Tu Lado Apasionado

Capitulo 16

Capítulo 16

Mina

En el auto el silencio entre nosotros era ensordecedor, solo se escuchaba el ruido del motor y nuestras respiraciones.

Ya había dejado de llorar y solo sentía las lágrimas secas en las mejillas, pero dentro de mí, la angustia no había terminado. Mi respiración aún estaba agitada, como si el peso de Kevin aún estuviera sobre mí. Cada vez que cerraba los ojos para tranquilizarme, podía sentir sus manos, su aliento invadiendo mi espacio.

Me llevé las manos a los brazos, intentando frotar las marcas que dejó en mi piel, como si pudiera borrarlas.

Gregory estaba a mi lado, conduciendo con una calma que no se reflejaba en su rostro. Su mandíbula estaba apretada, y sus manos sujetaban el volante con tanta fuerza que sus nudillos se veían blancos. No me miraba, pero sabía que estaba tan lleno de ira como yo de miedo.

—Todo está bien Mina, no te pondrá ni un solo dedo encima de nuevo nunca mas— dijo sin apartar la vista del camino. Su voz era baja, pero había algo oscuro en ella.

—Sí… — y era verdad, lo sentía en el fondo de mi ser, pero aun sentía el miedo. Sentía un nudo en la garganta, y mi pecho dolía con cada respiración. Pero necesitaba tranquilizarme, Gregory llego a tiempo. —¿Qué… qué va a pasar con Kevin? — sentía curiosidad, por saber la respuesta.

Gregory no respondió de inmediato. Sus labios se apretaron en una línea fina, y su mirada parecía perderse en el horizonte. Finalmente, habló, con un tono tan helado que me hizo estremecer.

—Lo que merece. —

Tragué saliva, ya sabía lo que eso significaba, pero necesitaba oírlo de su boca.

—¿Lo vas a matar? —pregunté en un susurro, como si decirlo en voz alta fuera a hacerlo real.

Gregory apretó los puños sobre el volante, y su mirada finalmente se cruzó con la mía. Sus ojos estaban llenos de furia, pero también de algo más. Algo que no podía identificar del todo, pero que me hizo sentir un poco menos sola en ese momento.

—Eso es lo que merece ese hijo de puta. —

Su voz fue un golpe seco que me dejó sin aliento. No había espacio para dudas, para discusiones. Gregory era un tipo malo, lo sabía pero era mil veces mejor que Kevin.

—Bien… —dije tomado una bocanada de aire y quise decir algo más, pero las palabras no salieron. En el fondo, no podía negar que parte de mí se sentía mal, sabia que era algo malo, pero… Kevin se lo merecía y no me importa su destino.

……………….

Cuando llegamos a casa, Gregory me escoltó hasta la puerta de mi habitación. Agradezco que ya mi madre este dormida, no quiero decirle lo que paso, me sentía vulnerable, rota. Pero al girar el pomo y entrar, algo dentro de mí comenzó a relajarse. Estaba a salvo… al menos por ahora.

—Descansa, mientras yo esté aquí tú estás segura de todo y todos. —dijo, con esa voz firme que, por alguna razón, me daba más consuelo del que quería admitir. —Voy a encargarme de ese hijo de puta y vuelvo. —

Lo vi alejarse, y no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.

…………………

Gregory

Mina estaba a salvo. Esa era la única razón por la que no había perdido el control en ese maldito edificio, necesitaba que estuviera a segura. Pero ahora no había nada que me detuviera.

Conduje directamente a la mazmorra, nuestro lugar de tortura, donde Will me había dicho que ya tenían a Kevin. El bastardo no había puesto mucha resistencia, Nick lo atrapo apenas intentando ponerse de pie después de los golpes que de di, que no fueron ni un poco de lo que le espera esta noche.

Y ahora el maldito, estaba esperando su castigo, a mi merced.

Cuando llegué, el lugar estaba en silencio, salvo por los gemidos ahogados que venían desde el sótano. Bajé las escaleras lentamente, dejando que cada paso resonara como una sentencia de muerte.

Kevin estaba atado a una silla en el centro de la habitación. Su rostro estaba cubierto de sudor, y sus ojos reflejaban el miedo más puro que había visto en mucho tiempo.

—Por favor… por favor, señor Mikhailov, fue un error… no quise… —balbuceó, pero su voz se quebró cuando me acerqué y saqué un cigarro, así que sabe quien soy, entonces ya sabe que va a morir.

—¿Un error? —repetí, encendiendo el cigarro con calma. Solté una bocanada de humo y lo miré con una sonrisa fría. —Eso es interesante, porque no parecía un error cuando estabas encima de Mina. — solo de recordar la escena mi coraje se multiplico.

—¡Fue un malentendido! ¡Se lo juro!—gritó, tirando de las cuerdas que lo ataban. Pero yo no estaba escuchando. —Yo… yo creí que ella querría…—

—¿Sabes lo que odio más que un cobarde? —dije, acercándome lentamente. —Un cobarde que toma lo que desea, sin más razón que su propio capricho, porque tú y yo sabemos que Mina jamás te querría voluntariamente. — tiro el cigarro recién prendido y lo apago con la suela de mi zapato, en este momento no me está ayudando en nada. —Calienta la yerra — dije volteando a ver a Will,

Después de unos minutos escuchando los lloriqueos y suplicas de Kevin, Will me entrego un hierro al rojo vivo, y lo sostuve frente a su rostro, dejando que el calor lo hiciera retroceder, aunque no tenía a dónde ir.



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En el texto hay: amor, secuetro, mafioso dulce

Editado: 11.01.2025

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