Tú Loba y yo Vampiro

Prólogo


Prólogo:


Un humano pierde todo lo que más quería y en medio de su soledad toma una decisión que lo llevará a una aventura inimaginable e increíble, el conocimiento de lo sobrenatural lo hará tomar una decisión trascendental...

Los licántropos u hombres lobos llevan muchos siglos en la tierra, viven en manada y su deber es proteger a la humanidad de los crueles, asesinos y desalmados vampiros...

Un suceso inesperado los hace volver a su forma humana y un incidente develar su verdadera identidad ante un humano. El nacimiento de la futura líder de la manada los llenará de ilusión y esperanza.

Мariluna es una niña super dotada que se esmera por aprender todo el conocimiento de sus antepasados, las historias de su clan y todo lo relacionado con la humanidad. Le tocó vivir un acontecimiento trágico que marcó su existencia y conocer un mundo que ya conocía en teoría...

...

Laura bajó por la elegante escalera de caracol con Sofía de la mano. Había decidido salir de compras con la niña, ella quería una muñeca que vio en la tele. Su pequeña era su adoración, Sofía y Andrés eran las personas más importantes de su vida, su todo. Era completamente feliz en su matrimonio. Ella y su esposo se amaban cada día más, Andrés era el mejor marido del mundo, no tenía una sola queja de él, todo lo contrario, era perfecto.

Aún era temprano, la tarde era joven, sabía que su esposo demoraría en llegar del trabajo.

—Mamá, ¿me vas a comprar la muñeca? —preguntó la pequeña con su tierna voz infantil.

—Claro, Sofy. No te dije que a eso vamos. Te compraré esa preciosa muñeca que tanto te gusta, para que la vea papá en cuánto llegue del trabajo —le respondió con afecto, la muñeca que tanto quería la pequeña, era Hanna de la selva. Con tantas caricaturas nuevas, ella quería la chica de una tan antigua. Su hija era muy particular.

—Sí —gritó la pequeña con alegría —y también mi animal favorito.

—¿Y cuál animal es ese, Sofy?

—¡Un lobo! Yo quiero uno de verdad.

—Esta bien, te compraré las dos cosas —le aseguró Laura con afecto, mientras ponía los ojos en blanco por las ocurrencias de su pequeña. «¡Un lobo!, ¿de dónde sacó eso?, ni que los lobos fueran animales domésticos», pensó. Le compraría uno de juguete, uno muy grande, si es que vendían juguetes así. En último caso adoptaría un perro.

—Sara, ya me voy —gritó para hacerse oír.

—Sí, señora —se oyó una voz desde la cocina.

—Espero estar de vuelta antes que llegue mi esposo, si no es así, dile que salí de compras.

Sin esperar respuestas salieron de la mansión, la pequeña iba saltando de júbilo. Con su manita derecha enlazada a la de su madre.

Una vez en el coche y después de ponerle con cuidado el cinturón de seguridad a Sofía, salió del garaje. Abrió el portón con el control remoto, cerró tras salir y se encaminó por la vía hacia el centro comercial más cercano. Laura era una experta conduciendo, llevaba varios años haciéndolo, aún así siempre lo hacía con sumo cuidado y a una velocidad prudente. Se detuvo en un semáforo y cuando la luz estuvo dónde debía, salió; pero no imaginó que un camión de carga pesada impactara su auto por el lado en que iba su hija. Todo se volvió oscuridad y su último pensamiento fue para su pequeña.

—Dios, salva a mi niña —suplicó antes de desvanecerse.

 




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