Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#56 Un rayo de esperanza.

 

Laura se encontraba en su cuarto, pensando en Andrés como cada día de su mísera vida, se sentía culpable por lo malo que le podía haber pasado, hace medio año que ni sus padres sabían de él, cada día esperaba con ansias noticias suyas y rezaba porque fueran buenas, ella lo alejó de su vida porque no quería su lástima... ahora entendía que Andrés no era del tipo de hombre que ama la condición física por encima de lo demás, no valora más lo exterior que los sentimientos, ¡todo lo contrario!, pero en aquel tiempo había quedado tan afectada física y psicológicamente que no fue capaz de pensar con claridad, además se sentía culpable por la muerte de su pequeña hija y sentía que ya no valía nada como mujer. Las terapias le habían servido de mucho, en sumo grado, muchísimo tenía que admitirlo, sin ellas jamás se abría recuperado, aunque tardó demasiado tiempo, por su culpa llevó a Andrés a malos pasos... arruinó no solo la vida de ella sino que también arrastró al vacío la de él, la de ese hombre magnífico y especial que la amó más que nadie en esta vida, que luchó por ella y se lo demostró en innumerables ocasiones, recordó las palabras de él en el hospital y lo fría y dura que ella se portó...

—Mi amor, yo se que estás pasando por el peor momento de tu vida y aunque este es también, sin duda alguna, mi peor momento; entiendo que para ti es aún mucho más difícil. Se que tienes todas las razones del mundo para sentirte así, pero no me dejes fuera. Yo estoy aquí a tu lado, para siempre. En las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud, en las alegrías y en las penas, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte nos separe. ¿Recuerdas amor? ¡Yo lo prometí! y tu también lo hiciste si mal no recuerdo... Si yo estuviera en tu lugar no querría que te apartaras de mi lado amor, tu eres el pilar que me sostiene y yo quiero ser para siempre el tuyo...

Pero ella sólo lo miró enojada y le había hablado muy mal, hiriente, déspota, como si lo despreciara o lo odiara, como si fuera una basura, el peor hombre del mundo, cuando era todo lo contrario. Claro que ella no sintió nada de eso por él, sólo había perdido las ganas de vivir...

―No quiero tu lastima, mejor lárgate de aquí...

No quiso recordar nada más de ese día... sentía vergüenza de sí misma, no podía creer lo mal que estuvo... Hace unas semanas atrás fue al club nocturno con unas amigas, ella no quería salir pero la convencieron junto a sus padres.

—Siempre estás encerrada—planteó por último su padre Carlos Alberto con el rostro compungido, importante ante la misma negativa de siempre.

Fue el mejor argumento de todos y fue cuando se encontró con Damián, él le contó sobre el estado tan lamentable en el que cayó su Andrés, sin omitir ningún detalle, le dijo que hacía como 2 años que no lo había vuelto a ver, después de la conversación que tuvieron.

—...pero ese mismo día lo vi conversar hasta tarde e irse con unos tipos ruidos que me dieron muy mala espina, después de eso no volvió a saber de él...

Más o menos esas fueron sus últimas palabras y bastaron para dejar a Laura al borde de una crisis nerviosa. Después de hablar con Damián conversó con el barman... al averiguar que llevaba trabajando allí varios años le preguntó por Andrés y este, al entrar en confianza, terminó por darle la dirección de la pensión donde lo enviaban cada noche, cuando ya no era capaz de sostenerse en sus propios pies...

—Cuando estaba completamente ebrio hablaba mucho de su amada exesposa Laura y de la niña que perdieron..., esa tragedia lo hundió en el vicio, quizás trataba de ahogar un poco su inmenso dolor en el alcohol. Los trabajadores de ese entonces y yo lo apreciaban y consideraban, no por ser amigo del jefe, sino por ser una excelente persona, cuando se enteraba que alguien tenía un problema lo ayudaba en todo lo que podía: con consejos, apoyo económico o con su trabajo, a mi me terminó de construir mi casa..., cuando perdía el conocimiento lo mandábamos en taxi a la dirección que le di. Espero nunca enamorarme tanto de una mujer y mucho menos perder un hijo, esas dos cosas a la vez te pueden enloquecer o destruir.-concluyó el barman reflexivo y un poco perdido en los recuerdos que tenía de aquel hombre destrozado por sus pérdidas.

Laura no le dijo en ningún momento que ella era esa mujer que lo dejó... pero no hizo falta, el barman sabía quién era realmente. Conoció mucho de la historia trágica de Andrés y su familia, sabía que la mujer había quedado invalida; aunque no hizo ningún comentario al respecto y Laura creyó que el hombre se tragó el cuento que solo era una amiga de la universidad.

Esa noche lloró hasta el amanecer, no podía creer lo egoísta que había sido. Al día siguiente fue a la pensión y se habló con la dueña, una señora muy atenta y amable. El lugar era muy modesto pero trasmitía calidez. Pudo darse cuente que estimaba en gran medida a su Andrés y que estaba muy preocupada por él desde que partió para la Amazona con esos hombres que no le agradaban para nada.

—¿Usted los conoció?

—Una que otra vez estuvieron por aquí buscándolo y no me trate de usted, llamé Eneida.

—Está bien, Eneida, ¿y por qué no le agradaron?

—Porque tenían pinta de criminal, hampón, malhechores o de asesinos...

Así los describió en general y no había vuelto a saber nada de su paradero desde que partió con esos individuos rumbo a la selva Amazónica. Laura en ese momento había sentido un escalofrío recorrer todo su cuerpo, sintió terror al imaginar que él estuviera muerto. Se despidió de la agradable señora Eneida, no aguantaba más seguir allí sin derrumbarse.

—Muchas gracias por tú atención.

—No hay de que Laura, Andrés me hablaba mucho de ti, ¿sabes?, hasta siento que te conozco desde antes.

La acompañó a la salida, su chofer que la esperaba la ayudó a subir al coche y guardó la silla de rueda en el maletero. Por último fue a ver a sus padres, Sofía y Antonio eran personas tan maravillosas, siempre la trataron con cariño, con respeto, amablemente y ella se apartó también de ellos, se sentía el ser más horrendo y despreciable del mundo... Se cerró peor que una ostra y tardó muchísimo en salir, tanto que lo más probable era que lo haya hecho demasiado tarde...




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