Capítulo 4: "¿Cómo hallar tu objetivo en la vida?"

El simple deseo de querer dar con aquello que amamos, nos hace experimentar cosas que no nos hubiéramos quizás jamás imaginado. En muchos aspectos de la palabra, somos seres que crecen en base a su experiencia, aunque también podemos desarrollarnos desde la perspectiva contraria si no sabemos interpretar las señales que nos da la vida.

Como expresé en capítulos anteriores, el ser supremo que nos rige nos va guiando con su propia sabiduría, entregándonos así gracias a nuestras propias vivencias enseñanzas que podrían hacernos recapacitar hasta en el peor de los momentos, y eso, es ya una gran ganancia para nosotros, de modo que ya tenemos una ventaja para poder encontrar lo que muchos denominan su “misión”.

Todos nosotros contamos con grandes habilidades a pulir, y ese talento muchas veces no le damos importancia debido a que es algo que sale naturalmente de nosotros que, además, cuando es señalado por otros, tendemos a menospreciarlo. Una manera de alcanzar aquello para lo que estamos hechos, es entender en qué somos buenos, así que, no hay que ignorar las voces ajenas.

Sin embargo, el simple hecho de ser bueno en algo, no significa que debas dedicarte a eso, más que nada, porque aquello debe, desde lo más profundo de tu pecho, hacerte estremecer. Pero cuando hablo de aquella sensación, es algo que nos lleva a inclinarnos a la pasión, es decir, que se trata de un algo que no puedes simplemente dejar ir, ya que se instala en tu vida y pasa a ser parte de ti, indicándote así que eso es lo que realmente deseas hacer.

Ahora vuelvo y repito, son muy evidentes estas señales, no obstante, otras veces simplemente hay que internarnos en la sociedad para hallar lo que buscamos. De modo que las experiencias (como ya dije en párrafos anteriores), son una forma de dar con ello, y en el caso de no atinar con personas que sepan señalar tu vocación, no te preocupes, porque eso es aún algo que vas a descubrir por tu cuenta experimentando, ya que todos tenemos esa música que espera a ser tocada.

Por otra parte, alcanzar nuestro objetivo es otro cantar. La vida es sencilla y al mismo tiempo, complicada; complicada en el sentido de que para llegar a nuestros anhelos requieren horas, e incluso años, así también como estrategias, pues todo buen proceso, a veces necesita de un buen plan.

Llegando hasta este punto, se puede decir que encontrarnos cara a cara por lo que siempre luchamos, no lo es todo, ¿por qué?, porque no tendría significado si no disfrutamos el proceso. Toda gran odisea, trae consigo una enseñanza que cala profundamente el corazón, de modo, que cuando volvemos al pasado para echarle una sutil mirada, teniendo ahora en cuenta nuestro cambiado presente, sabremos, con gran orgullo, que hemos logrado algo realmente grande, y esa sensación… nos acompañará el resto de nuestras vidas, para entregarnos el valor de seguir disfrutando de nuestro sueño una vez ya realizado.