¡tú! Mi ángel

Una muestra de cariño

Fácil es caer en el abismo de engaños 
Y mentiras
¿por qué nos cuesta tanto aceptar que nos equivocamos?
Preferimos decir una mentira 
A enfrentar la realidad. 
¿qué nos queda después?
Nadie que miente puede 
Vivir feliz, siempre está a la expectativa de ser descubierto.

💚💚💚💚
Ciudad de Guatemala
Dice que cada persona elige su destino, todos los días me pregunto ¿es eso cierto? yo no elegí la vida de mierda que llevo. Muchas cosas nos suceden sin que nosotros estemos de acuerdo, por ejemplo yo no pedí  nacer pero  que idiota eso nadie lo pide, simplemente venimos al mundo y ya, algunos cuentan con la fortuna de tener una familia otros como es mi caso, nos votaron al bote de basura como si fuéramos eso.  Pero la mayoría cuando ya pueden pedir lo hacen y lo consiguen, mi caso es todo lo contrario; cuando pedí nadie me dio, me acostumbré a eso y deje de pedir.

Acostado en la camilla de un hospital pienso en todo eso, no puedo quejarme estar aquí es mejor que dormir en una banqueta o en la acera. Una mujer con traje blanco se acerca y me pregunta como me siento, respondo de buena manera es la primera persona en la vida que alguien me hace una pregunta como esa así sea sólo por hacer su trabajo ¿Como puede sentirse una persona que está apunto de morir? No se, si ese sea mi caso, pero extrañamente me siento bien, por lo menos creo que es así como se siente estar bien, mi mente me traiciona diciendo que mi estado solo se debe a que  ella vendrá a verme.

La chica entra a la habitación me ve con esos ojos color  miel los  más hermosos que he visto, en realidad es mentira son los únicos  que he podido ver. Nadie se detiene a ver a los ojos a un niño de la calle,  porque piensan que en cualquier momento correrá llevándose la carrera.

— Hola ¿cómo te sientes? —me pregunta la chica, es hermoso tiene una voz angelical, es como música para mis oídos me quedo como todo un bobo observando. Supongo que tiene unos dieciocho  años me sonríe y estoy muerto, sus dientes son como granos de maíz blancos perfectamente ordenados.

— Menos peor —digo siendo sincero, no puedo decir que estoy mejor porque eso nunca pasará.

— Siento mucho que hayas tenido que pasar eso por mi culpa  —me dice la chica y sus hermosos ojos se llenan de lágrimas, brotan como una cascada, siento un deseo de abrazarla para que no esté muy triste.

— En la calle siempre vivimos eso, un día tenía que pasar —digo eso enserio, en la calle asaltos, asesinatos son nuestro pan de cada día. 
 

— Tú, estas aquí por defenderme, te lo agradezco  —habla la chica bajando la cabeza.

— No bajes la cabeza, no se hace ante nadie —le digo, ya le di un nombre y es ángel, supongo que si esos seres existen son como ella.

— Que tonta no me he presentado —dice algo avergonzada.

— No es necesario, ya te di un nombre y es ángel —ella sólo sonríe demostrando su dulzura. 
 

— Esta bien dime así ¿y tú nombre cuál es?

—me quedo en silencio. No se que decir, nunca he tenido un nombre; como lo dije antes fui sólo algo que dejaron tirado porque sencillamente no les servía, era sólo un estorbo para la mujer que me dio la vida.

— No tengo un nombre, sólo dime duende todos me conocen así.

—duende ¿por qué te dicen así? —dice intentado permanecer sería, se que una sonrisa está luchando por salir .

—me dieron ese apodo desde niño.

—seguro tienes un nombre.

—nunca nadie me lo dio.

—lo lamento —dice agachado la cabeza.

—no lo lamentes, yo no lo hago —digo despacio.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunta, volteó a verla sin entender que es lo que ella quiere saber.

—¿hacer qué?

—defenderme, eso te pudo haber costado la vida — se que se siente culpable y lamento eso.

—me siento feliz de haber echo esto, yo siempre quise ser bueno —dije expresando lo que quería hace mucho tiempo, muchos piensan que los jóvenes de la calle somos malos por naturaleza, pero nadie se detiene a ponerse en nuestro lugar y saber que nos llevó a tomar malas decisiones.

Una mujer algo mayor entra  a la habitación, es linda la chica tiene facciones de ella, seguramente es su madre. 
—amor estas bien —dice tocando el rostro de la chica, inspecciona cada área del cuerpo de ella, la ve con un cariño increíble; supongo que la señora es la madre del ángel ¿por qué a mí nadie me ve así? Me pregunto. Mi mente me responde porque nunca tuviste una madre, mando a callar a mi mente.

—estoy bien mamá, gracias a él  —la chica voltea a verme al tiempo que sonríe, toma de la mano a su madre. La señora me observa como agradeciendo  con la mirada el hecho de haber salvado a su hija. 
—mamá te presento al chico que me salvó la vida, gracias a él hoy estoy aquí. 
La señora se acerca a donde yo estoy y me agradece. Toma mi mano y dice un Gracias  —¿ Cómo te llamas?   — Pregunta.

— Sólo dígame duende —contesto. Me ve con una sonrisa en su rostro y luego a su hija ¿cuánto daría yo para que mi madre me hubiera querido como ella a su hija?

— Gracias por lo que hiciste por mi hija, mi nombre es Lucía  — dice viéndome de una manera que me causa mucha alegría, nadie me había visto así en mis dieciocho años. Yo que siempre he soportado el desprecio de las personas me siento en las nubes al saber que por fin alguien me ve como lo que soy, una persona que siente, vive y  vale mucho.

Después de estar mucho tiempo dentro de la habitación Lucía  se va, le pide a  su hija acompañarla.

La chica dice —Mami voy a quedarme otro momento, quiero  acompañar al chico que me salvó la vida —mi corazón da saltos de alegría por la atención que la ella tiene conmigo, estoy tan felíz  el monitor lo avisa. Un pip pip pip suena en toda la sala las mujeres me ven asustadas pensando que estoy mal, en realidad es mi corazón el que me ha traicionado.




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