Haiden
Todo era igual. El zumbido del ventilador, los gritos del equipo de fútbol afuera, las voces desordenadas antes de que llegara el profesor. Lo mismo de siempre. Lo mismo que me ayudaba a no pensar. No quería recordar. No en este lugar. Me encontraba sumido en mis pensamientos mirando hacia el exterior de la ventana observando a un grupo de chicos jugar a la pelota.
— ¡Haiden! — Mire a Mina quien entraba al salón luciendo tan fresca como siempre — ¿Otra vez en las nubes?
— Hoy llegas un poco más tarde de lo habitual — Dijo Elian arrecostado sobre su pupitre.
— El carro se descompuso en el camino mi madre me acompaño a la parada más cercana para poder llegar con tiempo —
— Mina, tenías la excusa perfecta para faltar hoy — Dije en un tono divertido
— Clase, hagan silencio. — Dijo el profesor de algebra entrando al salón cargando su pila de libros que llevaba consigo todo el tiempo.
— Tenemos una nueva compañera. Ella es Angie.
Al escuchar ese nombre todo se detuvo. Ese maldito nombre. Mi cuerpo se tensó sin querer. Sentí como si me hubieran lanzado contra un recuerdo, directo al pecho. Levanté la mirada. Y ahí estaba Angie, caminando como un ángel que acababa de descender.
— Buenos días — Dijo con esa sonrisa tan brillante como la recordaba, como podía seguir sonriendo tan hermosamente sin un ápice de dolor
— Chicos Angie ha vivido un mal episodio en su vida en el que se cayó de una ventana y como resultado perdió la memoria, necesito que como grupo sean comprensivos —
¿Caerse de una ventana? ¿Amnesia? Fue hace dos años que estaba parada en el borde de la azotea, yo estaba ahí. La vi. Supe que no iba a saltar por impulso. Era una decisión fría, dolorosa y final.
No dijo más nada, simplemente camino entre la fila de pupitres, pasando por mi lado. Cuando me recompuse miré a Mina quien no parecía moverse sin embargo pude notar que se encontraba pálida. El profesor dijo algo de asignarle la tarea ser la encargada de guiar a Angie. Elian por su parte no levantaba la vista, parecía estar tan perdido como yo. Los tres estábamos conscientes de lo que paso hace dos años, de lo traumático que fue presenciar su colapso emocional que la llevo a lanzarse al vacío. No entiendo que está pasando, mi corazón esta agitado, sin embargo, ella parece tan tranquila. Gire mi vista hacia ella y un segundo su mirada se encontró con la mía. Me sonrió, esa sonrisa que podía hacer que mi corazón se detuviera un instante. Sacó su libreta, con calma. Como si fuera el primer día de una vida nueva. Y quizás lo era. Para ella. Para mí... era el regreso de todo lo que había intentado enterrar.
— Haiden... — Susurro Mina sacándome de mis pensamientos. Como si quisiera decir algo, pero sin poder sacar las palabras de su boca. Miro a Elian quien se sentaba a su lado y finalmente se quedó callada. Claramente ninguno se encontraba bien.
La clase empezó como de costumbre sin embargo todo era diferente, me parecía estar viendo su fantasma, ese que me había atormentado todo este tiempo. La chica de la que había estado enamorado, pero también mi dulce perdición había regresado ¿Seguía siendo mi Angie?