Ya entrada la tarde los invitados comenzaron a despedirse, Mariluna, Adrián, Meliades, Sandra, Tao y Leticia estaban sentados en la confortable churuata, escuchando música mientras conversaban, hacían chistes, reían, se conocían y se hacían amigos. Surgió una bonita y sincera amistad entre todos ellos y había un aire de romance en las tres parejas. Qiang se acercó al grupo muy serio y les habló en español.
—Mi familia y yo ya nos retiramos, fue un placer conocerlos—se dirigió al grupo con forzada educación, con su particular entonación. Su expresión se dulcificó al hablarle a Mariluna mientras le tendía su mano y ella le correspondió con respeto y afecto.
—Mariluna, siempre te consideraré parte de mi familia, muy pronto te invitaré a mi mansión, tengo pensado hacer una reunión con amigos cercanos, gente influyente y grandes personalidades, no quiero privarlos de admirar tu belleza; además quiero que me prestes tus servicios de traductora si no te molesta, hay unos amigos que no hablan español y solo no me vasto.
—Será un placer ayudarte.
—Gracias, me da gusto saber que puedo contar co tu presencia—luego se dirigió en chino a su hijo Tao, dominante e impositivo—Te vas conmigo ahora y no te atrevas a desobedecerme.
—¿Algo lo molestó?—habló Mariluna también en la lengua de Qiang.
—Nada que tenga que ver contigo estimada amiga.
—Entonces, ¿con quién?
—Es un asunto privado con mi hijo.—fue preciso en su respuesta, dejándole muy claro que no iba a hablar del tema con ella, su semblante lo decía todo, ella lo entendió a la perfección, no le agradaba su actitud, pero no podía hacer nada, no en ese momento. Mariluna se dio cuenta que la actitud del empresario tenía que ver con su amiga Leticia. En ese momento respetaría su decisión pero cuando encontrara una oportunidad de hablar a solas con él, sin público, la tendría que escuchar quisiera o no.
—Comprendo.
Todos miraban asombrados a Mariluna conversando en otro idioma como si fuera el habitual, con la misma fluidez a pesar de no ser su lengua nativa, excepto Tao y Leticia que sabían de antemano que Mariluna hablaba Chino.
—No te preocupes Mariluna que yo me voy con mi padre, además ya es tarde y todos se están retirando—dijo en chino para aminorar la situación, no quería que su padre le hiciera pasar vergüenza frente a los presentes, menos delante de Leticia y continuó en un pésimo español—Fue un gusto conocerlo.—Miró significativamente a Leticia—No quiero perder el contacto con ninguno de ustedes.
Cuando ya se habían ido padre e hijo su amiga se le acercó con los ojos aguados, afligida.
—Creo que a su padre no le agrado.
—Al que tienes que gustarle es al hijo y por lo que pude ver Tao quedó prendado de ti.
—¿Tú crees?—le preguntó con un brillo de ilusión en su mirada.
—Estoy segura. Su ex-maestra y amiga parecía una adolescente enamorada, por primera vez las flechas de Cupido la alcanzaban, para ser sincera consigo misma consideraba que su amiga estaba atrasada en los asuntos del corazón, con lo corta que era la vida para los humanos y Leticia, pasados los 30, soltera aún. Ella haría todo lo que estuviera en sus manos para que Qiang la aceptara en su familia. De pronto sintió que alguien la tomaba de la mano y se sobresaltó.
—Siento interrumpirlas, ¿me prestas a tu amiga?—habló Adrián dirigiéndose a Leticia.
—No faltaba más.—aceptó y se retiró a su anterior puesto donde se sintió solitaria sin la presencia del atractivo y encantador Tao.
Mariluna lo miró extrañada.
—¿Qué pasó?
—No a pasado nada pero ya está llegando la hora de irme y quería pasar contigo el resto del tiempo, te quería solo para mí.
—Eso suena bastante egoísta.
—Pues a partir de este instante me declaro oficialmente un ser egoísta... pero solo contigo.—Mariluna sonrió ampliamente—Me fascina tu sonrisa, definitivamente quiero verla toda mi et-vida...—casi se le escapa «eternidad» pero se corrigió a tiempo.
—Sí que eres bueno con las palabras.
—Todo lo contrario, siempre e sido parco, reservado... créeme cuanto te lo digo porque es la pura verdad. Lo expreso porque lo siento, porque me nace, porque tú me inspiras, si supieras como era antes... no te quedaría ninguna duda.
—Te creo—confesó mirándolo fijamente a los ojos. Se veían tan cálidos, tan tiernos, tan afectuosos, tan sinceros que creía firmemente que no la engañaba, su timbre de voz sonaba sincero.
—Se que te gané la apuesta pero como no me quisiste dar el premio prefiero hacerme a la idea que tú ganaste, así que quiero proponerte ir esta noche a la playa como tu querías.
—¿Hablas en serio?—preguntó emocionada.
—Por supuesto que sí.
—¿Le pedimos permiso a mis padres?
—Sólo si tu quieres y estás segura de que te dejarán ir...aunque lo más probable es que vean mal de mi parte la propuesta, y tendrían razón, está mal que salgas de noche y peor aún tan tarde, yo no te recomiendo que lo hagas con nadie, el interior de las personas esdesconocido aunque creas que las conoces bien y nunca debes aceptar salir sola con nadie sin el consentimiento de tus padres; pero conmigo estarías protegida, primero tendrían que matarme para que alguien se atreva ha hacerte daño y yo no te lastimaría ni con el pétalo de una rosa.
Ni el mismo se creía la forma en que le hablaba a esa mortal, era demasiado poético a veces, quizás empalagoso, no obstante le importaba un comino lo que pareciera o lo que podían pensar de él, sentía que ella era especial y además no era como cualquier adolescente de hoy en día, era muy inteligente y eso le agradaba, entre más la conocía más le atraía Mariluna.
—Gracias mi superhéroe, aún recuerdo la noche que me salvaste, después no quieres que crea que eres bueno con las palabras.
—Por eso es que tienes que prometerme que nunca harás nada imprudente, no siempre podré estar allí para protegerte—habló apasionado, con deseos de arrancarle una promesa irrompible, ignorando sus últimas palabras. Si él supiera que ningún humano podría hacerle daño, ni disparándole con una bala de plata porque con sus poderes la detentaría. Había entrenado mucho desde que descubrió sus poderes, aunque desde que empezó con el proyecto de la Universidad no había practicado más, ni se había transformado, pero él nunca podría conocer esa parte escondida de su vida, ese era un secreto de ella y de su familia.
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Editado: 18.05.2022