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-NO, NO NO
-Pero maestro estoy haciendo todo lo que me pidió
-Pero lo estás haciendo todo mal
Viernes en la tarde de un bello Abril a las 2:00 PM, era la fecha y hora de aquel día tan frustrante para la chica que acababa de tocar el piano.
Hoy era un bello día por decirlo de alguna manera.
En una mediana ciudad al sur de Japón, de no más de 6 millones de habitantes y con una gran historia artística; En una preparatoria en dicha ciudad, de un notable color azul y al parecer de clase media, en uno de los salones del mencionado establecimiento escolar, en ese gran cuarto, una pobre chica estaba llevando a cabo el reto de su vida.
-Maestro no entiendo su obsesión con esto, yo lo estoy haciendo bien- trato de defenderse la chica ante la prepotencia de su estricto maestro
-Ese es el problema, ese 'bueno', no es 'excelente, 'perfecto' ¿entiendes?- explicó el maestro de música mal pagado
- En verdad no, hago todo lo que me dice, ejecutar las notas musicales al pie de la letra y aun así usted no está contento- Aclamo la estudiante
-El problema es que, ¡es mediocre!- Exclamó el instructor para hacerle entender su estudiante lo que quería decir
-¿Mediocre?- pregunto incrédula, no entendía porque su maestro insultaba así su música- pero si siempre he tocado el piano así
-No es cierto y lo sabes- dijo el maestro con un cierto tono de preocupación y comprensión- Desde que empezó Abril has estado mas distraída, como si no te esforzaras en el piano, antes tu eras una musa. Tocabas el piano con elegancia y pasión, deslumbrabas con las notas musicales que creabas.
La chica ahí presente solo bajó la cabeza un poco mientras su maestro seguía con su crítica, sabía que su opinión es importante pero aun así su mente no quería escucharlo, es como si una parte de ella se negaba a seguir sugerencias y sus oídos no quisieran oír consejos.
-Sabes muy bien que eres muy impresionantes, tus habilidades en el piano son simplemente impecables- admitió el maestro esto era parte de su manera para que su estudiante estrella volviera a brillar- Pero últimamente has estado demasiado distraída, te equivocas mucho y no estas prestando, ¿Qué es lo que es está pasando? Antes eras brillante, sublime y hermosa, pero ahora, tu piano es mediocre y mal colocado, dime que te pasa.
No hubo respuesta, la estudiante jugó un poco con su cabello avergonzada, no quería hablar del porqué de su distracción, era un tema delicado que hasta ella no quería tocar, cada vez que recordaba su mente hacía lo posible para olvidarlo. Era un tema muy sensible que no quería tocar.
-¿Tulipán?
La chica chasqueó la lengua disgustada, ya se estaba cansando de las preguntas de su estricto, que en vez de ayudarla, la hacía enojar. Era contraproducente, ya que para ella esto no era ayuda.
Tulipán era una joven de apenas 17 años de edad. Su cabello era pelirrojo rizado y sensual, su piel era morena, una combinación rara pero sorprendentemente bella, en su cabello tenia una linea azul pintado en su pelo como decoración, además de unas bellas pecas. Los ojos de joven eran de un color avellanas simplemente hermosos y su vestimenta era muy simple, una falda de color negro y una camisa de un blanco, era el uniforme escolar típica para chicas en esa escuela. Pero tampoco podemos dejar de lado sus hermosos lentes de color albaricoque. Ella parecía ser una joven normal.
-¿Qué es lo que te pasa niña?- el maestro seguía insistiendo con sus preguntas agobiantes, eso según la chica
Tulipán se encogió de hombros, no quería contestar al cuestionario de su instructor, es más, ni siquiera ella sabía que le pasaba bien, tal vez era una falta de inspiración o de pasión, cualquiera de las 2 era mala.
Repentinamente la campana del instituto empezó a resonar por todas las instalaciones, señalando así, que las clases habían finalizado y que el momento de irse a casa había llegado al fin.
Tulipán se alegró por eso, ya no tenía que escuchar a su maestro y podía encerrarse en la comodidad de su cuarto a reflexionar, 'salvada por la campana' como dice el dicho.
-Bueno la clase terminó- suspiró el maestro, él quería seguir instruyendo a su alumna estrella pero ya no había tiempo- Tal vez lo que tienes es un bloqueo del escritor, se te acabó la creatividad o tienes una gran falta de pasión por el piano. No lo se. Pero sea lo que sea, arréglalo, eres muy talentosa, no dejes que, lo que sea que esté pasando contigo te distraiga de esto, ve a casa cariño
Al fin Tulipán se levantó de aquel piano que tantos problemas y parloteo innecesario trajeron para los oídos de las chicas. Tomo sus cosas como es de costumbres, su mochila, sus libros, sus notas musicales que acostumbraba practicar en casa- aunque seguía sin ser excelente- y sus cuadernos de clases -tenía que estudiar muy seguido ya que últimamente le esta yendo mal en las clases, tal vez puede ser por lo mismo que no toca el piano como antes, quien sabe.-, aun así no podemos olvidar un paraguas que tenía por caso de emergencia, en este época del año llovía mucho en Japón.
Tomó sus cosas y se apresuró a salir del aula de música hasta los pasillos. Mientras algunos otros estudiaban caminaban para volver a casa, algunos conversaban sobre su día y otros solo se disponían a hacer payasadas correr por los pasillos molestando a los demás y derribando a uno que otro niño de primer año en el proceso.
Otro día había terminado en la academia.
Tulipán suspiro aliviada por este día, y mas aliviada aun porque mañana no le tocaba clases de música otra vez, al menos mañana no tendría al mismo maestro que le recordaba lo mediocre que se había vuelto.
Dio un paso por delante para comenzar su camino a casa...
-¡Oye morenita!-
Pero fue interrumpida por una voz muy familiar.
Tulipán frunció el ceño un poco por la interacción, se giró algo disgustada, conocía esa voz con seguridad, no quería ser grosera e ignorar al dueño de esa profunda y molesta voz, en palabras de ella misma.