Tu Lado Apasionado

Capitulo 35

Capítulo 35

Mina

La sensación de sábanas cálidas me envolvía, mi cuerpo estaba agotado, pero mi mente… estaba en paz.

Dormía profundamente, envuelta en una sensación de seguridad y comodidad, pero entonces, algo cambió.

Un leve movimiento en la habitación perturbó mi sueño, como una corriente de aire invisible que me hizo removerme en la cama.

No me desperté del todo… no hasta que lo sentí. Esa presencia fuerte e inconfundible.

Abrí los ojos lentamente, mientras tomaba una profunda exhalación, para despejar el sueño. Entonces lo vi.

Gregory estaba ahí.

Parado en la penumbra de la habitación, con los brazos cruzados y el rostro parcialmente oculto por las sombras. Parecía que estaba acechando a su presa.

Sus ojos estaban clavados en mí. Me giré en la cama, mirándolo con confusión.

—¿Gregory, hace cuánto llegaste? —murmuré con voz ronca.

Él se quedó en silencio por un segundo, y luego dio un par de pasos hasta quedar más cerca de la cama.

—No hace mucho, no quería despertarte, perdón minina. Solo que en cuanto llegue quería verte.

Mi cerebro aún no estaba del todo despierto, pero cuando vi su expresión, lo supe.

Ya estaba hecho.

Me enderecé lentamente, sin apartar la mirada de su rostro.

—¿Esta… hecho Alexander esta…? — Gregory asintió interrumpiendo mi frase.

—Lo prometí, ¿no?

No había dudas en su voz, no había posibilidad de que estuviera equivocado, era un hecho innegable. Alexander Baker estaba muerto.

Mi pecho subió y bajó lentamente, por un momento, no supe qué sentir. No hubo la euforia que esperaba sentir, era como si solo sintiera… vacío.

Pero a la vez sentí un peso que se deslizaba lentamente fuera de mi cuerpo, dejando un espacio que me permitía respirar totalmente.

—¿Seguro? — le dije en un susurro, sabía que sí, solo que tengo la necesidad de confirmarlo.

Gregory se acercó más, hasta sentarse a mi lado, luego se inclinó hasta quedar frente a mí, lo suficientemente cerca para que pudiera ver cada línea de su rostro.

—Estoy totalmente seguro que ese hijo de puta ya no existe en el plano terrenal.

Nos miramos en silencio hasta que solté un suspiro y asentí con la cabeza. Luego note algo que hizo que mi pecho se comprimiera. Gregory se veía cansado, posiblemente no había tenido un buen sueño en un par de días.

Pasé la lengua por mis labios secos.

—¿Y mi mamá?

—En su habitación. Se fue a descansar, pero esta bien.

—Bien, lo necesita.

Después de todo lo que había pasado, después de todo lo que había visto esta noche, lo mejor era que durmiera.

Tragué saliva y busqué su mirada cansada y entonces, lo abracé. Prácticamente me lancé a sus brazos y me aferré a él con toda la fuerza que tenía.

Él se quedó quieto por un segundo, pero luego, lentamente, me envolvió con sus brazos, como si no me quisiera lastimar, podía sentir sus grandes manos, que me sostenían con firmeza, pero a la vez hacia movimientos suaves en mi espalada.

Cerré los ojos y respiré su olor, era tan reconfortante tenerlo tan cerca de mí.

No sé cuánto tiempo estuvimos así.

Me separé ligeramente para mirarlo. Mi corazón latía fuerte, mi mano estaba temblorosa cuando subió hasta su rostro y acaricie su mandíbula con la yema de los dedos.

Gregory me miró intensidad.

—Mina… — dijo en un murmullo ronco pero no lo dejé terminar.

Lo besé.

Fue un beso lento, profundo, lleno de cosas que no sabía cómo decir en voz alta, un beso que no era solo un beso, Gregory dejo escapar un gruñido bajo y sus manos se aferraron más a mi cuerpo. Me sostuvo como si no fuera a soltarme jamás.

Cuando nos separamos, su frente quedó apoyada contra la mía. Ambos respirábamos agitados, como si ese beso nos hubiera robado el aire. Gregory pasó los dedos por mi cabello con una suavidad que contrastaba completamente con el hombre peligroso que era.

—Te amo Mina Clause… mi Minina hermosa y fuerte y eres la fuente de mi maldita felicidad. — la mirada de Gregory se hizo mas intensa. Y sus palabra me dieron un gran tirón en el corazón y no pude evitar sonreír ampliamente, sin importarme el dolor que eso hizo que sintiera.

—Tambien te amo Gregory Mikhailov, Mi Greggy, y aunque al principio te tenia miedo, ahora eres parte de mi corazón y quiero que ahí te quedes.

—Con gusto viviré por siempre ahí.

—Eso me gusta… hablando de vivir, mamá y yo nos vamos en unos días a mi departamento.

—Minina, te acabo de decir que te amo y tu también y ya me quieres dejar, no, eso no va a pasar, la casa es grande y solo se va a ocupar una habitación, que es la de tu madre, por que tu vas a dormir conmigo, de hecho no deberías estar aquí deberías estar en mi habitación, porque es nuestra habitación. Y no acepto no o replicas, es un hecho.



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En el texto hay: amor, secuetro, mafioso dulce

Editado: 03.04.2025

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