Tu Mala Suerte

Capítulo VIII: "Fiesta de fin de año"

Alessia

Las cosas entre Nil y yo habían mejorado en estos días, aunque había cierta sensación que no era incómoda, pero me hacía sentir extraña. Los pequeños roces que, a veces, solíamos darnos sin intención alguna, las miradas profundas. Todo se había vuelto algo… raro.

La navidad estaba cerca, yo no tenía ningún plan, seguro lo pasaría con Marian de nuevo, haríamos algo divertido y ahora que tenía dinero íbamos a poder preparar algo aún mejor que en los años pasados.

—¿Ya tienes algún plan para navidad?—me preguntó Nil.

—Creo que lo pasaré en casa… ¿Y tú?

—Iba a visitar a mis padres, pero al parecer ha habido nevadas por allá, entonces supongo que haré lo mismo que tú.

No lo hagas, ni siquiera lo pienses, Alessia.

—¿Quieres venir a pasarla conmigo y una vecina?

¿Por qué haces esto?¿No controlas tu boca?

Nil asintió de inmediato. Ya no había vuelta atrás, lo hecho, hecho estaba.

—Sí, me encantaría. Si quieren puedo llevar algo.

—Claro.

Esa misma noche fui a visitar a Marian, para avisarle que alguien más nos acompañaría.

—Deberíamos pasar la nochebuena en tu casa,está más limpia que la mía. Además, también tienes a otro invitado, entonces no se diga más tú eres la anfitriona.

—Está bien, tiene razón.

Más pronto que tarde llegó el día, había envuelto bien los regalos, tanto para la señora Marian, como para Nil. A Marian, le había comprado un reloj, hacía mucho que se quejaba de que no tenía uno, así que, encontré el regalo perfecto. Y a Nil, me tardé en decidir qué comprarle, no sabía que le podía gustar pero opte por comprarle un cocodrilo de peluche, cuando lo vi por primera vez en el aparador, algo en mi corazón me dijo que ese era el regalo indicado.

Más tarde, nos encontrábamos todos en la mesa, comiendo mientras Marian interrogaba sin pudor a Nil, él parecía de lo más cómodo respondiendo cada pregunta. Incluso, parecía que yo era la que estaba más nerviosa que él mismo.

Cuando llegó la hora de abrir los regalos, Marian recibió en suyo con mucho entusiasmo, después recibí los míos, Marian me regaló un vestido hermoso el cual tenía una nota que decía: “usalo para una ocasión especial” era de color lila, se veía bastante cómodo.

—Gracias, es precioso.

Marian asintió con satisfacción ante mi reacción al gesto, mis manos abrieron la caja que me había preparado Nil, cuando lo abrí vi una hermosa medalla con forma de sol.

—Es… hermoso, gracias.

Miré a Nil con una sonrisa.

—¿Puedo?—señaló la medalla de entre mis dedos.

—Por favor.

Se acercó con cuidado y, entonces, lo colocó con cuidado.

—Oh chicos, me siento tan cansada. Soy una anciana, así que disfruten la velada. Buenas noches. ¡Feliz navidad!—Marian se puso de pie en menos de un segundo y salió apresurada, ni siquiera me dio tiempo de despedirme.

Me quedé ahí con Nil al lado, tras un rato ambos decidimos ver una película navideña. Cuando terminó, decidí levantarme para ir al baño, al salir vi a mi compañero de trabajo mirando algo con atención. Me acerqué poco a poco, hasta que pude ver lo que sostenía, era el cuadro que tenía con mis padres.

—¿Son tus papás?—preguntó, se giró a verme.

Asentí.

—Te pareces a tu papá, bastante. ¿Dónde están? ¿No irás a visitarlos?

Negué con la cabeza.

—Ellos murieron en un accidente hace años.

La expresión de Nil cambió completamente.

—Lo siento… no sabía.

—No tenías porque, además, nunca había hablado contigo de mi vida a ese nivel.

—En serio, lo siento.

Negué con la cabeza.

—Pasó demasiado tiempo.

Él se acercó a mí, estaba demasiado cerca, cuando de pronto su celular sonó.

—Es Jones—dijo, afuera se escuchaban los fuegos artificiales sin parar, ya era navidad.

—¡Feliz navidad, colegas!—gritó al teléfono Jones.

Esa navidad de alguna manera se había sentido única y más cálida. Todos en la empresa, estaban vueltos locos con la idea de hacer una fiesta para fin de año, la verdad es que yo no tenía ganas de asistir a ninguna fiesta.

—Podemos ir juntos—dijo Nil, con una sonrisa en los labios mientras comíamos el almuerzo.

—Mmm… no lo sé, las fiestas no son mi fuerte.

—Seguro que la pasamos bien.

—La última vez que dijiste eso, me caíste encima.

—Eso no fue intencional, lo juro.

Ambos comenzamos a reír, como cada vez que recordamos alguna cosa vergonzosa que nos ha pasado durante estos meses conociéndonos.

El día de la fiesta llega, he decidido ir, mi corazón ha dicho que sí, me he puesto el vestido que Marian me ha regalado. Cuando llego al salón de baile que el jefe ha rentado, la mayoría de empleados ya estaban bailando en la pista, es música que se puede bailar incluso sola, pero todos parecen estar disfrutando el ambiente.

Jones estaba bailando como robot, mientras Nil a mi lado se burlaba y lo imitaba de una manera tan única que no pude evitar reírme demasiado.

—¡Basta, Nil! Harás que me duela el estómago.

—¿Y eso tiene algo de malo?

De nuevo, siento algo… pero pronto se rompe cuando Jones vuelve a la mesa con un grito.

—¿Me han visto?, el robot se queda corto a mi lado, me he tirado los pasos de Michael Jackson.

—Quisieras—le responde Nil mientras lo vuelve a imitar. Una discusión comienza entre Jones y él, la misma no para hasta que Jones decide que irá por una bebida.

Un rato más tarde, la música suave comienza a sonar, todas las parejas se acercan y comienzan a bailar de manera más tranquila, en comparación con lo movida que estaba la gente antes.

De pronto, Nil extiende una mano hacía mí.

—¿Bailas?

—Yo… no sé bailar.

—Puedo guiarte—su mano sigue ahí, cuando la tomo, con cuidado, siento una calidez extraña en el pecho.

Cuando llegamos a la pista, él envuelve sus manos en mi cintura con tanta delicadeza, mientras me mira, seguramente para asegurarse de que no estoy incómoda.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.