Mar de Luna y su hija iban temprano, con los primeros rayos de sol, hacia la escuela. Mariluna disfrutaba desde la altura del dorso de la espalda de su madre, la belleza mágica natural del bosque. La Líder avanzaba velozmente convertida en una increíble y magnífica loba albina, atravesando la vereda que ella misma iba formando. Al frente comenzó a crear en túnel adornado de coloridas y exóticas flores silvestres, la niña se había quedado con la boca abierta, muy impresionada con la majestuosidad de la increíble obra de arte que formaba su madre con la vegetación. Al llegar a la escuela se acomodaron como ya era su costumbre. Mar de Luna dio una introducción de los temas que iba a tratar durante el día y después de 2 horas de clases de Lenguas y de cálculos, comenzó con la siguiente historia:
-Luxor cuidó de la bebé, >osea de mí Lunita<como si fuera su hija, fue un líder ejemplar y un excelente padre durante toda mi niñez. Cuando tuve edad de entender las historias, le prestaba mucha atención, así como tu Lunita, aunque yo no fui tan inteligente; y me tardé mucho más que tú en comprenderlas. Muchas me las contaron una y otra vez durante toda mi infancia.
A medida que iba creciendo fui comprendiendo y analizando todo e incluso entendí que Luxor en realidad no era mi padre de sangre, escuchaba embobada todas las historias que me contaban de él y cada vez lo admiraba y respetaba más; sobretodo me hacia volar la imaginación la historia del enfrentamiento con los Cazadores de Lobo, en mi ensoñación imaginaba a tu padre como un príncipe, con lo tremendamente apuesto y varonil que es Luxor, admito que no me costaba ningún trabajo hacerlo; y a mí me veía como una hermosa princesa que rescataba de las garras del peligro, sin saber como ni cuando exactamente, todo ese inmenso amor de hija que sentía se transformó en amor de mujer, me enamore de mi padre sin darme cuenta.
Entré en la adolescencia y esa admiración, el amor y el respeto platónico que sentía por Luxor se transformó en otro tipo de sentimiento, mucho más carnal. Se materializaron mis ensoñaciones y mis temores se hicieron realidad, no podía controlar ese sentimiento avasallador que me quemaba el cuerpo. Mi subconsciente batalló con mis pensamientos prohibidos, en una lucha interna entre lo correcto o lo incorrecto, de amar a Luxor como hombre o como padre, hice hasta lo imposible por sacar ese amor loco e imposible de mi cabeza >solo yo se cuanto lo intenté< pero cada vez que creía haberlo logrado, sólo bastaba mirarlo para derretirme nuevamente de amor y de pasión.
Posar mi mirada en los maravillosos e hipnotizantes ojos azul turquí de tu progenitor, en ese instante me derretía completamente, siguen teniendo el mismo efecto en mí hasta hoy, y todos mis esfuerzos junto con mi consciente engañado se derrumbaba, volvía a gritar desesperada mi conciencia y a quererse suicidarse por lo pecaminoso de mis pensamientos. Soñaba con él hasta despierta, sus labios me tentaban y me torturaba no poder al menos rozarlos con los míos; pero Luxor solo me veía como una niña y lo que era peor aun para mí, como su hija... Hacía cualquier locura para que me viera como una mujer, me dejaba ver semidesnuda como por casualidad cuando me bañaba en la cascada, caminaba o me vestía sexi y provocadora en mi inocencia, resaltaba al máximo todo mi potencial atractivo físico para despertar el deseo sexual de tu padre, pero él no me veía o almenos como yo quería; porque en verdad yo era la luz de sus ojos y siempre estaba presente para mí, tengo que admitirlo. El caso era que yo quería otra cosa, algo que en ese momento a tu padre no se le había pasado por la cabeza. Entonces dejé de llamarle papá, era mi primer paso para sacar ese término de su cabeza, ya a esa altura estaba completamente convencida de que no quería que me viera más como su hija.
Un día, justo cuando cumplí los 18 años de edad, le pedí a Luxor que me llevara al bosque lluvioso, a un punto cerca de la cascada. Ese sitio de la selva siempre a sido mi preferido, la caída, el movimiento y el contante fluir de las aguas cristalinas siempre le han trasmitido una sensación de paz y armonía a mi alma. Ese día nos paramos en la orilla deleitados con el encanto del paraje, pero yo desvié mis ojos hacia su rostro tan varonil y atractivo, mientras Luxor seguía ensimismado en la preciosidad natural del paisaje. Me acerqué lo más que pude a su cara, poniéndome en puntillas de pie y murmuré su nombre para llamar su atención, él se giró siguiendo la dirección de mi voz y por mi cercanía, sus labios chocaron con los míos. Yo para no dejarlo pensar ni reaccionar, tomé su cabeza entre mis manos y besé sus labios con pasión. Luxor correspondió a mi beso por un momento, luego reaccionó y me apartó de su lado con brusquedad, provocando que perdiera momentáneamente el equilibrio y cuando estaba a punto de caer al agua, de lo alto de la roca en la que nos encontrábamos, él de forma rápida y espontánea me atrapó en el aire:
—¡¿Por qué lo hiciste?!―me espetó con voz ronca. Yo me sentí en ese momento, la peor de toda mi especie y rompí en llanto. Tu padre me apretó muy fuerte contra su pecho y me consoló con voz tierna y suave.
―Ssssssssh, no llores mi pequeña que me rompes el corazón―me decía mientras me acunaba entre sus brazos y me mecía como si aun fuera una bebé. Esas palabras sumadas a sus acciones me llenaron de valor y entonces le confesé el secreto que me estaba asfixiando y que ya no podía callar más.
―Me enamoré de ti, no se como ni cuando pero no te puedo ver más como mi padre, ¡tu no lo eres aunque me hayas criado como a una hija!―el me miró con una mezcla de dolor y asombro en esos maravillosos ojos y mi dijo:
―Tú siempre serás mi pequeña―su voz se quebró por el dolor, yo no pude aguantar más verlo así de quebrantado, confundido y sufriendo de esa manera por mi culpa.
Me aparté de un tirón de su lado, sus brazos no ofrecieron resistencia alguna, el estaba en un estado de trance, completamente desorientado y aturdido. Parecía que le había dado una paliza en vez de un beso, podía afirmar que estaba casi noqueado, creo que si en ese momento le hubiera dado otro beso sin dudas me declaraban ganadora del round, porque ni haciendo una gran excepción de contar hasta mil, se habría levantado. >así de afectado quedó tu padre ese día hija< Me trasforme y me fui del lugar lo más rápido que pude. Sentía su voz, tocándome la puerta en mi cabeza, pero no lo dejé entrar.
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Editado: 18.05.2022