Capítulo#65La sorpresa.

Cuando Laura logró caminar sin dificultad le dijo a su hija que ya era hora de contarle su secreto a Andrés, después que él se fue a trabajar salieron de compra, se probaron ropas, zapatos, prendas interiores, adornos y más... compraron todo lo que necesitaban para verse divinas, luego fueron a un salón de belleza, donde las dejaron como misses, mucho más hermosas de lo que ya eran, con los cabellos que parecían que promocionaban una marca de shampoo, o de algo para el cabello de la mejor marca. A la niña le hicieron nada más que lo apropiado para su edad, se hicieron manicure, pedicure y todo lo que se hacen las féminas en un salón de este tipo más aún cuando tienen para pagar lo que sea.    

Después de la comida se dedicaron a descansar sobre las tumbonas de la piscina, Laura tenía la intención de darle un aire bronceado a su esbelto cuerpo, aunque sin ningún resultado, por más que se exponía al sol no cambiaba su coloración de piel, ni la de ella ni la de la menor. Ambas esperaban ansiosas la llegada de Andrés del trabajo.  

Hoy había tenido un día intenso, por suerte su mente ya estaba despejada, Laura estaba bien, saludable y habían vuelto a ser una pareja en todos los sentidos. La vida le estaba sonriendo. En el trabajo le iba muy bien, ya había terminado una de las obras pendientes y las demás iban viento en popa y a toda vela, así como su vida, en vez de un sol en su mundo, tenía dos que brillaban intensamente, ¿qué más le podía pedir a la vida?, todos notaban su cambio, su animosidad, su buen humor. Regresaba a ser el Andrés de antes,(antes del accidente) todos los que lo conocían de aquellos tiempos, que eran la mayoría, se alegraban por él. Era una de esas personas que todos  estiman, respetan y admiran al mismo tiempo. Cuando su amigo Mario le preguntó por el motivo de su dicha, le dijo que su esposa estaba mejorando... este se alegró, sabía que Andrés había sufrido mucho, la perdida de un hijo es algo insuperable... Ya la obra del sótano de su mansión estaba terminada, los últimos detalles los hizo él personalmente, incluyendo las cadenas, no le agradaba para nada la idea de encadenar a su mujer, era lo único que lo entristecía un poco, pero era por el bien de todos y de ella principalmente, si mataba a alguien..., un ser tan sensible como era ella, se iba a marchitar por la culpa. Tenía que admitir que él tampoco soportaría la culpa de que por tenerla a ella a su lado, viva, aunque fuera de esa forma sobrenatural, alguien perdiera su vida, ya su conciencia le pesaba por el hombre que tuvo que matar para defender a su hija... sacudió la cabeza, como queriendo sacudir los malos recuerdos. Por hoy había terminado su trabajo así que se encaminó rumbo a su hogar.  

Cuando llegó y no vio a nadie en la sala, ni en los alrededores, se dirigió directo a la piscina, al llegar las vio a ambas tumbadas, con los ojos serrados, aparentemente dormidas. Decidió llamarlas suavemente, si no le respondían se tiraría también en una de las tumbonas a acompañarlas en el sueño vespertino. El ocaso estaba cercano, pronto se escondería el sol entre el oeste y el norte atravesando el plano del horizonte.  

—Hola mis amores, ya llegué.—ambas se levantaron enseguida y fueron a abrazarlo, no estaban dormidas, fingían que lo hacían, era parte de su estrategia para sorprenderlo. Cuando vio a Laura caminando, casi infarta pero de alegría, «¡mi amada esposa caminando!, ¡es imposible, increíble, extraordinario...! los calificativos se me quedan cortos...  y se ve tan atractiva, ambas lucen hermosas, como modelos de pasarela»,pensó eufórico, los ojos se le aguaron, se quedó sin habla, estaba feliz pero sorprendido, alelado, pasmado. Laura enredó sus brazos alrededor de su cuello, depositó un beso fugas en sus labios y la niña se le agarró de sus pies, el se quedó literalmente paralizado, como un soldado, sin reaccionar .

―¡Sorpresa!―le dijeron ambas después de abrazarlo y se pararon en poses coquetas y seductora, como cuando una modelo camina en una pasarela y llega al frente y se detiene en una pose especial, pera que el publico aprecie el conjunto exhibido y admire la belleza de la modelo, justo en esa pose en el momento en que se detiene, se pararon ambas y de verdad que lograron su objetivo, impresionaron a Andrés, admiró a su hija y se babeó por su esposa, es una metáfora, pero sí que lo excitó inconscientemente, se podía apreciar en lo muy apretado que de pronto se le puso cierta área del pantalón. Laura lo notó y sonrió traviesa, más tarde en la intimidad de su habitación se encargaría de esa parte y de mucho más...

—Es increíble, fantástico...—fue lo único que logró articular emocionado hasta lo indecible.

―Quería darte una sorpresa, ese día cuando desperté de mi inconsciencia, moví el dedo gordo del pie, fui trabajando en un principio con los ejercicio de rehabilitación que me hacían después del accidente... Mariluna me ayudó, fui avanzando poco a poco, paso a paso creo que lo define mejor―sonrió orgullosa de si misma y complacida por la mirada sorprendida combinada con deseo de su esposo. Las lanzó a ambas para la piscina con zapato y todo, sin importar lo elegante que estaban vestidas, ni lo bien peinadas que estaban. Ambas cayeron en el agua, no les dio tiempo ni a reaccionar, esa parte de la piscina era honda y no daban pie, pero él sabía que ambas sabían nadar, además el estaba ahí para ser su salvavidas si lo necesitaban, aunque lo dudaba,  presentía que lo más probable es que fuera él el que necesitara ayuda, con las cosas que estaban pasando últimamente, tenía una hija y una esposa que no eran humanas, pero las amaba y las quería toda su vida a su lado.

―Se lo tienen merecido por engañarme. Es un castigo jovencitas.―les habló como si las estuviera regañando, muy serio y todo, pero por dentro reía, sus ojos reían, se mordió el interior de los cachetes por dentro para no reír y se lanzó, también con ropa y zapatos puestos, jugaron, rieron, nadaron, conversaron, chapotearon, se tiraron agua, pero no se percataron de unos ojos asombrados y perplejos que los miraba desde la puerta.