Tú mi nube de azúcar

21

Siento a mi novio tensarse, su madre está aguantándose las lágrimas, es obvio que aún lo quiere, no sé lo que haya pasado pero ella lo ama aun.


—Tenemos que regresar a España — es lo primero que dice su madre, mi novio me observa atentamente, como me gustaría poder leer la mente ahora mismo, pero eso solo pasa en comics.

 

—Aurora — cada vez que dice mi nombre es una linda melodía, esta vez tristemente linda, mi novio mira a su mamá y ella nos deja solos.

 

—Tu papá estará bien ya verás — le doy ánimos pero no funciona porque su expresión es la misma que cuando llegue, seria, preocupada y aún está nervioso.

 

—Ven conmigo — no sé cómo responder a eso, me toma por sorpresa — sé que apenas estas iniciando con tu boutique, pero en verdad quiero que conozcas de dónde vengo.

 

—Henry — su nombre sale con un tartamudeo que no me gusta — yo. — me interrumpe con esa mirada de cachorro triste.

 

—Sé que te estoy pidiendo mucho, lo sé, pero en verdad me gustaría que vinieras conmigo, que conocieras a mi hermana, mi abuela, mi familia — es el precio de tener a un príncipe como novio, cierro mis ojos y un suspiro largo sale de mí.

 

—Tendré que empacar rápido entonces — el me abraza y me da un beso de abuelita.

 

 

Para mi sorpresa mi querido novio no tiene que empacar pues allá tiene todo, solo pone unas cuantas cosas en una mochila negra. Su madre empaco lo indispensable para un vuelo de última hora, cuando ellos estuvieron listos me llevaron a mi casa y empaque lo más rápido posible, tome mi maleta grande, una pequeña mochila deportiva y mi bolso normal.
Deje bien cerrada mi casa y antes de ir al aeropuerto, pase a la casa de mi ex jefa para darle un juego de llaves, para que me hiciera el favor de estar al pendiente. En el transcurso del trayecto no dije alguna palabra, es la primera vez que salgo del país y más hacia un castillo.
La madre de mi novio condujo directo hacia el hangar de donde despejaría el avión, nos revisaron y les entregaron el permiso para volar. Serán las ocho horas y veintiséis minutos más largos de mi vida.

 

 

***

 

Cuando aterrizamos un hombre salió de un BMW x5 negro polarizado, saludo a la duquesa y a mi novio, el trayecto hacia el palacio no fue extenso, me siento cansada, no pude dormir de solo estar pensando en lo que espera nada más llegar.

Tomo mi teléfono y busco un poco de información sobre el castillo y como siempre Google tiene la respuesta. El palacio es un edificio exento, rodeado por los jardines de Sabatini (que pertenecen al propio palacio) al norte, la plaza de Armas (del palacio) y la catedral de la Almudena, al sur, plaza de Oriente al este y Campo del Moro al oeste. Popularmente y sobre todo en Madrid se le conoce también como Palacio de Oriente. El palacio tiene su origen histórico en una construcción defensiva del siglo XI cuando Madrid era una plaza ocupada por los moros desde el siglo IX. De fortaleza musulmana pasó a ser alcázar cristiano y alcázar-palacio de los Austrias ya en el siglo XVI.

Encontré mucha más información, pero obvio esto no es una clase de historia, joder que estoy a punto de estar en un palacio de verdad, guardo mi teléfono en mi bolso y solo me dedico a observar por la ventana hasta que el auto poco a poco se detiene y entra a un hermoso jardín hasta llegar al pie de unas escaleras.
Un hombre vestido con un traje negro me abre la puerta y el señor me ayuda a salir del auto, le doy las gracias, y rápidamente Henry y su mamá están a mi lado, los tres subimos las escaleras, pasando la puerta principal todos es tan impecable, elegantes, una alfombra roja cubre las escaleras que están a ambos lados del interior, conduciendo a los otros niveles del palacio.

 

—Ve con él — le digo a mi novio cuando se queda mirándome — Te necesita más que yo.

 

No dice palabra alguna solo se va con su mamá a ver al rey, al darme la vuelta mis maletas ya están a mi lado, observo todo, todo es tan elegante, los cuadros, los muebles y cada cosa en este lugar tienen tanta historia que contar.

 

—Supongo que eres la novia americana de mi nieto — una señora mayor me toma desprevenida y me asusto un poco al escucharla.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.