Capítulo 28
Alice
—Todo va a estar bien. — me dice Antón acariciando mi cabeza mientras me abraza y se saca su saco para colocármelo de tal forma que no se vea mi sujetador con la blusa rota y me lleva a la salida, no sé en qué momento, pero cuando volví a mí, ya estábamos en la camioneta y Antón estaba en el lado del conductor.
— ¿Vamos a dejarlo así? — le pregunto con un tono de susurro volteándolo a ver.
—Si, en un rato llega alguien. —
—Y luego ¿Qué va a pasar? — no me contesta pero sé que nada bueno le va a pasar, y solo por un segundo siento pena por él pero después me acuerdo de lo que paso y lo que habría pasado si Antón no llega a tiempo. Así que yo tampoco digo nada,
……………………….
Cuando llegamos a la mansión Antón me tomo en brazos y me llevo a la habitación y creí que solo me iba a dejar en la habitación y se iba a ir, pero no fue el caso, me acomodo suavemente y después se acostó alado mío.
— ¿Te duele algo? — me pregunta en un susurro mientras me envuelve con sus fuertes brazos y me daba un suave beso en la frente.
—Un poco la espalda y las manos. — le digo en un susurro, veo como tensa su mandíbula y me aprieta más fuerte en el abrazo. —Pero ahora mismo me quiero bañar y ponerme otra ropa—
—Esta bien, ¿Necesitas ayuda? — niego con la cabeza y me levanto de la cama y voy directo a la regadera.
Antón no me dijo nada pero durante todo el camino al baño pude sentir su mirada sobre mi.
Cuando abro la regadera, agua fría empieza a recorrer mi cuerpo aun con la ropa puesta y empiezo a temblar pero me doy cuenta que no es por el frio sino que estoy llorando.
—¿Nena, todo bien? — me dice Antón del otro lado de la puerta.
—Si. — Le contesto.
—Como un carajo, te escucho sollozar desde aquí. — me dice y abre la puerta del baño y entra. —Alice, háblame dime que sientes. — me dice con un tono preocupado mientras se acerca a mí y cierra un poco el agua fría y abre la llave de agua caliente, después de unos segundo empiezo a sentir agua tibia recorriendo mi cuerpo.
—Yo… yo se que no pasa nada, pero si me toco y puedo sentir sus manos en mi cuerpo y no puedo controlar el miedo y asco que me da recordar eso. — le digo volteando a verlo
—Ese maldito no debe de estar en tu mente. — me dice mientras se acerca a mi y sin importarle mojarse se inclina un poco y me besa, puedo sentir sus labios pasar suavemente por mis labios, después baja su boca por mi cuello mientas me da pequeños besos. —Donde te toco ese infeliz. —
—En la entrepierna…— le digo en un susurro y puedo escuchar que murmuro una maldición.
—Quería darte besos por todos los lados que te toco pero no puedo ahí. —
—¿Por qué no? —
—Nena, no puedo hacer eso, no cuando has pasado recientemente por algo así de traumático. —
—Yo quiero que lo hagas, necesito que tus manos sustituyan ese recuerdo. —
No me dice nada pero me empieza a quitar la blusa ya rota y después va por mi sujetador, cuando me lo quita puede ver como traga saliva cuando me ve, después se acerca y me da un pequeño beso en la oreja y pasa a mis labios y envuelvo mis manos alrededor de él.
—No puedo hacer esto, no hoy. —
—Te mereces algo mejor y hoy no lo vas a disfrutar, termina de bañarte por favor. —
Me dice dando la vuelta y saliendo pero antes de que me dela espalda por completo pude ver como en su pantalón había un gran bulto de algo creciendo ente sus pantalones.
Y solo pienso que si otro hubiera sido no le importaría la situación y hubiera continuado sin importarle que y ese pensamiento hace que mi corazón empiece a latir como loco.
…………….
Cuando termino de bañarme, me pongo una piyama que encuentro sobre la cama, y pienso que Antón la puso ahí para mí.
Estaba a punto de meterme a la cama cuando la puerta de mi habitación se abre y veo que entra Antón ya cambiado con ropa para dormir.
—¿Qué pasa? — le pregunto rápidamente.
—Nada, pero hoy no te voy a dejar dormir sola puedes tener pesadillas o lago así y quiero estar aquí contigo. — me dice mientras se acerca a mi y me ayuda a acomodar las sabanas. —Acuéstate. — me dice y yo lo obedezco en automático.
—Tú también. — le digo dando palmadas al lado de la cama que esta vacío. Se acomoda en el espacio y acomoda las cobijas sobre nosotros y me acerca a él, para poder abrasarme y yo paso mi brazo sobre su pecho y me acomodo lo más cerca de él.
No paso mucho tiempo hasta que me quede dormida entre sus brazos
…………………
Cuando despierto veo a un Antón dormido y me doy cuenta que dormí perfectamente toda la noche y Antón no se fue de mi lado.
—¿Despertaste? — me dice de repente.
—Si, creí que estabas dormido. —