Capítulo 35
Alice
Una vez que llegamos a la mansión fuimos directo a la habitación y tan rápido como toque el piso fui directo a el baño, quería quitarme la sangre y la sensación de suciedad de la bodega del cuerpo, al entra me quite la ropa y abrí la regadera, cuando volteo veo a Antón entrar al baño y me sorprendió, creí que se iba a ir a bañar o lago pero a su habitación, me sorprendí más cuando vi que se quitó la ropa, cuando su herida quedo expuesta vi que en efecto solo era un rasguño como me había dicho. Cuando se quedó totalmente desnudo camino a la regadera… a mi dirección. Se me entrecorto la respiración al sentir su calor tan cerca de mí.
—Debemos limpiarte la herida. —le dije viendo la herida donde ahora corría agua limpiando lo que queda de sangre seca.
—Está bien. — tomo mi cara entre sus manos. —Tú como estas. —
—Bien, solo estoy conmocionada y me duelen un poco los huesos. —
—Malditos bastardos… tú no estabas en el plan pero aun así saliste implicada, perdón nena. — me dice mientras me acerca más y me da un beso en la en la frente, yo envuelvo mis brazos en su cintura, sin rosar su herida.
—Pero todo salió bien, no hay nada que perdonar. — se separa un poco de mí y me mira intensamente.
—No te imaginas todo lo que paso por mi mente… creí que te perdía. —
—Pero no pasó nada… todo está bien. — Le digo y me elevo un poco para poder tomar su mara entre mis manos y darle un fuerte beso, pero la posición en la que estaba, mi cuerpo quedo totalmente pegado a el suyo y el me envolvió con sus grandes brazos, y no fue lo único que sentía grande, tan pegada a su cuerpo pude sentir el momento exacto en el que su miembro despertó y el beso que yo quería que fuera suave y reconfortante se convirtió en uno lleno de pasión y anhelo desesperado.
De repente deje de sentir el agua bajando por mi cuerpo, posiblemente Antón cerro la llave de la regadera. Cuando ya estaba a punto de romper el beso, solté un grito ahogado en su boca porque sentí como me cargo a su altura, lo que me obligo a poner mis piernas alrededor de su cintura y haciendo que rosáramos nuestras pelvis, lo que envió una ola de calor a todo mi cuerpo.
Antón nos saca de la regadera y se encamina a la cama sin cortar el beso, siento cuando me pone sobre la cama y es solo hasta entonces que termina el beso.
—No tenemos que hacer esto, el día de hoy ha sido traumático para ti nena. — me dice Antón tratando de levantarse, yo rápidamente aprieto mis piernas en su cadera y me sostengo firmemente de su cuello.
—Estoy malditamente estresada y esto me va a ayudar… además ya me excitaste… no puedes irte y dejarme así, te necesito. — al parecer mis palabras fueron un hechizo o algo así, porque en su mirada pude ver una gran lujuria y podía jurar que él veía lo mismo en mi mirada.
—Me vuelves loco nena. — Me dijo y volvió a besarme, esta vez no hubo más juegos previos, entro en mi rápido y con urgencia, al parecer el también necesita liberar estrés como yo y me dejo llevar sin pensar en nadie más que en él.
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Martes.
No fui a la escuela y los días restantes tampoco voy a ir, hoy por que Antón insistió en que me quedara aquí, al parecer aún tienen que hacer “Limpieza” por no decir que tienen que terminar de matar a los hombres de Berlusconi que se habían metido a la organización como espías y que ya los tenían identificados, otro de los motivos del plan de traición de Gregory a Antón y no quiere que corra ningún riesgo innecesario, y los demás días no voy a ir porque técnicamente ya termine todo lo relacionado con el semestre solo necesito ir a firmar unas cosas y listo.
—Alice ¿Estas despierta? — me pregunta Magi al otro lado de la puerta dando pequeños golpes.
—Sip puedes pasar. — en realidad estaba leyendo un libro que encontré en el estudio de Antón, solo para pasar el rato.
—Tienes visitas. — me dice asomando la cabeza y dándome una sonrisa.
— ¿Visitas?, ¿Quién? — realmente aquí no espero a nadie.
—Nosotros. — dice Anna y Lucas, asomándose detrás de Magi.
— ¡CHICOS! — Grito y aviento el libro que estaba leyendo y corro a abrazarlos.
—¿Cómo estás? — me pregunta Lucas
—Bien… dentro de lo que cabe. —
—¿Qué paso con Steve? — me pregunta Anna.
—Él ya no nos molestara más. — no dicen nada, pero sé que entienden que Antón no le pidió amablemente que se alejara, pero yo no confíeme su muerte. —Pero ¿cómo llegaron aquí?—
—Le hablamos al señor Mikhailov para preguntar por ti y nos dijo que estabas bien y que si queríamos venir a verte, para que mandara a alguien por nosotros y le dijimos que sí y paso a recogernos a el departamento de Anna. — Lucas parecía por alguna razón contento.
—Lucas parecía un niño que va aun día de campo. — dijo Anna mirándolo seriamente.
—Bueno nunca me llevan a una mansión de mafiosos y menos de visita. — yo solo lo miro con una sonrisa.