Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#48 Un lugar mágico.

 

Al día siguiente Adrián se despertó bien tempranito abrazado a un cuerpo femenino, acarició la tersa piel de la joven, era agradable sentirla, acariciarla... acercó sus labios a la espalda torneada y trazó una línea de pequeños y suaves besos hasta su cuello, ella se despertó con las suaves caricias de sus labios y se giró en busca de más...

Después de disfrutar nuevamente de ese joven, hermoso y agradable cuerpo, se dirigió al baño, luego al cuarto de de ropa o a su boutique particular, se vistió y se acercó al cuerpo femenino que aún descansaba sobre su cama completamente desnudo, con tanta rapidez que ella ni siquiera lo vio, y le dijo suavemente en su oído.

―Vístete, te voy a llevar al lugar donde vivirás mientras estemos juntos.  

―Sí―asintió la joven sobresaltada y con timidez, sintiendo su cuerpo completamente saciado de su deseo carnal por el príncipe, lo miró tan apuesto, su figura gallarda, tan varonil, con un traje de vestir azul, ni claro ni oscuro, con camisa blanca, que enmarcaba a la perfección sus fuertes bíceps, ella sabía perfectamente qué había debajo de ese elegante atuendo, sabía que era un cuerpo perfecto, musculoso, definido, encantador...y con sus zapatos de vestir de color negro, lo encontró perfecto.  

La joven obedeció después de ″comérselo‶ con la mirada, se levantó presurosa y se dirigió directo al baño, una ves dentro miró a su alrededor intimidada, ya había estado allí antes ″claro‶, pero no dejaba de impresionarla el tamaño, la exquisita decoración, el enorme espejo de cuerpo completo enmarcado en oro, se colocó en frente, se vio reflejado un cuerpo bien definido, con un rostro hermoso, sus ojos mostraban ansiedad, ilusión... con un poco de temor a lo desconocido, reparó en los dos hoyuelos que tenía aún en su cuello, aunque ya comenzaban a sanar, pronto no le quedaría ni la marca, pero sí el recuerdo, la excitaba sus colmillos incrustados en su cuello, mientras se movía rítmicamente en su interior... esa combinación ″dolor-placer‶ era divina...   El príncipe era su primera experiencia y por ahora quería que solo él le enseñara los placeres del sexo real, los de carne y hueso... agradecía haber tenido la suerte de ser escogida por Adrián, su nombre la llenaba, la enervaba, le parecía música para sus oídos, así que lo pronunció suavemente, muy por lo bajo para que él no la escuchara.

―Adrián Aragón...―se abrazó a su propio cuerpo, excitada, emocionada.    Estaría eternamente agradecida con el príncipe por haberla ido a buscar a la *Pirámide del Placer...*, ese era el nombre de aquel exótico lugar en donde la conoció. Apartó la vista del espejo, se volteó y bajó la mirada, el diseño del piso era como un sol de colores brillantes, paseó su vista por todo el lugar″asombroso‶ pensó, más que un baño parecía una habitación, era un lugar encantador, agradable, diseñado para relajarse, con una enorme tina de mármol con escaleras, «¡cabían como diez personas en su interior...!, ¡oso era demasiado!», demasiado grande para una sola persona es lo que quiso decir, optó por la ducha para bañarse normal, o lo que para ella era normal, se metió en el cubículo, cerró la puerta corrediza, abrió el grifo y una suave lluvia de agua caliente acarició su cuerpo desnudo, utilizó un gel de baño de una fragancia deliciosa hecha de extractos de frutas, que le provocaba comérsela más que untarlo en su cuerpo.

Se bañó lo más rápido que pudo, se secó con una de las toallas colgadas en un gancho y se puso una bata de baño que le quedaba enorme al igual que las pantuflas, se miró en el espejo por instinto antes de salir y le dio gracia el espectro que vio reflejado, salió y se encontró con unos ojos azul cielo que la miraron extrañado y luego divertidos, se dirigió un poco intimidada y acomplejada al lugar donde había colocado su ropa la noche anterior.

―La ropa la tienes encima de la cama―le dijo Adrián, ella se sobresaltó con su voz dominante y se paró en seco, luego reaccionó y se acercó a la cama, vio un hermoso vestido color uva, de un exquisito y romántico diseño, con un cinturón fino, rodeado de perlas blancas y adornada su hebilla con pequeños diamantes, ropa interior a juego, un fino abrigo color blanco con plumitas color uva como el vestido, formando un curioso y bello diseño digno del cuello de una reina, un moño de perlas con un diamante en el centro. Descendió su mirada y vio en el suelo unos zapatos blancos asombrosos, de tacones semi-altos con piedras de la misma forma de la hebilla del cinturón. Estaba encantada y con los ojos muy abiertos, él se retiró para que ella se vistiera y justo cuando estaba casi lista poniéndose el último zapato él entró, terminó y se puso de pie, su largo vestido descendió delicadamente  hasta sus pies, dejando ver solamente la parte delantera de sus delicados y fino zapatos, sintió una suave briza y en un segundo él estaba frente a ella, sus ojos reflejaban admiración y deseo.  

―Creo que es mejor que mire a otra parte o tendrás que volverte a vestir...―ella tragó saliva y sonrió con los ojos brillantes de deseo, había mucha química entre ellos... pero no creía que su cuerpo maltratado pudiera aguantar otro combate cuerpo a cuerpo... él lo sabía.

Adrián le mostró una caja de terciopelo y se la colocó entre sus manos, ella la observó curiosa.

―Ábrela―la apremió, ella obedeció inmediatamente y en su interior encontró un hermosa gargantilla de perlas blancas relucientes, con un colgante de diamante, a juego unos pendientes y una pulsera,¡eran increíbles!, ¡eso valía una fortuna!, pensó la joven. El tomó la gargantilla con sus manos varoniles, giró a la muchacha con delicadeza y se la colocó, trazó una línea con su dedo índice por su frágil y blanquísimo cuello, era tentadora su tersa piel...

―Lista, vámonos―la tomó entre sus brazos la apretó suavemente contra su cuerpo, rodeó su cabeza con su mano izquierda tapando sus oídos―Ya sabes, aguanta la respiración y cierra los ojos, cuando lo hizo se dirigió hacia la salida y luego hacia el garaje subterráneo, se detuvo al lado de un BMW i8 de color negro, muy brillante y reluciente, parecía acabado de salir de una agencia.




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