Tu Mala Suerte

Capítulo V: El elevador

Alessia

Habían pasado algunos días, las cosas entre Nil y yo… seguían igual, ninguno decía nada, tampoco es que yo tuviera algo que decir. Esa mañana decidí tomar el camión en lugar de caminar, por ende, llegué antes que él, me acomodé en mi lugar de trabajo y comencé a realizar mis pendientes.

Estos días mi cabeza había sido un verdadero desastre, sólo había podido pensar en las cosas negativas que solían decirme mis tíos, me sentía usada, sobre todo, sentía que aunque no quería creerlo, era una persona bastante ingenua. Los malos recuerdos me habían abrumado. Me centré en mi trabajo, cuando oí la puerta abrirse, Nil entró en silencio como había hecho estos últimos días.

La rutina se sentía más pesada… o tal vez, era ese silencio abrumador que llenaba nuestro lugar de trabajo. De vez en cuando, Jones aparecía, aunque últimamente lo había dejado de hacer, porque estaba bastante ocupado también, la verdad me alegraba que fuese así, era una persona que tenía la capacidad de irritar con facilidad.

Esa noche, decidí usar el elevador en lugar de las escaleras, era más rápido. Justo cuando las puertas están a punto de cerrar, alguien detiene la puerta con su pie, es Nil.

Aquí viene la incomodidad, preparense.

Me quedo callada, mirando hacia el suelo.

Guau, ¿el piso es de mármol o de qué?

De pronto, el elevador se detiene de golpe, las luces parpadean, por los altavoces nos notifican que ha habido una falla en el elevador, que no debemos preocuparnos.

Maldición, debimos tomar las escaleras, pero claro… queríamos ahorrarnos esfuerzo y ahora mira el resultado.

Entonces, mi vista comienza a ponerse borrosa, siento una opresión en el pecho, no, no puede ser… la incomodidad pasa a segundo plano, cuando siento que comienza a faltarme el aire, es cómo si no pudiera siquiera respirar. Trato de inhalar y exhalar, pero es inútil mi cuerpo tiembla, siento un hormigueo en las manos.

—No te tocaré si no quieres… solo respira conmigo—la voz de Nil, me hace volver a la realidad, el comienza a contar.

Asiento mientras trato de controlar mi respiración, no es hasta que siento mi mano apretando la suya, que vuelvo un poco, mi corazón comienza a latir de los nervios. Por un momento, lo de la apuesta y todo lo demás pasa a segundo plano, solo quiero estabilizarme.

Una vez hago eso, me doy cuenta que me recargado en su pecho, escucho los latidos de su corazón, está ahí, yo me refugio en sus brazos.

Tal vez no debería, pero… se siente tan correcto. Por primera vez, me dejo llevar sin preocupaciones.

La mano de Nil frota mi espalda con delicadeza.

—Estoy aquí, todo estará bien… no te dejaré sola.

El recargó su barbilla en la coronilla de mi cabeza, el contacto se siente de maravilla.

Pero no olvidar que es un canalla.

Tal vez no lo sea tanto, por ahora… solo vivo el presente. Me permito encontrar paz en su presencia, él huele a un perfume que para mis fosas nasales es exquisito.

Nil

Tener a Alessia entre mis brazos es tan… no puedo poner en palabras lo que siento, disfruto su aroma frutal en el cabello. Olvido los días de indiferencia con los que hemos estado lidiando, me concentro en sus manos aferrándose a mi camisa, quizás no sea del todo consciente, no es una sensación desagradable.

Sé cuánto miedo tienes, Alessia. Quiero estar contigo, para calmar esa desesperación, quiero ser quien te enseñe a navegar en este mundo de tormento y dolor. Me gustas, quisiera decírtelo ahora mismo, pero… no es el mejor momento. Aún no.

Nunca había imaginado que iba a sentir esto, pero ya no quiero soltarla. Mis manos dejan de frotar su espalda y suben a acariciar suavemente su cabello, no puedo resistirme… me inclino y dejo un beso suave sobre la coronilla de su cabeza.

Ella se asoma, entonces, sus ojos se cruzan con los míos, por un momento quiero inclinarme de nuevo y atrapar sus labios. Mi corazón siente que va a explotar de amor, pero entonces la puerta del elevador se abre de manera brutal, rápidamente Alessia se aleja.

—Lo siento mucho… y gracias—dice, antes de salir del elevador.

Me quedo ahí, quieto… imaginando las miles de posibilidades si esa puerta no se hubiera abierto en aquel momento, no sé si era mi imaginación pero… ella también se estaba acercando.

Bendito sea el elevador.




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