Capítulo 36
Alice
Ya es tarde, el sol casi se ha metido, Antón realmente me dejo descansar después de mucho tiempo, pero no me quejo realmente podría seguir sin parar si no tuviera otras necesidades fisiológicas que atender.
—Necesito comer algo, ya hace mucho que paso la hora de la comida. — le digo mientras me enderezo en la cama, él toma un mechón de mi pelo y juega en el enredándolo entre sus dedos.
—Está bien, vamos a ver que hay para comer. — me dice sin dejar de mirarme. —Sabes tengo tiempo preguntando algo. —
—¿Qué?, Formas nuevas y dolorosas de tortura. —
—¿Por qué carajos nunca has tenido novio?, Mientras más te miro más malditamente hermosa me parece. —
—Creí que eso no generaba ninguna duda, y todo estaba claro… es por mi físico… siempre he sido así, nadie piensa que una chica con sobre peso es linda, ningún hombre me miro de una forma diferente a una amiga o un estorbo. —
—No eres un jodido estorbo Alice. — me dice mientas pone sus manos sobre mi cara y me obliga a verlo.
—Lo se, pero no puedo controlar lo que las personas piensan de mí, antes me dolía pero con el tiempo dejo de lastimarme. —
—Los que piensan cosas negativas son estúpidos. —
—Entonces eras un estúpido. — le digo dándole una pequeña sonrisa. Frunce el ceño por unos segundos y luego comprende del porqué de mi afirmación.
—Si Alice, era el más grande estúpido del planeta y no sé qué hacer para que me perdones y no me guardes ningún resentimiento, pero sabes una cosa — me dice mientras hace una maniobra para que quede sentada a horcajadas sobre él. —Por más estúpido que actué creo que no cambiaría lo que dije, porque si no te hubiera hecho enojar nunca me habrías dado esa cachetada y jamás te hubiera conocido. — me dice mientras me da un beso rápido en los labios.
—Te perdono, de hecho nunca me enoje, en realidad estaba muerta de miedo, no sabía quién eras y cuando supe tu identidad casi me da un infarto. — le digo dándole una sonrisa, pero él esta serio, casi parece enojado.
—Necesito que sepas que de ahora en adelante no debes de temer a nadie ni a nada. —
—¿Ni a ti? — le digo dándole un beso en la punta de la nariz, lo que hace que la comisuras de sus labios se eleven un poco en casi una imperceptible sonrisa.
—Nunca a mi Alice, yo seré el celador y verdugo que se encargue de eliminar todo lo que te moleste o asuste, te daré este podrido mundo y todo de mí. — Ni en mis mejores sueños nadie me había dicho nada así, y había muchas emociones recorriendo mi mente en este momento, y lo único que hice fue darle un beso, que se hizo intenso.
Después de retirar mis labios de los suyos le doy una sonrisa.
—Creo que tenemos que parar, de verdad tengo hambre. —
—Yo también nena, pero no precisamente de comida, pero no voy a permitir que mi mujer se muera de hambre, así que vamos. —
………………………………..
—¿Cuándo crees que sea prudente ir a ver a tus padres? — me dice Antón mientras termino de beber el resto del jugo con el que acompañe a comida.
—Podemos ir en cualquier momento, ellos no van a salir. —
—¿Entonces te parece bien que vallamos mañana y les demos una sorpresa, en fin ya no tienes clases. —
—Bueno por la escuela no hay problema, los tramites y todo eso se va a hacer después de las vacaciones, pero creo que sería precipitado, no tenemos lo boletos, aunque si buscamos podremos encontrar vuelos aunque sean con escalas, ¿Tú no tienes cosas que hacer? —
— Si, pero hay necesidad de que este ahí, Gregory o alguien más se hará cargo. —
—No se molestara por dejar tus responsabilidades a un lado por mi. —
—No lo hará, lo que poso antes era parte del plan, los traidores que teníamos aquí tenían que ver que nos peleábamos, pero en si no se molesta, es su organización también. —
—Está bien, ¿Entonces empiezo a buscar los boletos de avión? — me da una sonrisa juguetona antes de empezar a hablar.
—No hay necesidad de eso, tengo un avión y solo es cuestión de llamar y estará listo. — me quedo con la boca abierta por la sorpresa.
—Claro, como no lo pensé, ¿Qué sería un mafioso sin un avión privado? — dije esto último en un murmuro pero lo suficientemente fuerte para que el escuchara.
—Exacto. — me da una gran sonrisa, que es lo mejor que puede ver, si Antón es tremendamente atractivo, cuando sonríe se ve como un dios… un dios de la muerte pero un dios al fin de cuentas. —¿Entonces mañana vamos a ver a tus padres?. —
—Sip. — no sé qué me asusta más, el hecho que conozca a mis padres o lo que eso significa en una relación… más formalidad.
—¿A qué hora quieres salir? —
—Cualquier hora, pero que no sea demasiado pronto. —
—Sobre las 10 de la mañana ¿te parece bien? —
—Si estaría bien. ¿Crees que me puedas llevar a mi departamento?— en cuanto lo dije se pone rígido.