Alessia
Habían pasado un par de semanas desde aquel incidente, Nil me había evitado por la vergüenza, pero yo le aseguraba que todo estaba bien. No es cómo si él quisiera caer encima de mí a propósito. Me encontraba mirando la rosa, la misma que parecía que iba a darme si tan solo no hubiera tropezado, la había guardado junto con el cuadro en el cajón, me recordaba a ese momento en el que yo sentía que pertenecía a un lugar. Ese momento, me había regalado una sensación que no había experimentado en años, sentirme en un hogar.
La época de otoño comenzaba, las hojas secas crujían bajo mis pies con cada paso que daba por el pavimento, el aire olía a dulce de calabaza y se entendía, pues pronto sería hallowen, revisé mi calendario en el celular mientras me detenía a tomar un poco de aire, viajar en el transporte más caminar, era algo súper pesado, estábamos a 28 de octubre, faltaba un par de días para que los niños pidieran el dulce o el truco.
Al llegar a la oficina, me sorprendió no encontrar a Nil, regularmente cuando yo llegaba, él ya se encontraba sentado haciendo notas o tecleando en el ordenador apurado, siempre parecía alguien muy apresurado. Había aprendido que, a veces, era demasiado torpe pero… no era mala persona.
Me senté en mi lugar, prendí mi computadora, revisé mi agenda y me puse a revisar los pendientes que aún me quedaban de días anteriores. Cuando escuché como se abría la puerta, rápidamente dirigí mi mirada hacia ella, me quedé en shock ante la imagen ante mí. Nil, ese chico moreno y alto, se encontraba con un kigurumi de dinosaurio, era una mezcla entre de algo adorable y gracioso, realmente quería echarme a reír. Dio un paso y de pronto la cola que tenía se atoró con la puerta, no pude evitarlo más, las risas comenzaron a escapar de mí. Mientras él me miraba con una ceja enarcada, su mano intentaba desatorar la cola de la puerta, hasta que lo logró.
—No entiendo, ¿qué es tan gracioso?—preguntó él, mientras caminaba hacia su escritorio, se detuvo y me miró—. ¿Te parece que me veo ridículo?
Negué con la cabeza entre risas.
—Nil… ¿Sabes qué día es hoy?—dije, trataba de controlar las risas pero no podía, al menos no del todo.
—Es Halloween, ¿no?
Comencé a reírme aún más, como remate del chiste, Jones entró y, sin hacerse esperar mucho comenzó a reírse.
— A alguien se le adelantó el halloween, al parecer.
—¿De qué..?—Nil se interrumpió a sí mismo y revisó su celular, seguro vio la fecha y negó con la cabeza—. Carajo.
Jones seguía riéndose, mientras veía al pobre Nil, yo me limpiaba unas lagrimitas que se me habían escapado, el estómago me dolía ligeramente tras tanta risa, hacía años que no me reía así, no sabía cuanto lo extrañaba hasta este momento.
—Pasa datos de donde lo compraste, quizás me consiga uno de tiburón—Jones estalló en carcajadas tras decir eso.
Nil solo frunció el ceño, pero una sonrisa juguetona apareció en su rostro después.
—Idiota, ya vuelve a tu trabajo…
—Sí, señor dinosaurio—Jones asintió con diversión—. Pero… en el descanso serás obligado a grabar trends bailando.
Antes de que Nil pudiera quejarse, Jones ya había desaparecido del lugar.
Más tarde, en el comedor de la empresa, estaban obligando a Nil a bailar con su disfraz de dinosaurio, todos reían sin parar, él bailaba con ritmo, su cola parte del disfraz se meneaba al ritmo de la canción.
—¡Mueve más esa cola de dinosaurio, colega!—gritó Jones, él era quién grababa la escena tan graciosa, Nil había perdido una apuesta contra él.
Nil frunció el ceño y se cruzó de brazos, había dejado de bailar y se giró para mirar a Jones.
—Qué adorable dinosaurio gruñón—Jones le restó importancia a la mirada fulminante de Nil.
No pude evitarlo, saqué mi celular, abrí la cámara y enfoque al dinosaurio aún con su expresión de enojo, tomé la fotografía y… la guardé. Apagué el celular, mientras seguía riendo, todos estaban divertidos ante la escena, bromeaban con Nil, ante su error y su adelanto al festejo de Halloween.
Había pasado un rato, estaba tecleando en mi oficina un reporte importante, cuando de repente el monitor se apagó, aparté la vista de la pantalla, sin embargo, noté que la luz se había ido.
Tal vez es culpa de don dinosaurio…
Bueno, Nil era un imán de mala suerte, eso era seguro. Él me miró y no pude evitar soltar otra risita cuando seguía con ese disfraz, en medio de la oscuridad. Esperamos un rato a que volviera la luz, pero nada, pronto oscureció aún más, y las tenues luces del cielo que quedaban aún terminaron por opacar lo anaranjado. La luz se había ido en toda la ciudad.
Jones entró con una radio poco después.
—Escuchen colegas, al parecer ha habido un apagón nacional. Algo ha pasado—En la radio se oía la voz de una mujer, precisamente confirmando la información que Jones había dado, de pronto él volvió a hablar—. Seguro viene otro meteorito por el dinosaurio que quedó.
Jones comenzó a reírse tras su propia broma, Nil de nueva cuenta parecía molesto, pero seguía sin verse temible debido a su vestimenta. Decidí centrar mi atención en lo que decía la radio, en vez de los reclamos que se tiraban mis compañeros, abrí los ojos cuando escuché que no había servicio de trenes, era lógico… El tráfico también era un caos, según la reportera, la falta de luz había generado mucho desorden.
Cuando Jones se cansó de discutir con Nil, se fue, no dijo nada más, mientras yo me quedaba pensando en dónde pasaría la noche… Estar en la oscuridad de la oficina no era de mis ideas preferidas. Vi a Nil levantarse y ponerse una chamarra sobre su disfraz.
—¿Vives cerca?—cuestionó, mientras se acomodaba la prenda con cuidado y buscaba cerrarla.
—No, de hecho… tengo que usar el tren.
—¿Tienes dónde pasar la noche?
—Creo que haré lo mismo que Jones, me quedaré en la oficina.
—No me parece lo más viable… Quiero decir, si no quieres que Jones aparezca de repente por aquí y no te dejé dormir con esa boca que se mueve como si fuera un perico.