Hay despedidas que pesan menos cuando lo que te espera al otro lado empieza a llamarte por tu nombre.
La casa me abrazó desde que puse un pie en la entrada. Crucé el jardín con la extraña sensación de haber estado allí antes. Los colores, los olores y la perfecta armonía que reinaba me eran familiares. Los arbustos floridos junto a los muros de piedra parecían sacados de un recuerdo antiguo.
Me detuve a mitad de camino y respiré con los ojos cerrados. Necesitaba tranquilizarme, bajar las pulsaciones antes de llamar a la puerta.
Y lo entendí.
Claro que había estado allí antes. Muchas veces, en realidad. Era el lugar que aparecía en mis sueños una y otra vez. Lo supe no sólo por las imágenes difusas que recordaba, sino por el olor: ese aroma cálido y vegetal que ahora me envolvía.
Me acerqué, cogí una flor entre las manos e inspiré y juro que volvió la quietud a mi agitado corazón. Sentí cómo la serenidad se extendía por todo mi cuerpo. Aquel espacio me envolvió como si de pronto todos mis miedos quedasen aislados fuera.
Oí un ruido y al girarme pude ver a la que debía ser mi abuela.
–Eres igual que ella_ murmuró, con la voz temblorosa y los ojos empañados–. Estás ahí y me parece que ha vuelto a casa.
Déjame abrazarte. Eres lo único vivo que me queda.
Nos dimos una abrazo largo, que jamás podría compensar tantos años de ausencia, pero que hizo que todo comenzara a sonar diferente en mi interior. Comprendí que somos una suma de muchas piezas, y que podemos seguir funcionando sin alguna, sí, pero eso no significa que no la necesitemos.
Tanta soledad acumulada encontraba ahora un remedio. Había estado enferma, lo supe mientras fui consciente de la cantidad de veces que pensé, que intenté dejarme caer al vacío de una manera o de otra. Quizás, si ella hubiera estado aquí, con su madre, tampoco hubiera hecho lo que hizo y yo ahora tendría una madre. Consideré todo esto mientras observaba al ser menudo y ágil que se movía de un lado al otro en la cocina, calentando una sopa, cortando pan y queso, acariciándome el pelo cada vez que pasaba por mi lado.
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Descanso hasta el domingo…
Prometo que retomamos justo donde lo dejamos: escaleras, miradas y complicaciones 😉🔥