Esa noche no regresé a casa, anduve meditando por la jungla, en lo que había hecho, déjame abrazar por la oscuridad y la soledad de la luna, buscando una forma de reparar mi error, pero ya lo pasado, pasado está.
>El pasado no se puede cambiar Lunita, por eso es que siempre debemos medir muy bien las consecuencias de nuestro actos, antes de actuar por un impulso; para luego no tener que arrepentirnos. Hay actos que nos marcan eternamente para bien o para mal, lo difícil es cuando arrastras contigo a inocentes por actuar sin previo razonamiento, son cosas que no te perdonas ni tu misma, tenlo presente pera que lo apliques siempre en tu vida hija<―reflexionó profundamente Mar de Luna y le trasmitió ese concejo de madre a su hija, no quería que su Mariluna cargara o arrastrara culpas que podía evitar si razonara antes de actuar impulsivamente, luego continuó con su historia de amor:
Tenía que pensar en mi futuro, que se oscurecía cada vez más tras los acontecimientos ocurridos en el bosque lluvioso tras mi arrebato de pasión y de locura, en dejar de amar a Luxor como mujer y amarlo como hija, de la misma forma que lo hice en mi infancia; pero era imposible, ya lo había visto como hombre e incluso me atreví a robarle un beso. Ya no había vuelta atrás.
Al día siguiente regresé, no me había comunicado con nadie en toda la noche.Todos estaban muy preocupados por mi ausencia injustificada y mi falta de comunicación, no entendían la razón de mi mal comportamiento y claro que Luxor no mencionó el motivo a ninguno de los integrantes del Clan. Me abrazaron todos y me preguntaron qué me había pasado:
—¡Princesa dónde estabas!
—¿Qué te pasó?
—¿Por qué no te comunicaste?
—¡Nos tenías muy preocupados!
...
Me tenían mareada con tantas preguntas que venían de diferentes direcciones, algunas más que preguntas sonaban a reclamo, me puse seria, ordené a todos hacer silencio si querían saber el motivo de mis acciones.Todos callaron a la vez, me miraron asombrados y con respeto, por primera vez me vieron como una mujer y se dieron cuenta que yo era su Reina. La legítima heredera del liderazgo de la manada de lobos.
Luxor se quedó muy quieto y en silencio, en el mismo lugar que estaba cuando yo llegué, él en ningún momento se acercó a mi a abrazarme o a hacerme preguntas como los demás, sólo se limitó a observarme pero vi en su mirada un reflejo de alegría y alivio por mi llegada.Tras escuchar mi orden y ver mi postura de líder su expresión cambió, me miró con curiosidad, expectante y se puso aun más rígido. Yo barrí con mi mirada a los nueve rostros curiosos y ansiosos que esperaban una respuesta por mi conducta, posteriormente les informe que había descubierto que tenía un don.
—Les informo que tengo el poder de controlar la flora, necesitaba tiempo para meditar y conectarme con mi nuevo poder, de verdad siento mucho el haberlos preocuparlo a todos por mi ausencia física y mi falta de comunicación mental; aún no me sentía lista para contárselo a nadie hasta este momento.
Luxor me miraba fijamente, lo sentía escudriñándome, no obstante yo evité encontrarme nuevamente con su mirada, que seguramente sería de asombro como la de todos a mi alrededor. Cuando salieron del pequeño trance comenzaron las felicitaciones y los abrazos, Estrella estaba tan feliz por mí, como una verdadera madre o hermana mayor lo estaría.Tu padre era el único que conocía el verdadero motivo de mi ausencia, pero yo quería que siguiera siendo nuestro incomodo y vergonzoso secreto; además el tampoco quería que nadie lo supiera. Lo sospechaba porque no se lo había contado a la manada, como pude darme cuenta, al ver que nadie cuestionó ni puso en duda la respuesta que les di.
Nuestra relación dio un giro de 180°, ya no eramos los mismos de antes y todos terminaron por darse cuenta de que algo muy grave tuvo que pasar entre los dos para que nos comportáramos como dos extraños. Luxor dejó prácticamente la responsabilidad de la manada en mis manos y yo fingía que estaba de acuerdo pero no era así, aun no me sentía totalmente preparada para asumir esa función. Lo extrañaba realmente, el pasaba todo el tiempo fuera y solo regresaba a dormir, yo me sentía muy mal y extremadamente sola.
Una tarde que andaba por el bosque formando una vegetación bien densa por los alrededores, nos encontramos frente a frente y lo abordé sin rodeos:
―No te escondas más de mí por favor―le manifesté mentalmente, ambos estábamos en forma de lobo.
―No lo hago―me respondió.
―¿Ah no?, ¿pues explícame que es lo que haces, porque yo nunca te veo?, llegas cuando me crees dormida y te vas antes de que despierte―me encorajinó su falsa respuesta y exploté.―si tanto te incomoda mi presencia es mejor que me vaya―le anuncié con tristeza.
―¡Irte!―sentí como si gritara en mi mente―¿para donde?
―He estado pensando que lo mejor para los dos sería que me vaya para Asia, con el resto de la manada que está del otro lado del mar. Justamente eso es lo que nos hace falta, tener un océano por el medio.
―¡Pero no puedes hacerme eso!, ¡no te lo permitiré!―exclamó con el rostro desencajado por la angustia y la desesperación que le causaron mis palabras y más que nada la alusión a mi partida.
―Sí puedo Luxor, porque a mí no me gusta el juego de las escondidas, tu no quieres verme, eso ya me quedó bastante claro.
―No es así Mar de Luna, tienes que ponerte en mi lugar, siempre te vi como una niña, ¡te amaba como si fueras mi hija! y de pronto me besas..., siento la dulzura de tus labios, tu aliento a frutas frescas, te tengo entre mis brazos y veo a una ninfa frente a mi..., pero eras hasta hace muy poco tiempo tan sólo mi pequeña, ¡mi adoración!, ¡la niña de mis ojos! y de un momento a otro me arrancas esa imagen paternal, casta y pura que tenía de ti, para ver a toda una mujer deseable y atractiva. No se que hacer, ¡me estoy volviendo loco!
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Editado: 18.05.2022