Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#34 Decisión drástica.

 

No fue nada fácil que tu padre me aceptara como su mujer, de hecho le costó muchísimo tiempo hacerse a la idea y tuve que poner todo mi empeño para lograr que me viera solo con esos ojos de enamorado que hoy me mira. La culpa lo torturó excesivamente por muchísimo tiempo, recuerdo que ese día, después del inesperado encuentro y mi impulsivo beso me expresó:

―Solo te voy a pedir que me des espacio, no vuelvas a besarme más, cuando esté listo yo lo haré―me miró intensamente, después del beso Luxor se había apartado un poco, pero aun así seguía muy cerca de mí y me miraba confundido, con una mezcla de emociones encontradas; pero en sus ojos brillaba el deseo y eso era suficiente para mí, me daba fuerzas para esperar el tiempo que fuera necesario para que se diera cuenta de que yo era una mujer ¡su mujer! y no su hija.

―Te prometo que ya no te evitaré más―continuó diciéndome emotivamente―yo nunca me escondí de ti, cada noche cuando llegaba y te sentía dormida, te daba un beso en la frente, como siempre lo hice, y me iba muy temprano para evitar tu mirada llena de preguntas, dudas o deseo...yo no podía lidiar con esta nueva realidad, ¡aun no puedo hacerlo!, necesito reflexionar y analizar nuestra relación.

Me decía con los ojos abnegados en lágrimas y por último me pidió con un hilo de voz:

—Prométeme que nunca te vas a separar de mí.

Yo sólo pude asentir con la cabeza a su petición, lo miraba emocionada y extrañada, sin poder articular un simple «sí» menos aún podía pronunciar un «te lo prometo». ¡Nunca lo había visto llorar! y me conmovía darme cuenta que yo era su única debilidad.

Durante todo un eterno año, al menos yo lo sentí así, Luxor me trató normal, con cariño y respeto. Yo cumplí con mi silenciosa promesa de no besarlo, hasta que él estuviera preparado y lo hiciera por su propia, espontánea y libre, voluntad. Me dolía que pasara el tiempo y que no lo intentara; pero por otra parte siempre esteba pendiente de mí, me ayudaba con les funciones de liderazgo y se respiraba armonía en el ambiente, a pesar de toda la tensión que generó, en un principio, por el primer beso y de que yo añoraba, la mayor parte del tiempo que lo tenía cerca de mi cuerpo, que me besara con pasión.

Todos los integrantes del Clan enseguida notaron el cambio de sus Líderes Alfas y ya se sentían más relajados, aunque nunca mencionaron ni preguntaron nada con respecto al tema nuestro.Tal vez dieron por sentado que era normal que entre padre e hija hubieran diferencias, que seguramente yo quería ocupar el lugar que me pertenecía como Líder y él consideraba que todavía no estaba preparada para asumir esas funciones.

La única que se veía disgustada era Jazmín. Ella nos miraba con recelo, como sospechando algo extraño por el cambio de actitud de Luxor conmigo; pero tengo que admitir que aunque aún no me había besado, poco a poco su trato hacia mí había cambiado, ya su actitud no era la le un padre con una hija precisamente, se acercaba mucho a mi cuerpo en ocasiones, me miraba más de lo normal y no se apartaba mucho de mi lado...  

Un día que había salido sola al bosque a inspeccionar las áreas adyacentes, como se había vuelto mi costumbre después de descubrir mis poderes, me gustaba la idea de impedir el acceso de cualquier extraño a las cercanías de nuestro hogar, sentía que era mi deber como Líder darles y crearle seguridad a mi manada y fue entonces que vi algo que no tenían que haber visto mis ojos.

A lo lejos observé a Luxor y a Jazmín, ambos estaban en su forma humana, yo avancé discretamente hacia ellos para que no notaran mi presencia, confieso que me dolía el pecho por los celos que sentí y en mi alma se instaló el desconsuelo y la desesperanza. El viento venía de la dirección de ellos, por lo tanto yo podía olerlos pero sabía que ellos a mí no, así que aproveché la situación a mi favor y ayudándome con mis poderes a ocultarme, me acerqué lo más que pude hasta escuchar claramente la voz de Jazmín, que hablaba en ese preciso momento.  

―...pero tu hija ya está grande, incluso la dejaste asumir el liderazgo de la manada antes de su mayoría de edad, podemos empezar una relación, yo se que desde muy pequeña no nos dejó estar juntos y yo lo acepté porque no quería que su infancia fuera triste, ya tenía suficiente con ser huérfana, pero ya tiene casi 20 años de edad, ya nos puede entender...

Yo escuchaba cada palabra y sentía que me moría, lágrimas calientes rodaban por mis mejillas sin poderlas controlar. Si él le decía que iba a empezar una relación con ella, estando yo ahí escondida, donde podía claramente oírlo todo, sabía con toda certeza que no iba a poder soportarlo. Sé que le había prometido que no me alejaría nunca de su lado, pero él estaba con Jazmín, ahora me quedaba claro a quién amaba realmente, ¡era a ella y no a mí!, que ilusa fui todo este tiempo, esperando un beso que nunca iba a llegar, ya era hora de dejar atrás mis fantasías con Luxor, para él sólo era su hija y así seguiría siendo para siempre, >me torturaba mi mente en ese momento, no hay peor enemigo, que tú propia mente< ¡¿pero por qué él se impregnó en mí?!, por qué me prometió que cuando estuviera listo me iba a besar?!. En ese momento me convencí que el sólo me había hecho eses promesas para que yo no me separara de él, no porque me amara como mujer sino porque me amaba como hija, ¡él no quería que su hija se fuera de su lado!

En ese preciso instante creí comprenderlo todo, Luxor siempre amó a Jazmín y yo no lo dejé ser feliz nunca. Me alejé de ellos tan sigilosa y rápido como pude, no quería por nada del mundo escuchar a Luxor declarándole su amor, aceptando una relación con ella... podía entenderlo, pero no soportaría escucharlo y menos aún verlos juntos, tenía que alejarme de allí, de su lado, de todo lo que me recordara a él, tenía que poner distancia entre nosotros, un océano por el medio sería mejor...

Cuando llegué a la cueva me encontré allí a todos reunidos excepto a Jazmín y a tu Luxor claro, pero yo sabía de sobra donde estaban e incluso me podía imaginar lo que estarían haciendo para ese entonces, le estaría dando a Jazmín todos los besos que un día anhelé para mí.




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