Tú Loba y yo Vampiro

Capítulo#86Enamorado por primera vez.

 

Cuando faltaban aproximadamente 15 minutos para las 11 p.m Mariluna salió de su cuarto en puntillas de pies, bajó las escaleras rumbo a la puerta de salida. Al parecer Sara ya había terminado con sus quehaceres domésticos y estaba durmiendo, la incansable Sara siempre encontraba algo que hacer y más en las noches de luna llena; después que se iba el personal de servicio se encargaba de preparar otra cena para su madre y se la dejaba lista para cuando tuviera hambre. Lo hacía como si esa fuera su obligación, sin que nadie se lo pidiera. Una vez en la calle vio como salía Alex de la esquina y se acercaba a ella un poco ¿nervioso? y presuroso.  

―Diez minutos antes.—expresó tras observar la hora en su caro reloj de pulsera, evidentemente de oro y diamantes legítimos «¿en Venezuela y con algo así en su brazo?, evidentemente él que no tenía noción del peligro era él», pensó ella.

―No me gusta ser impuntual.  

―Me alegra, porque él que llegue tarde a mi clase no entra.―puntualizó fingiendo seriedad.  

―Aunque me lo digas como una broma todos saben que es verdad.—alzó sus cejas tras su afirmación aparentemente casual.

―Un profesor tiene que dar el ejemplo, si yo llego puntual los demás tienen que hacer lo mismo.

Iban caminando mientras hablaban, uno al lado del otro pero sin rozarse, de pronto Adrián le tomó la mano y entrelazó sus dedos con los de ella. Todos los músculos del cuerpo de Mariluna se contrajeron al momento, pero enseguida se relajó.«sólo me está dando la mano, no es nada malo», ese pensamiento la ayudó a relajarse, no lo rechazó, tampoco hizo ningún comentario al respecto sino que continuó hablando del mismo tema que discutían como si nada, aparentemente.

―Todos tienen derecho a romper las reglas, no siempre es porque sean irresponsables, hay circunstancias que nos superan: tú, por ejemplo, no deberías salir con una alumna, eso sin contar a la hora que lo estamos haciendo.

―Es verdad, no te quito la razón sabia Mariluna— concordó ladrando la cabeza para mirarla, su perfil izquierdo era lo único que podía ver mientras caminaba a su lado—  pero así les estoy enseñando, y no sólo a los que llegan tarde, que la vida tiene reglas y hay que cumplirlas, un día van a estar en sus puestos de trabajo y no se pueden dar el lujo de llegar tarde o de ser irresponsables, una falla puede generar un desastre y que se pierdan muchas vidas incluyendo la propia.

―Yo estoy de acuerdo con tu método de enseñanza, considero que eres un buen profesor―dichas esas palabras en boca de ella significaban más que un halago, aunque él no estaba muy consciente de ello.

—Gracias, aunque mientras estemos juntos fuera de la Universidad no quiero hablar de ese tema, a no ser que tengas dudas en mi materia o en cualquier otra y quieras que te repase, siempre puedes contar con mi apoyo, pero si no tratémonos como dos amigos, novios...o como lo consideres de tu agrado.  

—Tienes razón prof... eh... Alex.  

—Ya estás entendiendo.—alzó la mano con la que la sujetaba y le depositó un tierno beso en el dorso. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, comenzando por la zona en donde posó sus dulces labios de manera tan delicada y continuaron el resto del camino agarrados así de la mano, hasta llegar a su destino.

Una vez allí Mariluna recuperó su mano, se quitó sus sandalias y las dejó escondida entre unos arbustos, ya lo había hecho muchas veces antes, él la imitó y luego se acercaron al agua hasta sentir las suaves olas acariciar sus pies y retirarse. La luna llena los alumbraba, se veía hermosa y tan grande, tan cercana, en un cielo despejado de nubes y repleto de estrellas.

Adrián contemplaba el rostro arrebolado de Mariluna, sin dudas le gustaba ese lugar, le brillaban los ojos de un modo especial y acompañado del brillo de su cabello era una visión encantadora. Lo tenía fascinado, no podía dejar de mirarla, era tan bella y su personalidad le atraía de forma irresistible, era decidida, inteligente, madura, frágil, inocente... veía tantas virtudes en ella, ya no podía seguir negando la realidad, se había enamorado de esa mortal, enamorado por primera vez. Nunca imaginó que el amor iba a tocar a su puerta. Se cansó de escuchar infinidades de veces que los vampiros no amaban que creyó que jamás se enamoraría, que era un sentimiento imposible para su raza.Tenía que ser amor ese cosquilleo que sentía en su estómago, ese nerviosismo que tenía estando cerca de ella o cuando sabía que la iba a ver pronto, esa necesidad de protegerla, ese miedo que sentía al pensar que podría perderla cundo ni siquiera la tenía. Su corazón inconmovible saltaba alocado cada vez que la veía, su respiración se agitaba y ya no podía controlar esa loca necesidad de besar sus labios.

Ambos se habían detenido y estaban frente a frente, mirándose mutuamente. Sin pensarlo Adrián se acercó más a ella, alzó su mano y le apartó un mechón de cabello que el aire les había metido en su boca y bajó su cabeza hasta unir sus labios con los de ella.  Mariluna aceptó el beso, lo sintió tierno, suave, delicado y cuando ella abrió sus labios él lo intensificó, la estrechó fuertemente contra su pecho y la continuó besando como si de ello dependiera su vida, con frenesí, con ansias, con desespero... hasta que de imprevisto se apartó, dejándola aturdida.

Mariluna siempre trató de imaginarse lo que sentían los enamorados al besarse, conoció a amores eternos, únicos, fascinantes como el de sus abuelos Vincent y Serena, Sus padres Luxor y Mar de Luna, sus tíos Marcus y Estrella y el de sus padres actuales, era lógico que se preguntara cosas sobre ese tema, lo estudió, se aprendió todos los conceptos existentes, lo analizó pero nada se comparaba con la realidad, con todas las emociones que sintió y que aún seguía sintiendo después de que los labios de Alex se separaron de los suyos. Eran inexplicables, intensas, alucinantes, sentía ganas de reír, de llorar, de gritar, de transformarse y correr veloz sin rumbo, era una locura su mente, su cuerpo. Su corazón sí que se había disparado en la carrera desenfrenada que no pudieron realizar sus patas. Nunca imaginó que un beso despertara toda una gama de emociones paradójicas, alucinantes y mágicas.




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