Al día siguiente desperté con un gran dolor de cabeza que daban ganas de quedarte acostado todo el día, pero, para no levantar sospechas tuve que levantarme de mi cama, tomé una ducha rápida, me vestí con unos jeans de mezclilla y una sudadera negra y mis converse negros, en mi brazo izquierdo utilicé unas pulseras y mi reloj para lograr ocultar los cortes, pero también le puse maquillaje para ayudar a ocultarlos. Al bajar al comedor, mis padres me saludaron como si nada, y agradecí eso, ya que pensaba que no se habían dado cuenta de la botella faltante.
Al terminar de desayunar mi mamá me llevo a su auto y me fue a dejar al colegio, en todo el camino estuve callada, como siempre, pero ahora era por el dolor de cabeza que me cargaba. Al llegar me baje sin despedirme, y entre directo al salón, por la hora aún seguía vacío, pero prefería estar ahí que en los pasillos que estaba lleno de gente y con mucho ruido.
Recargue mi cabeza en la mesa, esperando que el dolor de cabeza disminuyera, pero parecía que no quería hacerlo, al contrario, aumentaba más.
Salimos del salón y nos dirigimos hacia mi casa, al llegar lo guie hacia mi habitación, pasé al baño a buscar una pastilla para el dolor de cabeza, al tomármela regreso y lo veo acostado en la cama con su celular en las manos, desde donde estoy podía apreciar cada rasgo de Louis, tenía unas pestañas largas rizadas y bonitas, que hacían juego con sus ojos color azul, su nariz de botón y su pequeña barba de días que le estaba creciendo, medio rojiza, su cabello lacio castaño caía sobre sus ojos, amaba la manera en la que con sus mano lograba peinarlo de lado o lo trataba de quitar de su frente, amaba sus manos, la suavidad de ellas, y como lograban acoplarse a las mías.
Nos acostamos en mi cama, con mi cabeza recargada en su pecho, mientras él acariciaba mi brazo con la yema de sus dedos y poco a poco me fui quedando dormida.
No supe cuánto tiempo me dormí, pero al despertar pude sentir unos brazos rodear mi cintura, alcé mi mirada y encontré el lindo rostro de mi novio, sonrío con ese pensamiento, paso lentamente mis dedos por su cara acariciándolo con cariño, hasta que llegan mis dedos a sus labios, aquellos labios delgados con un lindo color rosado, paso lentamente mis dedos tratando de no despertarlo y levantándome con cuidado me acerco a ellos y le doy un pequeño beso y cuando me alejo el agarre de mi cintura se incremente y abro mis ojos al darme cuenta que ya él estaba despierta y sonriendo, me puse roja enseguida y baje mi mirada.