Tu Mala Suerte

Capítulo XV: "Soy tu mala suerte"

Nil

Me detengo a mitad del camino, ni siquiera he tomado un taxi, no quiero irme sin al menos despedirme, es lo que debería hacer, miro a mi alrededor, hay poca gente que inicia sus horarios matutinos. El aire se siente frío, entonces a las siete con dos minutos de la mañana, decido arriesgarme, me giro sin pensarlo mucho, y comienzo a correr sin control, es la mejor decisión que tomaré en mi vida, estoy tan emocionado que no noto que alguien corre hacia mí. Entonces chocamos, la persona cae encima, pero cuando escucho su risa abro mis ojos. Me encuentro con Alessia, su cabello ya está algo largo, cuánto tiempo ha pasado desde que la conozco.

—Siento haberte hecho esperar demasiado—ella me mira desde arriba.

¿Cuánto uno era capaz de amar a alguien más?

Mis manos se fueron a sus mejillas, mientras la acariciaba.

—Por ti, podría esperar toda una eternidad. No sabes cuánto te amo. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Me levanto un poco para atrapar sus labios, ya no quiero perder más el tiempo, porque siempre estuve seguro de que iba a ceder ante ella.

Ella correspondió con la misma intensidad al beso. Unos momentos después nos separamos para tomar aire, nos comenzamos a reír, realmente siempre éramos un desastre juntos.

La vi levantarse, ella me tendió la mano y entonces pude poner atención a su disfraz.

—¿En serio? ¿De dinosaurio?

—Sí—comenzó a sacudir la cola del traje.

—Te ves bastante… sexy.

Ella me miró con una sonrisa.

—Oye, deberíamos irnos o vamos a perder el vuelo. Además tengo una larga explicación que darte.

—¿Ah sí?

—Claro que sí.

Alessia comenzó a contarme cada detalle, en ese momento comprendí porque Jones no me había hablado ya, la verdad es que, ahora comprendía un poco más, no era para menos, me acerqué a ella y la abracé por la espalda, mientras besaba su cabeza.

—Lamento no haber podido estar contigo, si tan solo me hubieras dejado.

—Eso era lo que más temía, sentirme una carga para ti.

—Nunca serás una carga, puedes ser mi amor, mi sol, mi hermosa, pero jamás una carga. Todo lo contrario, yo contigo quiero estar toda la vida.

Con habilidad logré atraparla entre mis brazos y comencé a caminar con ella.

—Nil…—se quejó.

—Te ves más guapa así, de cerca.

—Eres un tonto, no vamos a llegar a tiempo.

—¿Y qué? Me di cuenta que mi verdadero sueño eres tú.

—Sé que también tienes otros sueños, cómo ir a esa escuela de arte.

Negó con la cabeza.

—Una vida a tu lado, es mi mejor sueño.

—¿Qué te parece, si vamos a ese restaurante italiano que prometiste?

—Es demasiado temprano.

—Bueno, vamos a comer pastel de chocolate.

—Bien, ya que insistes.

—Se nota que es un gran sacrificio para ti.

Me dio un golpe juguetón en el hombro.

Alessia

Mientras me llevaba en sus brazos me sentía segura, todos nos miraban, no sé si con envidia o de manera juzgona, pero nada de eso importaba yo solo me centraba en sus ojos.

Cuando llegamos a la cafetería, él hizo el pedido de nuevo, la verdad es que me gustaba admirar de lejos, mientras lo hacía.

—Me gustas, mucho—le confesé, cuando se acercó con los cafés y el pastel a la mesa.

—Vaya, señorita Alessia, usted es muy atrevida.

—¿Eso crees? Entonces, no debería decirlo tan a la ligera, ¿verdad?

—De hecho, me encanta que lo digas.

Me quedo un momento pensativa, ¿y sí él ha detenido su sueño por mi culpa? Tal vez, estoy truncando sus esperanzas.

—Nil…—él ya se encuentra dándole un buen sorbo a su café.

—¿Qué sucede, mi amor?—esa palabra en sus labios, me hace sentir un cosquilleo en el estómago.

—¿No estoy arruinando tus planes?

Él abre los ojos sorprendido, rápidamente niega con la cabeza.

—Ningún plan es bueno, sino estás tú… lo pensé mucho y realmente me sentía incompleto, así se siente sin ti.

—Yo también sentía lo mismo.

—¿Ves? Esa es una razón fuerte para hacer una vida juntos.

—Tienes razón.

9 meses después

La vida en general, había cambiado demasiado, Nil había vuelto al trabajo, seguíamos compartiendo oficina, pero ahora también una relación amorosa, solíamos trabajar con las manos entrelazadas bajo el escritorio, recordé la primera vez que me limpié la palma luego de darle un apretón, sin embargo, ahora sostenía esa misma mano, durante un buen rato.

Nil había encontrado una modalidad en línea y no perdió la oportunidad de estudiar, eso sí, su casa era un desastre casi siempre, cuando estaba por ahí, me gustaba ayudarle, aunque a los minutos todo estaba de nuevo un desastre, solía reírse mientras yo me quejaba “Nil ya no vuelvo a ayudarte” pero aunque de mi boca salía eso, siempre que podía lo hacía.

Jones, bueno… él seguía siendo Jones, sin importar nada.

Esa tarde de octubre las hojas secas de los árboles caían, Nil había estado extraño toda la semana, la verdad no sabía que le estaba pasando, lo peor pasaba por mi cabeza, bueno no podía evitar seguir teniendo esa inseguridad, de vez en cuando. Al llegar a casa, Marian estaba ahí, me iba a ayudar a ponerme bonita, ¿para qué? no tenía ni idea, pero dejé que me ayudará, poco después pasó Nil en nuestro auto, habíamos decidido comprar uno juntos para que el gasto fuera menor, además era una excusa para que viniera a verme todas las mañanas.

No se cansaban de verse.

—Estás preciosa—Nil se frotaba las manos, mientras yo me acomodaba en el auto.

—¿De qué se trata todo esto?

—Bueno, las sorpresas son sorpresas.

—Claro, tiene sentido. Por un momento creí que eran otras cosas.

Nil comenzó a manejar hacia no sé dónde. Cuando llegamos sonrió.

—Quería preparar algo hermoso para ti, aunque no sé si lo logré. Espero te guste.

Él salió del auto, y como un rayo se cruzó hacia mi lado para abrirme la puerta de pasajero.




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