Alice
Tres días después.
Hoy amaneció lloviendo, y eso es raro en esta época del año, aunque no imposible, lo bueno que tengo un gran paraguas y no me voy a mojar de camino a la universidad y además hoy es viernes y como ya estamos en finales ya solo muy pocos profesores nos están dando clases completas, ya puedo respirar el fin de semana.
Estaba pensando en toda lo que aria el sábado y el domingo, que en si solo es limpiar mi departamento, pero quiero salir con los chicos, aunque no sé si ellos tengan tiempo.
Mientras llegaba a la universidad pensaba en que podríamos hacer, algo que no involucré bares o discotecas, o para el caso bebidas alcohólicas, cuando ya estoy cerca de la puerta veo no una sino tres camionetas negras polarizadas, me quede estática en mi lugar, no sabía qué hacer, ni que pensar, ¿están aquí por mí?, eso es lo único que puedo pensar, y lo confirmo cuando de una de las camionetas se baja el mismísimo Anton Mikhailov.
Realmente sentí como mi corazón se detuvo y deje de respirar hasta que ya no pude contener más la respiración y me forcé a inhalar aire. En cierta forma me sorprendió que este mafioso este enfrente de mi escuela y que en este preciso momento este caminando hacia donde estoy parada, pero lo que más me sorprendió es que se ve malditamente guapo como un demonio que te tienta con su belleza y te ínsita a querer pecar.
Rápidamente borro esos pensamiento de mi mente, no sé en qué diablos estoy pensando, en primera es un mafioso al que le di una cachetada, el mismo que mando a sus hombres por mi hace apenas unos días, y del que creía que ya no iba a saber nada, y ahora está casi parado enfrente de mí. Esta tan cerca que puedo ver su fría y penetrante mirada que me observa, y también puedo notar que es muy alto, no lo recordaba tan alto, no sé en donde estaba mi cabeza el día que me lo encontré en el bar, hubiera dejado pasar su insulto y nada de esto estaría pasando, pero mi carácter me llevo a esto.
_Yo… yo… ¿Qué es lo que se le ofrece?._ No fue hasta que termine de hablar, que note que mi pregunta era bastante estúpida, ni que fuera tienda de comestibles, para andar preguntando eso.
_mmmm, te recordaba más fea._ solo eso dice, y ya me acorde en que estaba pensando cuando le di la cachetada, me dan ganas de darle una igual, solo que antes no sabía quién y que era a diferencia de ahorita y definitivamente no me atrevería.
_Yo lo recordada más bajito._ demonios, odio cuando estoy nerviosa, se me sale lo primero que se me ocurre y no lo analizo, solo veo como alza una ceja, pero aun no parece enojado, eso me tranquiliza.
_¿Sabes por qué estoy aquí?._
_No, la verdad no._
_Creo que la grasa llego hasta tú cerebro, al parce se te olvido la linda cachetada que me diste no es así._ mientras lo dice se acerca mas y puedo ver como sus fosas nasales se dilatan, en clara señal de enojo, pero si antes estaba nerviosa y con miedo, ahora estoy molestándome, otra más y no me importa que sea el mismo satán, se va a llevar otra cachetada.
_ No, no se me olvida, solo que creí que ese asunto ya había quedado saldado y olvidado, así lo prometió._
_ Valla y ese tono de voz, pareces enojada, ¿dónde quedo el tono de niña tonta que tenías hace un momento?… y además yo nunca dije que lo olvidaría, me importa un carajo lo que te dijo mi Primo, ¿así que vas a hacer?._ me dice con tono frio.
_¿Qué, que voy a hacer?... creo que usted también tiene un problema en el cerebro, acaso su primo no le dijo que gracias a mi su vida se salvó, yo creo que eso ya es motivo suficiente para olvidar una simple cachetada, además en primer lugar no fue mi culpa, usted empezó, me insulto y yo solo respondí su insulto, ahora que si quiere una disculpa, ¡Lo siento!._ tan pronto como termino de decirlo, se acerca más a mí y, me toma del brazo izquierdo, y el dolor llega a mí, aun me duele el golpe que recibí de la camioneta hace unos días y su agarre hace que duela más, aunque no sé cómo puede sujetarme así con el brazo donde recibió el disparo.
_¿Quién te crees que eres para hablarme a mi así?._ me dice susurrando cerca de mí, esta tan cerca que puedo ver sus ojos y veo que son de un color verde jade, si no estubiera en esta situación, claramente los admiraría son hermosos.
_ Suélteme que me está lastimando._ le digo, porque de verdad me está doliendo mucho el brazo.
_¿Enserio?._ puedo notar el sarcasmo en su voz. _ Pero es el mismo brazo donde me dispararon, no es así, ya que tú me salvaste, no creo que tenga la suficiente fuerza para lastimarte de verdad._
_ Pues si me está lastimando, la fuerza que está ejerciendo en mi brazo es suficiente para que me duelan los golpes que recibí el día que sus hombres me arrollaron._ le digo viendo a Gregory, que hasta ahora veo que también está aquí, es un mentiroso. Pero no estaba preparada para lo que se venía.
Cuando Anton asimilo lo que le dije, me soltó inmediatamente, y su mirada se trasformó a una de confusión.
_¿Qué?._ pregunto en un susurro.
_ Bueno… cuando sus hombres vinieron por mí, hice lo que cualquier persona cuerda haría si ve unas personas sospechosas se la quieren llevar… me eche a correr y mi huida hubiera sido perfecta si tan solo hubiera alcanzado a cruzar la calle, pero no, su primo y otro de sus hombres me alcanzaron en la camioneta y me arrollaron, fue tan fuerte el golpe que hasta me desmalle, desperté en su casa y al poco rato usted llego inconsciente también y fue cuando intervine con todo y dolor y lo salve, yo creo que eso también es motivo para que olvide lo que paso, en comparación, lo que yo le hice, es una tontería, con esos golpes que recibí por ser semi atropellada fue como si me hubiera dado 15 cachetadas con su gran mano a su máxima potencia._ de repente quise borrar mis palabras ya que su mirada cambio, y fue sustituida por una de enojo más intensa, pero su mirada paso de mi a su primo Gregory y de vuelta a mí. _Bueno, no 15 cachetadas, ¿sino 5?._ de algún modo pensé que eso lo arreglaría, pero su cara no mostro ninguna expresión. _¿3?... ¿2?... ¿Ya estamos a mano y todo se olvidara?._