Capítulo 15
Mina
Tres días. Tres malditos días desde que Gregory se fue ese día en la mañana, desapareció en su mundo de mafia y deberes, dejando a mi mente atrapada entre lo que había pasado entre nosotros y el caos de mi vida dia
Si no fuera porque el estar con mi mamá me daba un poco de tranquilidad y del hecho de que cada día estuviera mejor era motivo de positividad y teníamos a Magi y a Alice, que desde un principio habían sido de gran apoyo.
Pero también me parecía que todo se volvía más denso, el hecho de no saber que va a pasar con mi padre me llena de nervios, y si Gregory no esta es como si el aire se volviera más pesado, como si algo malo fuera a pasar de la nada, aunque solo estuviera aquí encerrada y segura.
Era imposible no pensar en su cercanía, en lo que había sucedido esa noche, en ese beso, en lo que sentía cada vez que sus manos me tocaban. Maldita sea, nunca me había sentido tan confundida en mi vida y menos por un hombre.
Algo dentro de mí lo deseaba, y no sabía si eso me aterraba o me excitaba. Me sentía loca. ¿Cómo podía gustarme todo eso? ¿Cómo podía desear a un hombre como él, que vivía entre sombras y sangre? Pero realmente ¿No puedo?
Observe que Alice que estaba conversando muy animadamente con Magi y mi madre, mientras desayunábamos. Ella es más joven que yo y prácticamente es pura felicidad y es la novia de Anton, entonces no debe de ser tan malo tener a un mafioso en tu vida ¿No?
Mi teléfono vibró en la mesa, sacándome de mis pensamientos. Al ver el identificador, me llene de sorpresa y curiosidad, era Claudia y se supone que estoien mis días de descanso, no debería de llamar para nada del trabajo, ¿Mi padre iría a buscarme a la oficina? Dios, esperó que no.
—¿Mina? —su voz sonaba frenética cuando conteste, lo que me hizo fruncir el ceño.
—¿Qué pasa? —pregunté tratando de mantener la calma.
—El jefe quiere que vengas a la oficina, tu última nota sobre el museo... no aparece. El correo que enviaste con el archivo... No está por ningún lado. —
Mi corazón dio un vuelco. ¿Cómo podía no estar?, yo hice la nota y la envié, ¿Lo había soñado?, un pensamiento me invadir y se era peor aún, y si... ¿había sido borrado? Pero ¿Por quién? … Eso era absurdo.
—¿Lo buscaste bien? —pregunté.
—Sí, todo. ¿Puedo buscar en tu computadora? —
—Claro, adelante. —me levanté y caminé hacia la ventana, sin saber qué pensar. Sabía que el jefe lo había visto y aprobado pero esto me podría traer problemas, como por ejemplo perder el trabajo... eso podría ser fatal.
—Nada, no está ni en la papelera. No sé qué pasó, Mina, tienes que venir a ver si tú lo encuentras. —
—Está bien, voy para allá. —mi voz sonaba más tranquila de lo que realmente sentí
Cuando colgué, la ansiedad me invadió. Vi que las tres mujeres con las que estaba me estaban poniendo atención.
—Alice, te puedes hacer cargo de mi mamá, necesito ir urgente a la oficina, algo paso con un archivo que no pueden encontrar. —
—Por supuesto, tu tómatelo con calma, espero que puedas arreglar lo que sea que esta mal. —
—Gracias. —
Me despedí de mi mamá dándole un beso y fui por mis cosas.
Esto no era solo un problema de trabajo. Si me habían llamado era porque mi jefe estaba molesto, y eso significaba que había que dar respuestas. Tomé mi abrigo y me dirigí hacia la puerta. Pero antes de que pudiera salir, el teléfono vibró otra vez. Esta vez, el nombre que apareció en la pantalla me provocó un revuelo en el estómago, era Gregory.
—Hola. — ¿Mi voz sonó como una chiquilla colegiala esperando la llamada de su novio?, espero que no.
—Hola. — dijo Gregory con su voz ronca y aterciopelada, con una pizca de diversión. —¿Qué haces?. —
—Voy a la oficina, me llamaron por algo que pasado con un archivo que no encuentran. —intenté sonar casual.
Tardo más de lo usual para responder.
—No vas sola. Que uno de los guardias te lleve. —no era una sugerencia, era una orden.
—No hace falta, Gregory. —
—Haz lo que te digo, Mina. No quiero que te pase nada. —¿Cómo negar algo cuando él decía esas palabras con esa calma que me da escalofríos?... Aunque no de frío.
—Está bien. —dije finalmente, resignada. La verdad era que no tenía ganas de discutir.
— Hablamos mas tarde. —
—Bien. —
Poco después, un hombre apareció en la puerta, se presento como Nikc , otro de los hombres de Gregory, me miró con ojos fríos pero tranquilos.
—El jefe me dijo que va a salir, ¿Lista? —me preguntó, y yo solo asentí, dándole la dirección de mi trabajo.
Durante el trayecto hacia la oficina, mi mente no dejaba de dar vueltas. ¿Cómo podía estar tan tranquila si todo estaba fuera de control? Y lo peor de todo era que me estaba acostando a Gregory. Y luego estaba lo otro ¿Por qué quería hablar Gregory conmigo?, ¿Era por mi padre? o … ¿Por nosotros? Sea cual sea el motivo me pone nerviosa estar ante su presencia, pero también quiero hacerlo.