Tú, mi salvación

Capítulo 21

Es un reto organizarme para complementar las cosas personales con lo laboral; tengo que levantarme más temprano para dejar a Alina lista, lo que incluye pasearla y alimentarla.

Una de las ventajas es que el local no abre sus puertas muy temprano, dándome la oportunidad de dejar listas todas mis cosas. Reconozco que con Alex aprendí a ser más juiciosa y responsable, ya no dependo de los demás como antes. ¡Maldición!, me molesta tener que recordarlo a cada momento, pero en muchas ocasiones es inevitable.

Al llegar al local, me siento nerviosa, es la primera vez que trabajo y no quiero echarlo a perder, ruego que todo me salga bien.

El uniforme es elegante, según Leonard desde que entra al local un cliente tiene que percibir que todo desborda elegancia y buen gusto. Por eso, mientras esté en el local, tengo que mantenerme bien arreglada y con una sonrisa, estoy segura que no me resultará difícil ese aspecto. Recibo ciertas indicaciones y lo demás debe surgir con naturalidad según él, eso espero.

 «¡Es fácil!», me repito a mí misma.

Me imagino que, si le hubiera contado a Alex de mi trabajo, estaría contento y orgulloso de mí. Sonreiría y sus ojos hermosos se achicarían; el momento glorioso del beso vendría enseguida, seguido de instrucciones para mi primer día o para conservar un empleo.

Hay días en los que me pregunto si él también piensa en mí de vez en cuando. Me reprendo a mí misma por pensar en él, ahora estoy con Samuel y debo enterrar ese sentimiento para lograr avanzar.

Salgo de mis pensamientos cuando veo entrar a dos señoras.

—Buenos días, bienvenidas a Leonard Boutique mi nombre es Carolina y será un placer atenderlas —digo sonriendo.

—Muchas gracias, Carolina —contestan correspondiendo al saludo y sonrisa.

Atiendo a mis primeras clientas con toda emoción y cariño, sintiéndome muy cómoda al hacerlo. Les muestro algunos vestidos que podrían serles útiles, todo bajo la atenta mirada de Leonard a través del cristal que separa la tienda de su oficina.

Al final ha resultado muy cómodo trabajar en la tienda, muchas personas la visitan, ¡hasta ciertos famosos de la pantalla chica vienen a comprar las creaciones de Leonard o a encargar que les diseñe modelos para algún evento!

—Te felicito, Carolina —dice mi jefe. Al legar, me ofrece un café que trae en la mano.

—Gracias. —Lo acepto dándole un sorbo.

—He visto que has hecho el trabajo muy bien, han sido muy pocas las ocasiones que me has llamado para alguna sugerencia.

—Es que, al parecer, hoy han llegado los clientes fáciles —digo sonriendo ante su cumplido.

—No creas, las dos señoras mayores que atendiste en la mañana son las más difíciles y se sintieron cómodas contigo, fue evidente.

—Me alegro mucho, me estoy esforzando por hacerlo bien.

Falta poco tiempo para que termine mi primer día de trabajo y ya lo considero un éxito. Cuando creo que nadie va a aparecer, me inclino para arreglar unas cajas, pero escucho el sonido de la puerta anunciando que un cliente ha entrado. Me levanto y veo posiblemente a mi último cliente del día, me acerco a él mientras lo veo mirar unos vestidos.

—Buenas tardes, señorita

—Buenas tardes ¿se le ofrece algo?

—Sí. Quiero comprarle algo a mi novia. —Señala los vestidos —. Creo que este le quedará precioso, ¿qué opina?

—Opino que su novia es muy afortunada, usted tiene buen gusto.

—El afortunado soy yo. Quiero comprarle un vestido y que se lo ponga esta noche que la voy a invitar a cenar. ¿Cree que le guste ese color?

—Tal vez, ¿cómo es ella? —pregunto para ayudarlo con precisión.

—Es de su misma talla —dice mirándome de los pies a la cabeza.

—Pues entonces sí, le quedará, pero también depende de la clase de cita. Ese beige es para algo formal —explico. Se fija detenidamente en el vestido mientras piensa

—Es una cena en mi departamento, no es formal. Pero me lo imagino quitándoselo —explica con la voz tan seductora que me sonrojo y no puedo evitar sentir que mi cuerpo se estremece al escucharlo.

—Le puedo mostrar otras opciones que son casuales pero elegantes, sígame —digo tomando la delantera.

Al salir de la vista de Leonard, Samuel presiona mi cuerpo sobre una pared y empieza a devorar mi boca con prisa, me dejo llevar por su avidez disfrutando de su lengua en mi cavidad, muerde mi labio inferior al separarse de mi boca para bajar a mi cuello.




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