Tu Mala Suerte

Capítulo XIII: "Soñar contigo"

Este capítulo le pertenece solo a Alessia

La noche en la que nos habíamos besado, me sentía como en las nubes, durante el trayecto acariciaba mis labios con la yema de los dedos, aún podía sentir todo lo que sentí en su momento. Un sueño, sí, lo estaba viviendo.

Al llegar a casa, me encontré con mis tíos, ellos no estaban de humor, se notaba demasiado, todo cambió cuando mi tía puso el dibujo que me había hecho Nil y que había recuperado.

—¿Qué es esto?—preguntó de manera seca, sin ser solo curiosidad, más bien, sonaba a una exigencia.

—Un dibujo.

—Claro, sé que es un dibujo. Pero sabes, nadie te va a querer, no sueñes con eso.

No pude soportar demasiado el dolor de eso, salí hacia mi habitación y ahí me encerré, me puse a llorar. Quería decirles que se fueran, quería sacarlos de mi casa, pero me sentía como aquella niña indefensa que no podía defenderse. Había vivido un sueño, pero ahora una pesadilla, lloraba sin remedio tumbada en mi cama, ¿por qué no era tan valiente?

Los días comenzaron a pasar, había tirado todo mi avance con Nil a la basura, yo también sufría, pero tenía miedo, tanto así que, no quería enfrentar lo que realmente sentía.

Justo así nos habían enseñado.

No había podido ver a Marian a la cara, hacía días que no tenía alguna de esas conversaciones que me llenaban el corazón, Nil estaba cada vez más distante, a veces, cuando se concentraba demasiado aprovechaba para mirarlo en secreto, sin que se diera cuenta.

Dile que lo extrañas.

No puedo enfrentar ni siquiera a mis tíos y quiero enfrentar lo que siento, que es algo mucho más grande que todo lo vívido. Solo era una cobarde más, quería acercarme y volver a besarlo, pero creer que un beso resolvería todo era bastante ingenuo, no podía permitirlo. Además, si me acercaba a él, conllevaba a que él tuviera cargas que no le pertenecían.

Si Nil, sí te amo. Te amo tanto, que no quiero estar contigo, por la misma razón.

Las veces que salía de casa era para ir a trabajar o comprar la despensa. Un día, Marian sacaba su basura, nos topamos de frente, era inevitable no verla.

—Mi niña…—su mirada reflejaba el cariño que siempre me había tenido.

Sí, había perdido un poco de peso, no era tan notable, a menos, de que pusieras demasiada atención.

—¿Qué te han hecho esos desgraciados?

Me llevé el dedo a los labios, en señal de que no dijera nada, mi tía podía salir en cualquier momento. Marian miró hacia ambos lados y luego me tomó del brazo y me metió a su departamento.

—¿Qué está pasando?—volvió a preguntar.

—Dijeron que se quedarían un tiempo, pero creo que no era cierto.

—Mi niña… ¿Esos son los tíos que me contaste?

—Sí, los mismos.

—Debes alejarlos de tu vida-

—Es complicado, ellos no tienen a donde ir.

—Pues eso no es asunto tuyo, tampoco es tu responsabilidad. Ellos pueden irse buscando su propia casa, es obvio que se quieren aprovechar de ti.

—No es tan fácil decirles que no.

—Mi niña… Entiendo lo que dices, pero no deberías vivir así, ellos te están maltratando de alguna manera.

—Sé que debería enfrentarlos, pero no me siento capaz.

Busqué su abrazo, ella me recibió, finalmente exploté en llanto.

—¿Has hablado con Nil? Parece bastante preocupado.

—No, no puedo hablar con él. Él querría hacer algo al respecto, no quiero ser una carga para él. Lo amo, pero… no puedo.

—Alessia, para una persona que te ama nunca eres una carga, y ese chico, ten por seguro que te ama.

—Lo sé, pero aún así, sería alguien que lo frena, yo quiero que él vuele por lo más alto—siento un nudo en la garganta al decir eso, solo suspiró—. Porque la persona que ama quiere ver bien al otro, ¿no es así?

—Alessia…

—Debo volver a casa, antes de que mi tía descubra que estoy metida aquí.

Cada día en casa se volvía un infierno, Jones se había comenzado a acercar a mí, o más bien lo intentaba, pero yo quería dejar a todos fuera de mis problemas, no quería que se vieran afectados por todo lo que había bajo la superficie. Una mañana, estaba tan mal por la manera en la que mi tía me había hecho sentir, había llegado temprano al trabajo, rompí en llanto, no me importaba si Nil me encontraba, tal vez, eso era lo que necesitaba, sentirlo a mi lado, porque lo extrañaba.

Pronto sentí unos brazos que me rodeaban, pensé que era Nil, me acurruque contra su pecho, buscando el calor de alguien, realmente me sentía muy mal, la puerta se abrió, no pude evitar notar que era Nil el que acababa de entrar, y en los brazos en los cuales me refugiaba eran los de Jones.

Vi a Nil levantarse bruscamente, caminó lento, pero parecía molesto, Jones le había dicho algo, pero él parecía haberlo ignorado. Cuando nos quedamos solos, Jones me miró.

—Cuéntame, ¿qué sucede?

—Mis tíos están viviendo conmigo, pero no es nada agradable, ellos me denigran como cuando era niña.

—Eso no es justo, además, sí están en tu casa, deberías sacarlos de ahí.

—No me siento capaz.

—¿Por eso rechazaste a Nil?

—¿Él te lo dijo?

Jones asintió.

—Tengo miedo de afectar su vida.

—Alissa… él se irá a Reino Unido.

—¿Qué?

—Lo aceptaron en una universidad de arte, siempre ha sido su sueño.

—Ahora menos puedo interferir… sí le digo, él podría renunciar a su sueño. Por favor, Jones. No le digas nada.

—Pero…

—Por favor, promete eso.

—De acuerdo.

Así que, Nil estaba yendo tras su sueño, una parte de mí se alegraba por él, pero la otra se entristecía. Quería ir tras él y detenerlo, pero no tenía ningún derecho, después de cómo lo había tratado la última vez.

Esa noche, no pude evitar hundirme en el llanto, mientras recordaba cómo se sentía besarlo, sus manos, sus caricias, lo suave que era su cabello. Abrí la galería de mi celular, busqué la foto, esa en la que estaba vestido de dinosaurio, no pude evitar sonreír, acerqué la pantalla a mis labios y la besé. Él no sabía con cuánta magnitud lo extrañaba, y al parecer, nunca lo sabría. Comencé a investigar sobre la escuela a la que él iría, la verdad es que sí ese era su sueño, encajaba perfecto con él.




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