Tu mi destino

La confesión

-se que no esta bien esto que hize te pido perdon, no he sido claro para que te he traído a este lugar, pero necesitaba estar contigo-

Lo mire sorprendida.

-antes de que me digas algo, yo, yo no puedo seguir asi desde que te vi ese dia en casa de mis primos, toda despistada y tus ojos, no me puedo quitar tu imagen de la mente, no se, tuve muchas novias, solo una formal, pero no es nada a lo que tu me haces sentir-

No se en que momento lo tuve a unos pocos sentimetros de mi, no pude resistirme, permiti que sus labios chocarán con los mios, esta vez el beso fue diferente, ahora era con mi permiso y sin que el sintiera culpa por besarme, el tiempo pareció detenerse, deseaba que el siguiera besandome, y que no se apartara, aguarde para ver si entraba en razón y se diera cuenta de que no estaba bien, el tenia prometida y yo, yo solo una casa en nueva York, no un emporio como lo que queria la señora Mueller, (su madre) el no paro y yo deje que mis pensamientos se esfumaran al aire, lo tenia conmigo, el me besaba, el habia aceptado que yo no le era difernete y eso lo disfrutaría asi después doliera.

-¿estoy preocupado, ¿te molesto que te besara? No pronuncias palabara desde que salimos del jardin-

-lo siento, simplemente es que no puedo entender tus palabaras, tienes cientos de mujeres que decean estar contigo, tu pro-metida es hermosa a comparación mia, llebo medio año aqui, y no soy mas que una chica ordinaria-

-Justo lo que yo necesito, ¡mirate! Eres hermosamente sencilla, tu simplemente no andas como las de mi clase casando millonarios para qur cumplan tus caprichos, dejaste la comodidad de tu casa y tu pais por conseguir tus metas, tus sueños, no aspiras a tener ropa de la mejor marca, ni joyas, ¿cres que encontraré a alguien igual que tu? No y estoy dispuesto si tu aceptas a revelarme contra mi propio destino y no seguir con la farsa de ese matrimonio- me miro buscando respuestas.

-yo, y-o, yoo tambien siento algo por ti, no se por que ni en que momento pero paso-

-ilian, intentemoslo, dejame entrar en tu vida, prometo no hacerte daño- me miro sus ojos ardian por un sentimiento puro, lo sentia.

-si- sonreí y una sonrisa de alegria iluminó mi cara, hacia bastante que no sentia eso, la ilucion, mi corazón latia desbocado.

El me beso en medio de la calle en la que caminabamos me alzó y me hizo girar, nos reiamos como dos adolescentes en su primer amor de verano.

Nuestro momento magio se vio interrumpido por el tono de mi celular.

-seguramente es sheil-

-no contestes-

Estaba apunto de obedecer lo que me pedia, hasta que vi la pantalla.

-diablos, mama- dije alterada

No se en que momento mi teléfono paso a sus manos,...

-hola- hablo muy propio.

-¿ilian?, ¿disculpe por que contesta el telefono de mi hija? ¿donde esta ella? ¿Que le ha echo?- mi madre sonaba alterada, lo mire con cara de horror.

-hola señora paecker, permitame precentarme, soy Edwin Mueller el jefe de su hija, y ¡su nuevo yerno!-

-cielo santo, ¿que dijo? ¿Su novio y su jefe? ¿Cuantos años tienes?

-28 suegra- sonrió

-oh ya veo, dime ¿se estan cuidando? -

Arrebate el celular de sus manos al oir semejante pregunta, el rio a carcajadas, yo estaba sofocada de la pena.

-¡¡¡wow wow wow mama!!! No nada de eso, por favor mama calmate, no no hemos planeado tener hijos, no mucho menos vivir juntos es algo complicado te llamo mañana besos te amo-

-que intensa suegra tengo, mi reyna, pongamonos a trabajar- me miraba rojo de la risa, y con mirada picara.

-Edwin callate, o te dare un puñetazo-lo mire con cara de pocos amigos-

-reyna tranquila-  me miro asustado, pero divertido.

 

Cai en mi cama soñado despierta esta tarde, esta tarde era lo mejor en toda mi vida, me habia sacado la loteria, era guapo inteligente, sexy y millonario, (esto ultimo no me interesaba en lo mas minimo) y era mio, mi novio.

Algo interrumpio mi alucinación.

-nena, ¿estas? - sheil llamaba un poco nerviosa.

-sheil, si pasa- dije rapido.

-amiga, me llamo tu madre- confeso

-¡oh no, por dios! ,¿ ya te lo dijo?- me horrorize.

-siiii te acuestad con Edwin Mueller y no eres para comentarlo, ¿que clase de amiga eres?

-espera sheil, no me he acostado con edwin, ni con nadie eso lo sabes, y pues apenas hoy me confeso lo que sentía algo, por mi y nos hicimos novios o algo asi- sonrei mostrando mis dientes.

-OMG, bebe, que felicidad, amiga, tu boda será la mejor del año, tus bebes seras una socialyte. ¡Espera!  ¿Y steffany? , ¡su novia! - pregunto desconcertada. 

-si lo se, eso tambien me tiene pensativa, el me dice que lo solucionara- la mire con mis ojos llenos de ilucion.

-bella, te dejo, no lo puedo creer, descanza querida.- sheil salio intrigada pero contenta.

La mañana siguiente albert, el chofer de la casa de los Hans, nos llevo al cafe.

Al entrar un jarron lleno de peonias, rosas y fresias estaban sobre la barra.

-katty que hermosas flores- comente maravillada.

-ili, llegaron para ti trae una nota, - me miro emocionada.

las mire, y admire, saque la pequeña nota color doeada con un pequeño liston de seda color violeta, la nota decia.

-QUE ERMOSA ESTAS ESTA MAÑANA, ERES MI PROPIO SOL EN ESTE INVIERNO-

Antes de poder leer escuche su voz repitiendo lo que decia su nota, voltie con ganas de llorar, estaba que no me creia ni yo misma en que momento paso todo esto.

-buenos dias, que hermosa estas hoy- edwin me miraba a los ojos sonriendo, esa sonrisa suya tan arrebatadora.

-gracias, yo-yo- antes de poder decir algo, me plantó un beso frente a todo el personal del cafe, todos nos miraron desconcertados despues cada uno volvió a sus labores, la sala se quedó sola, nos concedieron un poco de intimidad. 

-Edwin este detalle me hizo tan feliz, eres mi amor- apenas pude decirle esas palabras, me sentia tan sonrojada, sus besos hacia sentir un calor por mi cuerpo, algo tan diferente.




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