Tu mano - mi mano

Capítulo 19: "¿Por qué no aprendemos de nuestros errores?"

La enseñanza, es una rama fundamental que forma parte de nuestra existencia, y gracias a ésta, podemos volvernos más capaces a la hora de enfrentar cualquier contra tiempo que se nos presente. Sin embargo, muchos de nosotros crecemos con escasas herramientas, pero en algunos casos, aun teniendo éstas, nos dejamos cegar por el mundo que nos rodea, sin medir las consecuencias.

A este comportamiento podemos denominarlo como: “la ceguera sentimental”. ¿Por qué he decidido llamarle de esta forma?, porque si prestamos notable atención, es algo que el ser humano no puede controlar en sus primeros 20 o 25 años de vida, y lo digo por experiencia, aunque este comportamiento puede alargarse dependiendo de los traumas generados por lo mismo, y llegados a este punto, voy a enumerar algunos de estos: experiencias de reiteradas decepciones (sean de índole familiar, amoroso o de amistad), rechazos de parte de los demás, la negación por parte de otros a la hora de aceptar que hemos tomado un camino diferente al que deseaban para nosotros, la no aceptación de parte de la otra persona cuando le decimos que “no” en ciertas situaciones, comentarios llenos de envidia, etc.

Muchos de esos comportamientos, son considerados por los adultos de otras generaciones como “normales” porque se lo han inculcado, pero la realidad es que no lo son. Como es de saber, las personas a cargo de un niño, son los que cumplen con la función de ser los responsables guías en su desarrollo. No obstante, no estoy diciendo que priven al pequeño de experimentar (sólo lo justo), ya que la experiencia es lo que le traerá valor y seguridad a la hora de enfrentar ciertos acontecimientos; eso lo formará como adulto y le permitirá crear a más seres conscientes como él. A todo esto, como ya dije antes, muchos carecemos de la presencia materna y paterna en nuestro día a día, aunque no necesariamente tenga que ver con que estén trabajando toda la jornada entera, sino que, hay que tener en cuenta, que algunos están presentes de manera física y no les hacen el mas mínimo caso a sus hijos.

En el párrafo anterior he mencionado que los padres están ausentes en cualquiera de las formas, pero también ahora hablaremos del exceso. Algunas veces esto puede provocar un apego innecesario, creando como resultado, que el chico pueda sufrir un golpe de parte de la vida haciendo que caiga en la realidad de forma súbita, lo cual le creará un malestar constante, hundiéndolo así en una posible depresión que puede llevarlo a la muerte. Ahora, teniendo en cuenta ambas situaciones, ninguno de los dos caminos es fácil, ya que en el segundo está el dolor del orgullo, y en el otro, se encuentra el aprovechamiento ajeno junto con una combinación de diferentes abusos psicológicos o físicos (a veces ambos al mismo tiempo).

Si bien, soy consciente de que nadie se libra de conocer a alguna persona indeseable, en lo personal creo que la tienen más duro el primer grupo que he explicado (aquellos que crecieron sin amor). El apego emocional es una de las razones más fervientes que podemos tener para evitar aprender de nuestros errores, porque hay que entender, que nadie nos enseña a respetarnos, y que en nuestra generación poco a poco estamos empezando a salir entre todos; sea por medio de libros, de vídeos, etc.

Afortunadamente la tecnología ha abierto horizontes nuevos para los desorientados, y considero uno de tantos a este libro. Por otra parte, retomando, los sentimientos siguen siendo complejos aun sin haber razones de por medio, y esto se debe a que, al ser nuevos en este mundo, la intensa ola de sensaciones, nos abruma, por lo que nos cuesta adaptarnos sin un guía, es por este motivo que denominan al adolescente como tal, ya que éste al experimentar tantas emociones, tiende a sufrir mucho. No obstante, no todo está perdido.

La solución a esta clase de conflicto es al menos, el conocimiento, y por supuesto, hay que empezar a reconocer las sensaciones que nos caen en el pecho. Algunas veces nos hace falta repetir una decepción, para apagar ciertos fuegos, pues hasta que no veamos que la esperanza es nula, el cambio no hará su aparición.

La decepción es necesaria para abrirle el paso al cambio; todo tiene una base, y esta como el dolor, es la de muchos, de modo que, si el cambio que deseamos realizar es por esto, entonces vamos bien encaminados.

“Un paso a la vez”, dicen los grandes sabios, y este es el modo, pues no se llega a construir un castillo de la noche a la mañana. Recordemos, que vivir es parte de aprender, y para empezar a ser conscientes de nuestros errores, debemos observarlos, meditarlos, y aceptarlos, pues es lo más justo, ya que en cuanto los reconocemos, podemos dejar de repetirlos.

Abrir los ojos a un nuevo mundo, y construir uno mejor para nosotros mismos, siempre es duro, aunque no imposible, así que, es necesario tener fe en uno mismo, para lograrlo. Así que ya lo saben, pongan un ladrillo a la vez, y antes de que se den cuenta, ya habrán formado incluso un reino.



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En el texto hay: vida, autoayuda, espiritualidad

Editado: 08.12.2021

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