Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#77 El lugar favorito.

     

Se le ocurrió hacer un examen sorpresa para tener una oportunidad de hablar con Mariluna, como ella estaba sentada al final junto a su amiga y ninguna hablaba durante su clase, ni respondían a sus preguntas dirigidas al salón en general, pensó que no eran muy inteligentes o no estaban al nivel de los demás estudiantes. Entonces si aplicaba un examen sorpresa ellas serían las últimas en terminar, pensó entuciasmado, la idea de proponerle clases particulares lo enervaba, ver a Mariluna entregar su hoja de examen de última o casi, era lo único que necesitaba para acercarse de forma “casual” a la hermosa joven que lo atraía como un imán, por eso mismo fue que ordenó que se retiraran a medida que entregaran su hoja, dándoles el resto del tiempo de su clase libre. Pensaba, más bien daba por sentado que Mariluna y su compañera quedarían de últimas, o en último caso una esperaría a la otra, de cualquier forma lo favorecería. Era un plan infalible, con el tendría la escusa perfecta de ofrecerle clases extras a ella o a su amiga, la verdad no importaba para empezar, si se acercaba a Sandra tarde o temprano se acercaría a Mariluna, así se vería casual y más apropiado, no quería la menor posibilidad de rechazo; pero contrario a lo que esperaba ella y su compañera fueron las primeras en terminar y cuando los revisó eran correctas totalmente sus respuestas por lo que ambas obtuvieron la nota máxima, las apariencias engañan se dijo, un plan fallido. Entonces recordó lo primero que hizo el día que comenzó a dar clases, se presentó formalmente, no con su verdadero nombre, sino que utilizó el nombre del profesor que suplantó, Alexander Giménez, e hizo que se presentaran todos sus alumnos, uno a uno poniéndose de pie y diciendo nombre y apellidos, edad y número de teléfono, con la escusa de verificar si coincidían con los datos que le entregaron en la dirección; pero lo que realmente le importaba era conocer el nombre de la joven por la cual estaba en esa universidad, haciéndose pasar por profesor, escuchar su voz, verla presentarse ante él... Irónico, con un asunto de tal envergadura que tenía que resolver con Maikel lo antes posible y sin embargo se encontraba perdiendo el tiempo, jugando al profesor y todo por una misteriosa joven que lo cautivó.

Recordaba claramente el día que la siguió y la vio aparcar frente al Instituto, no sabía lo que hacía ni porqué, tampoco quería analizarlo mucho, sí era cierto que se parecía físicamente a Melinda pero era algo más lo que lo impulsaba a perseguirla, ella lo desconcertaba y lo intrigaba demaciado. Entonces de un momento a otro ideó la estratégia que lo acercaría a ella sin levantar sospechas. Se infiltró entre los profesores y utilizando sus poderes de hipnosis los convenció de que era uno de ellos, tomó el lugar de uno que creyó apropiado porque era el que le iba a dar clases a su nueva obsesión. Lo supo por casualidad, porque la vio conversando con una joven a la que sí le podía leer la mente. Justo como si el destino estuviera a su favor, ayudándolo, o echándole una mano, pasó por su lado el profesor que se dirigía precisamente al salón que buscaban las dos jovencitas. Se metió en sus pensamientos y supo todo lo que necesitaba saber, lo hipnotizó y lo mando a tomarse unas largas vacaciones, a disfrutar con su familia mientras el tomaba prestado su nombre y su lugar. El hombre disfrutaría de un merecido descanso, ya que las vacaciones las pasó trabajando, recibiría su salario normal y cuando él se cansara de usurpar su identidad se la devolvería.

Cuando salió el ultimo estudiante, una chica más coqueta de lo normal, insinuado claramente lo que quería, le provocó tumbarla bocabajo en sus piernas y proporcionarle varias nalgadas, probablemente las que sus padres no le dieron y falta que le hacían para que aprendiera a ser decente, pero se limitó a ignorarla, cambiando su vista y descendiéndola hasta el montón de hojas que tenía en frente, fingiendo que calificaba.

―Profe, me puedo quedar con usted para que me califique―dijo con voz melosa.

―No, espere al lunes como los demás, puede retirarse señorita.―espetó con tono seco y autoritario y la joven salió presurosa dándose cuenta que había molestado a su profesor. Que distinta habría sido su reacción si hubiera sido Mariluna, pero nada en su vida le estaba saliendo como pensaba. Recogió sus cosas y se marchó.  

...
   
Era sábado en la mañana y Mariluna durmió un poco más de lo habitual. Se estaba peinando su larga y lisa cabellera cuando escuchó la voz grave de su padre llamando suavemente y un ligero toque con el nudillo en la puerta de su cuarto.

―Pasa papá.

―Llegó tu amiga, está esperándote en la sala, voy a despertar a tu madre.

―No me imaginé que llegaría tan pronto.

―Parece que no le gusta llegar a la hora del almuerzo, es muy simpática, me da gusto que tengas una amiga de tu edad.

Enseguida bajó con su amiga para no dejarle mucho tiempo sola mientras su padre fue para su recamara. Cuando llegó a la sala la observó examinar los detalles de la decoración, su madre la había decorado recientemente y todo estaba impecable y reluciente.

―Buenos días.―Sandra se giró nerviosa.

―¡Es muy hermosa tu casa!―dijo presurosa para justificar su evidente curiosidad.  

―Gracias, mi mamá es la responsable de la decoración.

―Tiene gustos muy finos.

―Me alegra que te guste―se escuchó una voz detrás de ellas ―Soy Laura la mamá de Mariluna.  

―Mucho gusto señora, mi nombre es Sandra―se estrecharon las manos y Laura le dio un beso en la mejilla.

―¿Traes traje de baño?―le preguntó Laura.

―Eh, no.

―Se me pasó decirle, ¿pero si quieres te presto uno de los míos?―le ofreció Mariluna.

―Si no te molesta.—respondió timida.

―Para eso están las amigas.Ven sígueme.

Ambas se fueron para el cuarto de Mariluna para cambiarse. Laura había bajado ya preparada con un conjunto playero que la hacía lucir muy juvenil y sexi, al parecer no estaba dormida como pensaba su esposo. Mariluna se puso un hermoso trikini y se colocó por encima una bata de malla y su amiga un conjunto de dos piezas de colores perfectamente combinados y un pareo a juego, se veían muy atractivas y sexis. Luego llevó a su amiga para el área de la piscina. Al atravesar la puerta y encontrarse con el lugar, a Sandra se le escapó un pequeño grito de admiración y se le olvidó cerrar la boca, miró el hermoso lugar, que con el paso de los años se había ido mejorando.  




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