Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#30 Cazadores de Lobos.

 

―Cuando las 7 lobas llegaron con su Líder Serena unos días después del suceso de la Gran Batalla, le relataron todos los hechos ocurridos en ese día inolvidable y tan doloroso para nuestra especie, sin omitir ningún detalle. Le informaron a mi madre que les dieron sepultura a sus cuerpos en un área inhóspita y al final las últimas palabras de Vincent... Todo el clan estaba reunido como era habitual al tratar asuntos importantes para toda la manada. Serena aún con su panza enorme, que parecía que iba a explotar de un momento a otro, debido a que atravesaba por la última etapa de gestación y la más peligrosa; se irguió frente a todos con su postura y su carácter imponente, de mujer emprendedora, capaz, autosuficiente. Lanzó una mirada profunda y escrutadora a su alrededor, escudriñando cada rostro.

>cuentan que todos se quedaron quietos, cayados y sintieron en todo su ser una ola de admiración y respeto por la entereza de esa gran Líder, su sola presencia trasmitía respeto y obediencia.<

Cuando habló sus palabras se le clavaron en cada ser de los que estaban presentes en ese lugar:

—«Ninguno de nuestros valientes hermanos merece que los recordemos con llanto, angustia o dolor ¡Son nuestros Héroes! y a los héroes se les rinde honor, tributo y respeto; pero no lágrimas.» Nunca serán olvidados, el luto lo llevaremos en cada uno de nuestros corazones. ¡Todos sabemos cual es nuestro deber y lo cumplimos aunque nos cueste nuestra inmortalidad! ¡Así como ellos! Cada uno de nosotros a vivido más de lo que merecemos, incluso algunos por muchos siglos, lo que equivale a tantas y tantas vidas para los humanos, que hasta se les pierde la memoria de sus ancestros ¡somos privilegiados! La Luna decide cuando darnos una vida>—decía mientras con su mano derecha acariciaba su vientre<—y nuestro Creador cuando quitárnosla; esto nos recuerda que aunque nos creamos inmortales, ¡no lo somos! por tal motivo tenemos que sembrar huellas imborrables de nuestro paso por este mundo, ¡como lo hicieron nuestros héroes caídos en ¡«La Gran Batalla de los Lobos contra los Vampiros»! y cumplir con honor y gloria con nuestro propósito que es eliminar a la Especie Vampírica de la fas de la Tierra.

―¡Mamá, la abuela llamó a la batalla como yo lo había pensado antes!―expresó la niña toda exaltada y emocionada por la coincidencia:

―A lo mejor te pareces a ella Lunita y hasta piensan igual, tal vez si existen las reencarnaciones y ella vive dentro de ti―luego de una pausa continuó con la historia―Los días pasaron y tu abuela que había asumido nuevamente sus funciones de líder tras la muerte de su esposo, decidió unificar a los pocos clanes que quedaban por el mundo, pensó que era mejor estar todos unidos, solo dejó un pequeño clan del otro lado del mundo, en el continente Asiático, para no perder el contacto con esa regiones africanas, europeas, asiáticas y del lejano oriente. Sabía que los que dejó en Asia eran muy pocos para tanta regiones, al igual que ellos no eran suficiente para todo el continente americano, aunque sí superaban en número a aquellos del otro lado del mar; pero lamentablemente su rasa se había reducido considerablemente.

Serena y su clan se asentaron en un poblado del Perú, muy cerca de la Amazona. Era un lugar muy tranquilo hasta el momento en el que un ejército de hombres los tomó por sorpresa y completamente desprevenidos. Cuentan que una mañana despertaron todos en el pueblo asustados por el ruido de disparos, al menos los que pudieron hacerlo porque esos malditos individuos entraron sigilosamente a las viviendas y mataron a algunos lobos aún dormidos en sus camas, cobardemente, con disparos directo a la cabeza o al corazón. Al parecer ya estaban enterados que la mayoría de los habitantes de esa aldea eran Lobos. Lo más probable era que alguno « o "algunos″» del clan se dejó ver inconscientemente por alguien en su forma de lobo, o peor aún, en su proceso de trasformación y pasó la información.

El caso es que tomaron al Clan desprevenido y lo suficientemente armados, bien preparados y entrenados. Serena se despertó por los ruidos de la batalla, ninguno le avisó por su condición y cuidaban desde afuera que ningún humano entrara a su morada, salió y comenzó a pelear contra esos seres despiadados e inhumanos que mataban sin piedad alguna a los suyos e incluso a los de su misma raza. Utilizó sus poderes para ayudar a todos los que veía en peligro; uno de los lobos que luchaba con valentía y ferocidad era tu padre, pero estaba siendo rodeado por muchos hombres armados apuntándole para matarlo y mi madre los hizo volar muy lejos de él. Luxor la miró agradecido y juró protegerla hasta el final de su vida, pensó que era la mejor Reina que podía tener la manada, se sintió orgulloso de pertenecer a su clan y de pelear al lado de ella.

Luxor fue uno de los que se reunificó al clan de la reina y le pareció una excelente idea poder estar en un lugar donde casi todos fueran de su misma especie. Los hombres que los estaban atacando vinieron muy bien preparados y conscientes de a qué se enfrentaban, se notaba que sabían muy bien lo que hacían y como eliminarlos, eran sin duda alguna los "Cazadores de Lobos". Todos miraban con horror como perecían sus familiares, sus seres queridos, los miembros de la manada. Era una Guerra cruenta, tu abuela se enlazó mentalmente con todos los integrantes de la manada y les dijo:

—«hoy no habrá compasión para los humanos, ellos iniciaron la guerra y se van a atener a sus consecuencias, luchen por sus vidas y las de todos los integrantes de la manada».

En medio del caos Serena entró en labores de parto y se desplomó en medio de aquella lucha, Luxor la vio y le pidió mentalmente a la manada:

—¡Cubran a la Reina!, yo la sacaré a como de lugar hacia el bosque.

Tu padre tomó a tu abuela en brazos y se adentró en la selva junto a unas Lobas que los siguieron para colaborar en el parto de su Líder, mientras se alejaba Luxor recibió un impacto de bala en su espalda, pero continuó erguido, nada lo detendría de cumplir con su tarea. Una vez perdido de la vista de los hombres, depositó a Serena suavemente en la hierba y le dijo mentalmente:




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