó a Nicholas, quien asesinó con la mirada a su hermano.

—No te preocupes que tu aburrimiento con el muermo de mi hermano ya ha acabado, aquí estoy yo para mejorarte el día —dijo con una orgullosa sonrisa.

Ginny se rió, sin duda Fede era todo un espectáculo. Nicholas rodó los ojos, estaba harto de las tonterías de su hermano y su obsesión por ligar con todas las chicas con las que se encontraba. Se levantó y se volvió a casa.

Ginny se giró preocupada.

—Bah, olvídalo —dijo cogiendo a la chica de la cintura y levantándola de la tumbona.

—¿Y Damián?

—Se ha quedado hablando con un vecino de no se qué del vecindario —dijo encogiéndose de hombros.

En verdad el pequeño de los Varela no le había puesto ni pizca de atención a lo que su hermano le había dicho. Había estado todo el rato deseando volver a casa. 

—Bueno, ¿qué te apetece hacer? —preguntó él con tono pícaro.

—En verdad debería estudiar. No he hecho nada en todo el fin de semana —respondió ella disculpándose y yéndose a su habitación.

 Fede frunció el ceño aburrido, se adentró en casa y se sentó en el sofá junto a su hermano, quien tenía una sonrisa divertida en su rostro.

—¿Qué?, ¿no te ha ido bien con Guinevere? —preguntó sin poder quitar esa sonrisa de su rostro.

Fede lo miró con cara de pocos amigos.

—¿A caso te importa lo que haga con Ginny? —preguntó molesto.



#11852 en Joven Adulto
#44111 en Novela romántica

En el texto hay: mafia, carcel, romance

Editado: 17.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.