¡tú! Mi ángel

Sucesos pasados

Narrador omnisciente

Veinte años antes 
Ciudad de Quetzaltenango

Una adolecente se escapaba de sus clases para ver a su novio. Corrió lejos del Liceo en el que estudiaba, con una sonrisa llegó hasta donde él la esperaba —Pensé que no vendrías preciosa. 

La chica sonrió amaba a ese hombre, aunque muchos le decían que no le convenía ella estaba dispuesta a hacer todo por él —Estuve muy ocupada, mañana cumplo quince años y mis papás están emocionados con la fiesta.

—Lo sé, bonita y tengo un regalo para ti.

—No voy a poder verte, sabes que mis papás no están de acuerdo con nuestra relación.

—Tus papás me tienen cansado. Cuando vas a dejarlos para venir conmigo, nada te va a faltar porque te voy a tratar como la reina que sos.

—Por eso te quiero, porque me tratas bien. Se me hizo tarde, nos vemos más tarde. Te amo.

—Claro preciosa —el hombre tomó un cigarrillo, se lo llevó a la boca y lanzó  un suspiro de satisfacción. Iba a darle a los Estrada donde más les dolía su única hija <que niña tan tonta> pensaba <solo a ella se le ocurre que un hombre como yo pueda enamorarse de una chiquilla babosa>

Clara corrió a su casa, al entrar sus padres  estaban muy enojados —Otra vez estabas con ese bueno para nada —dijo su padre enojado —¿Cómo quieres que te diga que él  no te  conviene?

—Ese no es tu problema. Dejen de meterse en mi vida, que yo no ando diciendo nada de sus amigos. Pido respeto para mi privacidad.

—Muy bien la niña ya sabe distinguir sus amistades no —exclamó su padre furioso.

—Si. Deja de meterte en mi vida, estoy cansada de siempre seguir tus órdenes —habló la chica furiosa —Odio vivir bajo sus reglas, me asfixia tener que dar cuentas de lo que hago, soy grande y se lo que hago.

—Si eres tan grande supongo que sabes en que trabaja tu novio.

Las palabra de su padre por un momento dejaron a Clara  sin saber que responder. Tomó su bolso y subió las gradas —Clara vuelve, no hemos dejado de hablar.

—Tú no estás hablando, lo único que haces es regañar. Te odio papá —el padre se detuvo al escuchar las palabras de su hija. La tomó del brazo diciendo —Yo por el contrario hija te amo, pero no puedo dejar que me faltes al respeto.

—Si no quieres que te grite entonces déjame en paz — diciendo eso se encerró en su habitación, estaba cansada de los regaños de su padre, por lo que decidió dejar su hogar para ir a vivir junto al hombre al que tanto cariño decía tener.

Al principio todo fue lindo, después  empezó a comportarse muy raro. Su estado de ánimo cambiaba rápidamente, había días en que parecía el hombre más lindo del mundo, después se volvía agresivo. Empezó a agredir de manera verbal a Clara, ella pensaba que era porque lo hacía enojar. El amor propio se fue a la basura dejó que se adueñara de su voluntad, no se vestía como le  gustaba por miedo a su enojo. Lamentaba cada instante haber dejado su hogar.

Se alejó  de su familia de todo lo que le gustaba solamente por complacer al hombre a quien ella juraba amar.
Cuando cocinaba algo, siempre decía que eso era comida de perros todos los días eran palabras como "esto ni los perros lo comen" "eres una inútil" "no puedes siquiera lavar un calcetín" "bruta" "idiota" "estas fea" "Mírate hasta un gusano es hermoso a tu lado"  ese hombre uso con Clara todo tipo de groserías. Lo peor fue que de tanto escucharlo, ella terminó  creyendo que era todo eso, se sentía fea, inútil, una buena para nada, desarrolló  una dependencia hacia él.

《el agresor quien no siempre será un hombre toma nuestra voluntad. Debemos tener claro una cosa, toda aquella persona que nos agrede ya sea de manera verbal, psicológica o físicamente es un agresor. Desde el momento que alguien nos dice algo ofensivo nos esta agrediendo y tenemos dos opciones aguantar o decir no más, tenemos derecho a defender nuestro amor propio. Esto va dirigido a todo aquel que a sentido en un momento un rechazo, una falta de respeto por mínima que sea; nadie puede tratarlo de esa manera, usted tiene que ser escuchado, sus gustos, opiniones son importantes porque son suyas. Nunca se calle por miedo al que dirán usted tiene derecho a expresar lo que siente.
Muchas veces todo empieza dentro del propio hogar, cuando usted madre o padre de familia no deja que su hijo tome decisiones solo, no deja que practique su deporte favorito por miedo a los golpes. Cada uno necesita sentir su propio dolor, pero si usted dice "no juegues eso porque siempre terminas herido"  en ese momento está ayudando a que él no sufra, pero está creando una dependencia hacia usted o cuando para que el niño no cometa una imprudencia usted le hace una seña para que no hable. 
Llega a su casa y lo único que quiere es descansar sin embargo, su hijo está hablando y eso impide que usted pueda tener un descanso placentero, manda a callar o le dice que juegue, está dañando a su hijo, un pequeño siempre tendrá cosas que contar y es su deber escuchar sus inquietudes.
Tenemos derecho a decir "Yo merezco respeto"》

Clara no se dio cuenta a tiempo del error en el que vivía, dejó que la tratara de la peor forma ¿han escuchado hablar del umbral del dolor? este es distinto en cada persona. Alguien puede darse un golpe muy fuerte y sentirse bien, por el contrario otro basta con un solo rasguño para que sienta mucho dolor y tiene que visitar a un médico. 
Cada uno reacciona de manera diferente.

Clara tuvo que vivir la más miserable de las experiencias para buscar ayuda ¿cuánto más podía aguantar? su sonrisa se apagó y con ella las ganas de vivir que la caracterizaba.  El hombre pasó del maltrato verbal al físico la primera vez que la  golpeó fue solamente una bofetada, algo que para alguien hubiera sido motivo suficiente de separación ella,  por el contrario seguía a su lado. Él llegó al siguiente día con chocolates,  juró que nunca volvería a pasar, pidió mil veces disculpas, prometió que cambiaría y ella como siempre cayó en sus mentiras.




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