Capítulo 3: "¿Cómo podemos vibrar más alto y estar en sintonía con el universo?"

Creo que ya había mencionado que, para estar bien en todos los sentidos de la palabra, debemos procurar sostener un equilibrio tanto física como espiritualmente, y de no haberlo hecho, en este capítulo voy a narrar el cómo.

Cuando hablamos de equilibrio, nos referimos a algo que puede mantenerse estable frente a cualquier circunstancia, no obstante, siendo humanos, muchos experimentamos subidones y bajones de frecuencias, es decir: cambios emocionales.

Los cambios emocionales son algo que están ligados a lo espiritual, al igual que lo está el cuerpo. Ninguno va por separado, ya que, si la mente está en calma, el alma también lo estará, e incluso, como dice Mario Alonso Puig, un doctor conferencista, esto puede mejorar la salud en el individuo, y también, hacer menos problemáticas enfermedades incurables, aunque, igualmente, algunas patologías (existe la posibilidad) que puedan desaparecer si vamos a inclinarnos desde el lado espiritual.

Ahora bien, esto quiere decir que el cuidado del cuerpo es esencial: comer bien, hacer ejercicio, meditar, y dormir a horas adecuadas, harán que nuestro rendimiento corporal sea mejor, pero también nos ayuda a llegar a esas vibraciones que deseamos tocar. De ahí que ahora podemos saltar al tema emo-espiritual, por ponerle un nombre.

La emo-espiritualidad (la mezcla de emociones con lo sobrenatural), nos acerca a todos, no sólo a los seres de nuestro entorno, sino a sintonizar con el universo y así lograr que conectemos con éste, pero para ello, nuestras intenciones tienen también que ver en esto, como, por ejemplo: cuando nos expresamos con las palabras. El significado puede variar, por eso hay que prestar especial atención frente a lo que decimos, de otro modo, el mensaje se desvirtuará, y lo mismo pasará con los deseos que creemos cuando se los entreguemos al universo.

Hay casos como en la ley de atracción, en donde la gente no aclara lo que desea, y simplemente pide, no obstante, no relata el cómo, lo cual trae en consecuencia la manifestación de ese deseo, pero no de la forma en que querían; allí es donde todos fallamos.

En gran medida no sólo depende del cómo lo decimos, sino que también el cómo lo sentimos. Según mis observaciones, el universo actúa cuando la persona está realmente en un plan de necesidad intensa, y es allí cuando nuestra frecuencia se junta con la de éste y ahí es cuando Dios nos escucha. Apenas estas líneas llegan a cruzarse, crean una vía, en donde el cosmos manifiesta un mensaje para el individuo con la intensión de guiarlo para llegar a su meta; esa es la manera en la que actúa este ser superior a nosotros.

Entre los mensajes que podemos ver de este creador, podemos decir, que muchos tienen que ver con la sabiduría, de modo que entre más sepamos, más alto vibraremos, y entre más ignorantes seamos, peor será nuestro por venir.

En conclusión, podemos decir que entre más busquemos la verdad, no sólo podremos darle un mayor significado a la vida, sino que también, podremos vibrar más alto.