Tu Mala Suerte

Capítulo II: Fiesta de bienvenida

Nil

Era una semana de locos, mi mente no podía parar de divagar en aquel asunto de la fiesta, en la presencia de Alessia, o más bien, pensaba en su ausencia, seguro no habría fiesta. A decir verdad, no era malo que cancelarán la estúpida fiesta, lo único que me importaba era ella, no comprendía el porque no le gustaban esos eventos.

Intenté centrarme en mi trabajo, escribí el correo de Jones para enviarle un documento importante, ya que, teníamos que trabajar en algo juntos, por desgracia.

Para:Jones024974@imail.com

“Hola, espero no molestarte. Necesito que me envíes el documento ya revisado.”

Escribele “idiota” al final, please.

Ganas no me faltaban. Tenía que controlarme o me saldrían canas verdes, no podía controlarlo. Su respuesta no tardó en llegar.

Para mí:

“No te preocupes, preciosa. Y tranquila, no me molestas, te adjunto el archivo. Piensa bien lo de la fiesta del viernes. “

¿Y este idiota? ¿A quién diablos cree que le está hablando? No me faltaba pensar demasiado para saber quien creía que era, este idiota ni siquiera se tomaba el tiempo de leer los nombres de los remitentes.

Me levanté y me encaminé hacia la oficina de Jones, abrí la puerta de golpe y me encontré con él sonriendo frente al computador.

—¡Oye, la próxima revisa bien quien te envía el correo! No puedo creer, que te hayas referido a mí en femenino.

Jones dejó de mirar el monitor de su aparato y finalmente me sonrió.

—Tranquilo.

—¿No te vas a disculpar?

—¿Quién es la chica que sale en la foto de perfil de tu correo?

—¿Qué?

—Responde.

—Es una cantante, ¿eso por qué importa?

—Curiosidad. ¿Tienes el correo de Alissa?

—Es Alessia, idiota. Y no, no lo tengo—me pase una mano por el rostro ya con algo de frustración.

Una sonrisa maliciosa se asomó en el rostro de Jones, esto no podía significar nada bueno.

—Tengo que convencerla—declaró.

—¿De ir a la fiesta de bienvenida?

—No veo de que más, colega.

—Dudo que lo haga, así que, no te esfuerces en vano.

Y pierdete.

Tras eso, salí de la oficina de Jones, esto era una completa estupidez. Alessia, se veía muy segura con su decisión, quizá quedaría mal con ella si insistía en que asistiera a su fiesta de bienvenida. No tenía idea de lo monótona que era mi vida, hasta que llegó ella, con su luz… era como si nunca hubiera visto un día soleado hasta ese día.

Quizás estaba siendo un idiota, no la conocía del todo y no debía idealizarla, pero mi corazón sentía algo, eso sí no lo podía ignorar y fingir que no estaba ahí.

La hora del almuerzo llegó, la verdad yo no quería convivir con esos idiotas, al menos, no por ahora. Me quedé solo en nuestra oficina, hoy no habíamos cruzado ni una palabra, ella había estado tan enfocada en su trabajo que no pude molestarla.

Tomé un lápiz del escritorio, saqué una hoja blanca, no pude evitar comenzar a dibujar sus ojos, siempre me habían dicho que dibujar se me daba bien, a veces, no lo creía… Sin embargo, en ese momento, me sentía con ganas de hacerlo, me concentré en hacer cada detalle, cada línea, el brillo, todo estaba quedando genial. Una vez terminé escribí: Gracias por hacerme sentir algo y por llegar a hacerme pensar que no quiero estar solo de nuevo…

De nuevo somos atrevidos, ¿eh? Con esto no cabe duda, seremos el 10/10 Nil.

Opté por borrar lo que había escrito y en su lugar escribí “Ven a la fiesta.” Justo en ese momento, miré el reloj de la pared, el almuerzo ya había terminado, no pude evitar estremecerme cuando la oí acercarse, pero pronto mi emoción se disipó, ella estaba… ¿riendo? No tardando abrió la puerta y no estaba sola, estaba con Jones, ambos parecían muy divertidos, algo que me deshizo el corazón.

Aborten misión, repito: aborten misión.

Como pude tomé la hoja rápido y la arrugué hasta que ya no tenía forma, solo quedó una pelota. La lancé a la basura, y luego mi vista se dirigió a ellos sin poder evitarlo. La voz de Jones, fue como un taladro en los oídos.

—Te hice reír, me debes algo…

Ella irguió un poco la cabeza y la sonrisa se le esfumó.

—¿Deberte qué?

—Ir a la fiesta.

—Tal vez…

¿Tal vez? ¿Ella había dicho eso? Carajo, yo que había pensado que…

Alguien golpee a ese idiota, por favor.

Quería hacer algo en mi desesperación. Ese idiota… ¿Ella no se daba cuenta? Él de verdad, en verdad era un idiota. Mis puños se apretaban, decidí levantarme e ir al baño sin decir nada, con toda la calma que me era posible. Pero no todo iba a salirme bien, de pronto mis pies se enredaron y terminé en el suelo, había caído boca abajo pero pronto me giré y mi mirada se enfocaba en el techo. Rápidamente una silueta apareció justo arriba de mí, era ella.

—¿Estás bien, Nil?—preguntó con su dulce voz.

Estoy mucho mejor, con esta hermosa vista.

Mi corazón comenzó a latir apresurado, mi respiración se agitaba como si estuviera corriendo un maratón. Incluso el dolor en las zonas donde posiblemente aparecerían moretones, fue olvidado, al menos por un momento, hasta que sentí que alguien me levantó.

—Gra...—me interrumpí a mi mismo, cuando me di cuenta de que quien tomaba mi brazo, no era ella sino Jones.

—Denada, colega. Para eso estamos.

Me aparté suavemente y me sacudí el brazo. Jones me ofreció un pañuelo, con una sonrisa en la cara.

—Para las manos, hay que limpiarlas siempre—al ver mi falta de reacción, volvió a hablar—. Hay mucho polvo en el suelo, colega. No me mires así.

Emití un gruñido por lo bajo y tomé el pañuelo con cuidado, me limpié las manos y luego lo tiré en el contenedor.

—Eso, justo así. Hay que ser limpios colega—exclamó el idiota.

Voy a limpiar tu cara con mis puños.

Dios, necesitaba calmarme. Entonces, mis ojos presenciaron cuando el idiota se recargó en la puerta en una posición supuestamente seductora, esta se deslizó hacia atrás e hizo que perdiera el equilibrio cayendo de espaldas al suelo. Alessia no pudo evitar soltar sus carcajadas, yo no pude evitar sonreír ligeramente ante tal evento.




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