Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#84El reto.

 

                              
Y allí estaba Adrián, pegadito a Mariluna, murmurándole al oído que no quería probar sus lágrimas sino una sonrisa y la verdad era que se moría por conocer el sabor de esos labios que siempre tenía tan rojos como frescas y que lo seducían como nunca ningunos lo habían hecho. Deseaba saber si ella pensaba lo mismo pero no podía colarse en sus pensamientos por más que trataba «contrólate Adrián que no están solos y ella no es tu novia»se regañó desesperado, ya no se controlaba, probablemente el cansancio por todo lo que pasó antes de llegar lo tenía bloqueado, trató de justificarse. Después de correr veloz decidió surcar los cielos hasta llegar a Venezuela volando y no descendió hasta estar sobre el hotel en el que se quedaba. Cuando entró se encontró a Marcus dormido aún, estaba sereno y relajado, profundamente dormido,«el muy necio sumamente tranquilo mientras nosotros tratábamos de localizar a Maikel» pensó furioso y le pegó una patada a la cama partiéndola en dos y Meliades cayó al suelo, pero en un abrir y cerrar de ojos estaba despierto, con los ojos desorbitados y en posición de combate. Adrián tuvo que contener una risa ante la actitud de pelea de su primo en interiores. No quería derrumbar su máscara de seriedad. Enseguida volvió a adoptar su actitud inquebrantable mientras escuchaba las preguntas de un Meliades aún asustado.

—¿Que pasó Adrián?, ¿porqué me despiertas así?

—Alexia y yo persiguiendo a Maikel y tu aquí tan tranquilamente dormidito—le reclamó

—¿Ahora entiendes cómo nos sentimos nosotros cuando eres tú el que no te importaba ayudarnos a buscarlo?—le respondió con otra pregunta, molesto y fastidiado con la actitud de Adrián, él también estaba agotado y tenía derecho a descansar.

—¡Es distinto, ahora teníamos posibilidad de hallarlo con la habilidad de Alexia y la tuya de rastreo!

—¿Se te olvida que me dejaste la tarea de dejar a la mortal en su casa.?—protestó.

—¿Y eso te demoró tanto?...

—Lo suficiente para perder el olor de Maikel.

—Está bien, ya perdimos su rastro nuevamente.

—Tu tienes la culpa, no actuaste cuando pudiste.

—¿Quieres decir que tenía que haber matado a la niña?  

Meliades recordó el rostro de felicidad de su madre al ver a su hija, la emoción indescriptible de ambas en el encuentro, como la señora cayó de rodillas a sus pies después que su hija le dijo que él la había salvado del hombre que la tenía secuestrada... El beso cálido de la jovencita en su mejilla cuando se despidió agradeciéndole por salvar su vida, con voz tierna y los ojos llorosos pero en esa ocasión de alegría. Eran personas humildes, les dejó todo lo que cargaba de valor incluyendo su teléfono último modelo y su reloj de oro.

—¡No!, hiciste lo correcto.—exclamó con vehemencia.    

Adrián respiró tranquilo, indiscreto leyó la mente de su amigo y le quedó más que claro que actuó correctamente, Maikel se volvió a salir con las suyas una vez más, pero su suerte no le duraría para siempre, él se encargaría personalmente de que no fuera así, lo haría pagar por todo el daño que había causado.

—¿Que te pasa?—la voz dulce y preocupada de Mariluna lo devolvió al presente.  

—Nada, pensaba en lo feliz que sería si fueras mi novia—mintió pero eran ciertas sus palabras.

—¿Te gustaría bañarte en la piscina un rato?—cambió presurosa el tema de conversación, él se dio cuenta pero le siguió la corriente, no quería incomodarla.

—Si tu me acompañas, sí.

—¡Claro! a mi me encanta, es la actividad predilecta de mi madre, su pasatiempo y desde muy pequeña me enseñó a nadar y a amar ese deporte.

—Sí, vayan y ustedes también—les dijo Andrés a ellos y a Meliades y a Sandra incluídos.

—Vayan adelante que ya los alcanzo, ya conocen el camino, enséñenle a Darién mi pedacito de selva, el paraíso que mi padre me regaló—les dijo Mariluna alejándose en dirección a una pareja que conversaban olvidados del mundo y las personas que los rodeaban.

...    

Mariluna llegó a la piscina acompañada de Leticia y su nuevo amigo Tao, el hijo mayor de Qiang. Ya traía puesto su traje de bañó, un sexi y hermoso bikini que le compró Laura para esta ocasión y que ni ella misma lo sabía, cuando su madre la escucho invitar a  Ardían a bañarse en la piscina le dijo mentalmente que se buscara una escusa y los mandara adelante, luego que Mariluna se encaminó a invitar a la pareja Tao y Leticia a que se unieran al grupo, su madre la alcanzó antes y se la llevó apresurada hacia la escaleras en dirección a su cuarto para darle la sorpresa. Mariluna tenía un cuerpo perfecto, increíble y con la obra de arte que cargaba encima dejó sin respiración a Adrián y embelesado a todos incluyendo a las mujeres.

—¡Vaya amiga!, ¡estás guapísima!—le dijo Sandra admirada.  

—Con este regalo de mi madre cualquiera se vería bien—contestó modesta ante el halago.  

—No seas modesta—le dijo Leticia—no todos tenemos esa figura tan perfecta.

—Hay ya, basta de halagos o me van a avergonzar—les respondió Mariluna apenada ante la indiscreción de sus amigas. Todas las miradas estaban fijas en ella y no le gustaba ser el centro de atención.  

Se acercó a Adrián que estaba sentado en una banqueta bajo una sombrilla, con el codo apoyado sobre la mesa. Aún estaba en ropa de vestir, en realidad todos continuaban así. El la miró indiscretamente de arriba abajo y sus mejillas enrojecieron más de lo normal bajo su ardiente mirada. Ella que naturalmente las tenía rojas, se imaginaba que se parecía a un tomate maduro y se avergonzó aún más.  

—Que esperan para quitarse la ropa, ¿No trajeron traje de baño?, si les dijimos a todos... ahí se pueden cambiar—le señaló el local donde estaban los baños de la piscina—hay de damas y de caballeros.Algunos obedecieron al instante y se dirigieron a donde les indicó, Sandra se quedó sentada en la tumbona y Meliades que se puso de pie automáticamente para seguir a su primo cambió de idea al mirar a su compañera de conversación que no se movió de su lugar.




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