Alessia
La escena frente a mis ojos, era digna de una película. Las solicitudes de empleo—mis solicitudes de empleo, por cierto—, se encuentran tiradas en distintas partes del piso. No solo eso, tienen un líquido amarillento encima. Y el remate del siglo, él… el culpable, es un chico alto, moreno, aún con toda su torpeza mantiene una sonrisa intacta en el rostro.
Que canalla.
Siempre he sido una mujer precavida, quiero aceptar que, si no hubiera sido por llenar más de diez solicitudes de empleo, tal vez, solo tal vez, esto no habría sucedido. Y aquí estaba, frente a un desconocido con una gran mancha, igual de amarillenta que la de las hojas, la diferencia era que, la suya se encontraba en una buena parte de su camisa. Su corbata estaba mal acomodada, confirmé que era un empleado cuando su gafete cayó al suelo, como otro remate más de este mal chiste.
—Lo siento—soltó una risita, sacudió la cabeza divertido mientras se agachaba a recoger su gafete.
¡Qué tipo más nefasto!
Ciertamente, por mi cabeza pasó ser una grosera, pero no vaya a resultar como esos videos que salen en redes sociales, en los cuales dicen que…”se burlaban de él y resultaba ser el jefe.” Sí, lo reconozco era un pensamiento en cierto grado, ridículo. Pero todo es un juego de probabilidades.
—Pierda cuidado—dije finalmente, iba a agacharme para recoger lo mío, justo él quiso levantar su cabeza en un movimiento rápido, solo sentí el golpe en la mejilla, me llevé la mano al instante a la zona.
—Ups, de nuevo disculpas.
Seguro que el universo, trataba de hacerme saber que, una vez más, no me darían el trabajo. Suspiré resignada, lo mejor que podía hacer era levantar mi desastre, aceptar mi derrota e irme. No había quedado ninguna solicitud intacta. Una vez guardé mis documentos en el folder, comencé a caminar hacia la salida.
Dicen que la tercera es la vencida y este era el quinto intento en el mes.
—¡Espera!—el tipo nefasto se acercó a mí corriendo, y me mostró una solicitud—Esta sobrevivió.
La tomé con cuidado, y la analicé. Justo en ese momento llamaron mi nombre para entrar a la entrevista, alcé la mirada, primero me enfoqué en el tipo nefasto—que ya no me lo parecía—, y luego en la recepcionista que me había llamado.
—Gracias.
Entonces, comencé a caminar hacia la recepcionista. Eché un vistazo una última vez atrás, el tipo seguía teniendo una sonrisa en su rostro, su mirada se encontró con la mía. Tuve que volver a la realidad pronto, tenía que enfrentarme a esa entrevista…
Nil
Estaba hipnotizado, maravillado, asombrado… Y todo lo positivo que terminé en “ado.” Nunca fui fan de películas románticas, o de ver contenido de ese tipo, era fiel creyente de que esas tonterías no eran más que solo eso, tonterías. Amor a primera vista, ¿era lo que estaba experimentando ahora? Eso no lo sabía, pero lo que sí me quedaba claro es que acababa de ser un completo estúpido. Miré hacia abajo, después del impacto que tuvimos, un montón de solicitudes regadas por el suelo, pero… ¿Por qué tantas?
Mi café se había derramado sobre el papel, y también en mi camisa. Debía verme patético. Si fuera una avestruz ya habría escondido mi cabeza debajo de la tierra. Mi mirada se desvía hacia ella, que tiene el ceño ligeramente fruncido, la tenue luz solar que se cuela por la ventana, hace que pueda apreciar cada pequeño detalle de su rostro. Su cabello es corto, al estilo pixie, el color miel resalta con los rayos del sol. Justo en ese momento, mi gafete cayó al suelo. Tenía que decir algo…
—Lo siento—una risita salió a la par tras mi disculpa. Sacudí la cabeza con ese mismo nerviosismo mientras me agachaba para recuperar mi gafete.
Mientras tomaba el gafete, pensaba en que aquella mujer, era la más hermosa que jamás había visto. Era un maldito sueño hecho realidad.
Hermosa le quedaba corto, era preciosa, un ángel.
Mi corazón comenzó a latir rápido, como si estuviera corriendo un maratón. Entonces, vi que sus zapatos se acercaban a donde estaba, en un ataque de nervios, de nuevo, quise recomponerme tras lograr mi objetivo de recoger el gafete. Sin embargo, no medí bien la distancia y terminé impactando mi cabeza contra algo blando.
—Ups, de nuevo disculpas—me apresuré a decir.
Imbécil.
Era la primera vez, que una mujer me descolocaba de esta manera, siempre había sido imperturbable, pero esta vez, parecía que el universo trataba de decirme algo. Para cuando me di cuenta, la mujer ya estaba terminando de recoger sus solicitudes.
Comenzó a alejarse sin decir nada, la percibía cabizbaja mientras se dirigía a la salida. Miré hacia abajo desesperado, le había arruinado la entrevista, si que era un completo idiota. Entonces la vi, bajo la mesita había una solicitud, en un movimiento rápido me agaché a tomarla. En cuanto me levanté corrí hacia ella, y no me importó gritar.
—¡Espera!—tomé aire, y me detuve frente a ella, mostrando el papel—Esta sobrevivió.
En ese momento, Hannah la recepcionista apareció y llamó a alguien. Supe que se refería a ella, cuando ella reaccionó al llamado.
—Señorita Alessia, puede pasar a la entrevista.
Alessia, qué bello nombre.
—Gracias—su expresión se había suavizado, la vi comenzar a caminar detrás de Hannah.
Me quedé admirando su belleza a sus espaldas, solté un suspiro involuntario, y de nuevo el corazón se me aceleró. Antes de entrar a la oficina, me dirigió una última mirada, sus ojos se quedaron grabados en los míos, no era algo que olvidaría pronto.
Tal vez, nunca lo olvidaría.
—Alessia—susurré suavemente, probando su nombre en mis labios—. No será la última vez que nos veremos.