Capítulo 10: "¿Cómo sanar el alma, el cuerpo y la mente?"

Realizar estos logros en un mundo caótico como en el que vivimos, casi parece una obra imposible, de no ser porque esto depende de nosotros mismos.

Hoy en día, y como en tiempos antiguos, hemos tenido al alcance de la mano, la solución para mantener en equilibrio este triangulo de vida, pero no hemos sido capaces de llevarlo a nuestro tiempo de una forma en que fuera aceptada, aunque para nuestra fortuna, los tiempos cambian, lo que nos lleva a hablar de los médicos de las nuevas generaciones que empiezan a ampliar sus conocimientos, en donde más tarde, éstos le dan lugar a ciencias que hasta ahora tenían que ver sólo con lo sobrenatural o, mejor dicho, lo espiritual.

De modo que, mantener el cuerpo con el ejercicio, y cambiar hábitos alimenticios que previamente nos perjudicaban (en muchos casos lo sabemos, pero no hacemos nada), no es suficiente, es por eso que ahora con las nuevas tecnologías que nos mantienen firmemente sujetos, es necesario (por no decir vital) que mantengamos también un ritmo de sueño adecuado en la medida de lo posible.

Si bien, he dicho que debemos dormir, el alma y la mente van de la mano de lo que nosotros consumimos, es decir… ninguno de los tres va separado, ya que está científicamente comprobado de que una depresión termina por desgastar el cuerpo de tal manera, que genera enfermedades que en otras circunstancias no se hubieran desarrollado. ¿Cómo pasa esto? Yo, en lo personal, creo que hay una razón para todo, y bueno, el alma está conectada desde la base como ya lo acoté.

Escuchando a Mario Alonso Puig, me he dado cuenta de que nuestro motor es el alma, también conocido como el ánimo en la mitología griega, por lo que aquí podemos comprender que las emociones, se inclinan sobre la mente, y dependiendo de las circunstancias que nos planteemos, desbordan en nuestro cuerpo de forma que al final nos sentimos: más enérgicos o más enfermos.

Sosteniéndolo desde este ángulo, tiene sentido por qué nos enfermamos apenas caemos al tiempo en un profundo malestar, así como también ocurre con ciertas parejas de pájaros, que cuando muere su compañero, el otro lo sigue debido al impacto emocional que le genera esto, lo que nos lleva de regreso al tema de los vínculos.

El escaso apoyo que nos entregamos, e incluyo a su vez, el hecho de que alguien intentó importunarnos en determinado momento, nos desata el deseo de venganza, por lo que luego, buscamos cobrárselas de alguna forma. Aquellas acciones sólo desatan cadenas de odio que con el tiempo se heredan, y crean de esa manera con los años, un mundo vengativo, en donde el que tiene la última palabra es el ganador, y el que no, es pisoteado, liberando así la famosa caja de pandora, en donde todos nos vemos con el derecho de pisotear a todos sin medir las consecuencias. Esta clase de comportamiento es lo que nos ha traído a la era actual, y nos empobrece tanto como personas como sociedad. Si bien en la genética no se heredan estos odios, pasa a través de la interacción, así que hay que ser extremadamente cuidadosos a la hora de dirigirnos a alguien.

En algunas ocasiones, como individuos, tendemos a repetirnos una y otra vez algo que nos provocó malestar, lo cual nos deja atrapados en un pasado sin sentido. No digo que hagamos la vista gorda a situaciones que no nos gustaron, pero hay que meditar una o dos veces al respecto sin dejar que ese momento nos arrastre el resto del día, si no, éste terminará por frustrarnos y hacernos ruido hasta el cansancio.  

De ahí que tendemos a crear discusiones que terminan en rupturas, y no sólo de parejas, sino que hablo en general, además, quiero hacer hincapié en algo. Esto a lo que nosotros llamamos lazos, son más sensibles de lo que parecen y una vez los descuidamos, ya no hay vuelta atrás, aunque, siendo sincera, muy pocas personas se animan a comprometerse para así marcar una diferencia. A lo que quiero llegar es que, si estamos conscientes de que esa situación es absurda, daremos un paso a la mejora, lo que nos inclina a entender lo que viene.

La mente está acostumbrada a subsistir en un mundo arcaico, en donde debe por todos los medios sobrevivir al paso del tiempo, lo cual nos pone a todos como enemigos. Es verdad que hay que estar atentos porque no todos los seres humanos son de confianza, aun así, no hay que llevar las cosas al extremo o terminaremos siendo las víctimas de nuestros propios miedos.

Como ya lo había comentado momentos atrás, si bien el cuerpo es algo más fácil de tratar, la mente es la maquina más ruidosa que poseemos, pues es la herramienta que maneja el resto de nuestro organismo, así que hay que aprender a llevarle las cuerdas.

Buscando ahora un modo, la meditación es una de las formas que hace entrar en paz a todos nuestro sistema, sentidos y alma, incluyendo así las charlas con uno mismo para encontrar aspectos positivos en nuestro entorno como dentro de nosotros, lo que me lleva a decir lo siguiente.

Hay tres tipos de elementos que no puede faltarle a la mente para mantenerla bajo nuestro ojo observador. Así que repetiré la que dije hace unos párrafos más arriba; hablo de la meditación. Aquella herramienta en la cual vamos y ponemos un poco de música, relajamos todos los músculos del cuerpo, para luego llevarla a cabo al menos 10 min una vez al día; los cambios que genera son sorprendentes, en especial porque lo sé por experiencia propia. En segundo lugar, las caminatas y las charlas con uno mismo. A veces compartir problemas con los demás no resuelve nada, pero cuando interiorizas lo que te inquieta, e intercambias palabras con el sabio que llevas dentro, no sólo vas a ir dándote cuenta en qué cosas vales, sino que también, empezarás a adquirir valores y a descubrirte a ti mismo, por lo tanto, una buena caminata no hace mal a nadie. Y, en tercer lugar, el hecho de escuchar a otros pensadores y nutrirnos de conocimientos que nos llamen la atención, hace que la mente encuentre el verdadero sentido a las cosas, de modo que esa es la respuesta a todos nuestros males para estar en paz con uno mismo, por lo que al final puedo decir que: “una mente abierta, puede llevarnos a concretar las más temerarias metas.”