Esa noche oscura, casi sin estrellas en el cielo, solo con la compañía de una hermosa Luna llena plateada, que casi nunca se dejaba ver por causa de la espesa vegetación y las copas de los diversos árboles que nos rodeaban; nos adentrábamos a gran velocidad en nuestras formas lobunas, en el centro del bosque estepario de Europa oriental, templado, frondoso y mixto, tan extenso, (un área biográfica bastante grande que abarcaba diversos territorios de varios países) como una jauría de lobos hambrientos, impacientes por devorar cualquier presa que se cruzara en su camino.
Recuerdo claramente esa noche como si fuera hoy, casi volábamos por esa jungla, yo iba al frente de la manada, abriendo el paso con mis poderes para no perder tiempo y agilizar el proceso. Todo nuestro alrededor era tan claro para nuestros ojos, entre más oscuridad natural más se agudizaban nuestros sentidos. De repente el colgante de diamante de mi cadena comenzó a brillar tenuemente a medida que avanzábamos, al internándonos todavía más en la profundidad de la selva aumentaba su brillo, lo que indicaba que nos acercábamos más a los vampiros, resplandecía cada vez más intensamente, hasta que nuestros ojos divisaron una cabaña bastante grande, firme, bien elaborada y él corazón de diamante se apagó, lo que significaba que ya había cumplido con su objetivo. Era una vivienda hermosa, al menos así se apreciaba desde el exterior, relucía impresionante en medio de aquellos parajes solitarios, donde los hombres no habían llegado nunca.
Cuando estábamos a unos metros de la cabaña unos objetos filosos con reflejos plateados, salieron de la nada y se dirigieron en nuestra dirección, gracias nuestra formidable agudeza visual, mejor que la de un águila, combinada con nuestra sagacidad y agilidad logramos esquivarlos, al menos la mayoría y seguimos avanzando. De pronto salió a nuestro encuentro una criatura horrible y tenebrosa, ¡parecía una gárgola! con alas grandes, alargadas, con una punta en forma de garra en el medio de cada ala, donde precisamente se doblaban para ascender y descender en el movimiento de vuelo; tenía una piel que parecía de piedra, muy lisa y sin pelo. Cuando abrió su boca enorme emanaron unos colmillos gruesos, que fueron aumentando de tamaño hasta quedar muy grandes, blancos y puntiagudos; tenía una figura con rasgos humanoides pero era mucho más alto y fornido, media como dos metros y medio o tres, musculoso en extremo.
Solo se me ocurrió pensar en ese momento, mientras observaba sus dientes, que podría ser el famoso chupacabra (un críptido legendario, un ser que ataca a animales de diferentes especies en zona ganaderas o rurales, el nombre fue dado por sus hábitos hematófagos de la criatura, del que se cree que ataca a animales domésticos, especialmente cabras, succionando toda la sangre del cuerpo del animal) del que hablaban las tribus indoamericanas. Sostenía en sus enormes y fuertes manos una lanza de oro sólido con puntas de plata, tenía colocado una especie de cinturón medieval alrededor de sus caderas, en el brillaban varias hileras de balas de plata, se apreciaba de un lado el mango de un revólver antiguo y del otro lado relucía la empuñadura de una espada, también de oro, decorada exquisitamente con piedras preciosas.
La bestia armada se abalanzó volando casi a ras de tierra contra nosotros e intentó clavar su lanza en Luxor, tal vez por ser el lobo más grande e impresionante, el cual tomaría como líder de la manada. Yo se la quité enrollando una rama al rededor de la lanza, arrancándosela de forma rápida e inesperada y lanzándola muy lejos, pero sacó el arma de fuego que ya estaba cargada y apuntó a la cabeza de Luxor, a mí en ese mismo momento me sorprendió una lluvia de objetos filosos y tuve que defenderme, no pude proteger a tu padre, ¡pero Jazmín sí lo hizo!, cuando la criatura disparó ella puso su cuerpo en frente de él dando un salto en el aire y recibió el impacto del proyectil en medio de su pecho.
Luxor furioso se abalanzó en un gigantesco salto sobre la criatura que continuaba elevada a unos metros del nivel de la tierra y lo derribó, comenzó a morderlo y a darle zarpazos con sus fuertes y filosas garras. La enorme bestia de orejas puntiagudas y atemorizantes colmillos, intentó clavar esos filosos colmillos en el cuello de Luxor, pero al darse cuenta que le era imposible y que además estaba rodeado de muchos lobos, en posición desventajosa en el suelo, sacó la enorme espada, que resultó ser de plata maciza, en defensa por la embestida, otros lobos se le unieron en la lucha y el vampiro, con solo abanicar sus enormes alas con fuerzas, abatió a los lobos al mismo tiempo en el que se ponía en pie.
Por otra parte el resto de los lobos y yo nos dispersamos por toda el área para no ser blanco fácil de los vampiros >en ese momento aún no sabíamos cuantos vampiros podrían haber en ese lugar< cuántos nos atacaba desde su o sus escondites, pero no era capaz de dar la cara, yo me alejé del vampiro gargólico o chupacabra para no confundirme con el brillo que de nuevo emitía el collar por la presencia de ese ser de trasformación tan extraña y demoniaca.
Tenía el corazón en un hilo, por el temor de perder a tu padre y por las bajas que le estaban causando a nuestra especie, todos me dolían, ¡era mi manada!, yo era su líder y la responsabilidad de sus vidas me pertenencía, sentía que no lo estaba haciendo bien, no los estaba protegiendo como era mi deber. Una ves lo suficientemente lejos de ese ser que peleaba tu padre y con los otros lobos vi brillar con más fuerzas el diamante en dirección contraria de la criatura metamorfoseada, justo de donde salió repentinamente otra ráfaga de objetos plateados puntiagudos en mi dirección, la vegetación los detenía, lo recibían gruesas ramas o el tronco de un árbol los apartaban o las lianas lo lazaban lejos de mí, era como si el bosque tuviera vida propia, pero sabía que solo hacían lo que mi mente quería que hicieran.
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Editado: 18.05.2022