Tu Lado Apasionado

Capitulo 20

Capítulo 20

Mina

Estaba sentada en la cocina, masticando el sándwich que mamá me había preparado, mientras Magi se movía con destreza entre los utensilios de cocina.

Aunque no lo admitiría en voz alta, la presencia de ambas mujeres me daba una sensación de paz, y mi sándwich estaba delicioso, y todo porque mi mamá lo había hecho, no le había quedado tan bien ya que solo uso una mano para prepararlo pero era lo mejor que había comido en mucho tiempo, solo porque ella me lo hizo.

Magi, felizmente, le preguntaba cosas al triviales mientras revolvía algo en una cacerola, mamá, le sonreía y le contestaba también alegremente, yo también sonreí al ver que cada día estaba mejor, casi era la misma mujer que recorda de niña, gracias a su tratamiento, cuidados y al buen ambiente del lugar.

De repente escuchamos el sonido inconfundible de la puerta principal abrirse.

—¿Quién será? —murmuró mamá.

Un presentimiento extraño me recorrió, así que dejé mi sándwich en el plato y me levanté para investigar. Salí al pasillo y justo en la entrada vi a Gregory.

Pero no se veía como de costumbre. No, estaba ahí, cojeando, con una mano en la pared para mantener el equilibrio y sangre escurriendo por su pierna derecha.

El grito salió de mis labios antes de que pudiera detenerlo.

—¡Gregory! —corrí hacia él sin pensar.

Él levantó la mirada y, aunque intentó sonreír, el gesto parecía más una mueca de dolor mientras daba un paso.

—Estoy bien, Mina —dijo, con la voz ronca.

—¿Qué te pasó? —Le agarré el brazo , ignorando el frío que me recorrió al verlo herido.

—Solo un rozón. —Intentó restarle importancia con un gesto de la mano— Pero necesito curarme. Luego te explico. —

Antes de que pudiera replicar, se separó de mi lado y empezó a subir las escaleras con pasos pesados. No lo pensé dos veces y lo seguí, sin importarme si quería o no mi presencia.

Cuando llegó a su cuarto, empujó la puerta y entró tambaleándose. Apenas crucé el umbral, mis ojos se detuvieron en la habitación. Era diferente a lo que había imaginado.

Los muebles eran de caoba, simples pero elegantes. La mesa de madera tenía algunos papeles desordenados junto a una computadora portátil, y las paredes no estaban decoradas con el estilo oscuro y amenazante que esperaba. Todo parecía... ¿normal?

—¿Qué haces aquí? —preguntó, girándose para mirarme.

—¿Dónde tienes las cosas para curar heridas? —respondí, ignorando su pregunta, que para mi era muy obvia la respuesta, lo quería ayudar.

—En el baño. —Se dejó caer en el borde de la cama y señaló hacia la puerta.

Fui al baño y encontré un botiquín en uno de los armarios. Cuando regresé, Gregory estaba de pie... quitándose los pantalones y la camisa, quedando solo en ropa interior.

Mi cerebro tardó unos segundos en procesar lo que veía, ya que era su pecho desnudo, que ya había visto y sus piernas... tonificadas, con bello y el tatuaje de la serpiente que antes había visto, no era tan pequeño, la serpiente se enroscaba desde la cintura baja hasta casi tocar la rótula de la rodilla, era magnifico.

Tragué con fuerza y desvié la mirada rápidamente cuando mis ojos, traicioneros, se dirigieron a su hacia su entrepierna. Por dio el hombre está herido, debo controlarme.

—¿Vas a quedarte ahí mirando o me vas a curar? —dijo con una media sonrisa.

Lo fulminé con la mirada mientras sentía la cara caliente, caminé hacia él, con el botiquín en mis manos.

Cuando vi de cerca la herida en su pierna, el corazón se me encogió. Era un corte profundo aún lado de la pierna, aunque él insistiera en llamarlo rozón.

—Esto se ve horrible. Posiblemente vas a necesitar puntos. —

—Alice puede encargarse de eso. — dijo despreocúpadamente, como si no fuera nada.

—Alice no está —dije mientras limpiaba la herida con cuidado.

—Entonces solo cúbrelo con algo. Estaré bien hasta que ella regrese.—

Me mordí el labio, preocupada, pero seguí sus instrucciones. Mientras vendaba su pierna, aproveché para preguntar:

—¿Qué te pasó? Pensé que eras invencible, Greggy. —No pude evitar soltar una risa nerviosa por llamarlo con por su apodo.

Gregory me miró fijamente, su expresión cambió. Era más seria, más oscura.

—Fue tú padre. —

La sonrisa desapareció de mi rostro al instante.

—¿Qué? —Mi voz apenas salió como un susurro.

…………………..

Me conto todo lo que Sergei había descubierto y como fueron a su casa para eliminarlo, por toda la mierda que estaba haciendo y que le hizo a mi mamá. También me dijo todo lo que pasó después, como le disparó, como huyó y como posiblemente murió en una explosión al querer huir.

Mientras más cosas me decía, no pude evitar que mi cara se contorsionaba de horror.

—Él… ¿Esta muerto? — le pregunte queriendo sacar el nudo en la garganta, que no sabía porque era, pero dolor definitivamente no era.

— No estoy seguro si está muerto, pero... no te preocupes. No podrá hacerte daño si sigue vivo. —

Lo miré, incapaz de decir nada. Mis pensamientos se enredaron en un torbellino de emociones. No sentí nada por la posible muerte de mi progenitor, y eso me asustó un poco, pero él quería matarnos, ¿Por qué debería sentir algo por él?.

………………….........

Gregory

Cuando Mina levantó la vista para mirarme, algo en su expresión me desarmó. Su preocupación era genuina, y eso me resultaba...inaceptable.

—¿Podemos suponer que si murió en esa exposion? —

—Eso quisiera, pero necesito comprobarlo.—

—Entonces ¿Aun no nos podemos ir? —

Una sensación de vacío se instaló en mi pecho con su pregunta.

—No. —Mi voz sonó más firme de lo esperado—. Aún es peligroso. Necesito asegurarme de que tu padre esté muerto antes de que te vayas.—

Aunque lo que dije era cierto, también había otra razón, no quería que estuviera lejos de mí.



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En el texto hay: amor, secuetro, mafioso dulce

Editado: 11.01.2025

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