–Branca, una cosa es un paseo en yate y otra viajar y pernoctar en casa de unos desconocidos.
–No todos son desconocidos. Hasta donde sé, alguno ha estado bastante pegado a ti en algún momento. Además, no busques excusas. Yo creo que te apetece, te lo noto. Otra cosa es que te asuste lanzarte a esta aventura.
–Ya tengo bastante estrés con lo que me voy a encontrar al final del camino…Branca, ¿y si vienes tú conmigo?
–Diana, dudo que tu abuela se sienta muy cómoda con la mujer que estuvo casada con quien, a ojos de tu abuela, es el responsable de haberte mantenido lejos todos estos años. Más adelante, me encantará visitarte, pero en este momento, creo que es mejor que no te acompañe, aunque si insistes iré, ya lo sabes. Además, vamos a hablar claro: si yo tuviera tu edad y tuviese que escoger entre mi madrastra y un chico tan guapo no tendría ninguna duda. A mí no me parece una propuesta descabellada, Diana. Yo estoy muy triste ahora, tú también, pero hay algo que tengo claro: haz cosas nuevas si quieres que te pasen cosas nuevas. A ver, ¿qué te ha propuesto exactamente?
–Me ha dicho que tiene que ir a Vigo a firmar un contrato, que tiene que hacer una parada para hacer unas fotos y que tiene unos amigos que nos ofrecen hospedaje y que no le importa para nada llevarme.
–Entonces, ¿dónde está el problema?
Tenía razón, no había ningún problema. El único problema era yo. Duarte comenzaba a gustarme más de la cuenta y me aterraba que todo terminara como siempre. Es decir, mal.
–Diana, nos conocemos lo suficiente para saber que no siempre has hecho las mejores elecciones a la hora de buscar pareja. Y esto ni siquiera tiene que ser eso: es solo un viaje. Yo prefiero que lo hagas acompañada. Iría contigo. De hecho, si no vas con él, no me quedará más remedio que acompañarte; pero como te decía, no creo que de entrada a tu abuela le haga especial ilusión. Son muchos cambios los que se te avecinan y el hecho ir con alguien, hablando de otras cosas, te va a venir bien.
Por cierto, me he enterado de que lo de la fotografía le viene de familia: su padre era fotoperiodista también. Lamentablemente, murió en uno de sus trabajos.
–Vaya…es cierto que me dijo que su padre ya no estaba, pero no me contó más.
–He oído que sus tíos quieren que se asiente aquí, en Lisboa, pero trabaja mucho y ha decidido no establecer aún una residencia fija. De hecho, mi amiga me cuenta que están extrañados de que haya alargado tanto su visita. Sinceramente, creo que lo del contrato es una excusa, que se ha quedado para volver a verte. Ya sabes que tengo algo de adivina –me dijo alzando las cejas, y no pude evitar lanzarle un cojín por su clarividencia.