Me llevé los libros de mi madre al taller. Ella ya no era un ente lejano, sino alguien presente en mi vida. Me había pasado toda mi existencia sabiendo poco más que su nombre y, sin embargo, en estos meses había leído sus diarios y había visto cómo la tristeza la devoraba. También sus pinturas me hablan de alguien que no estaba bien. Empezaba a comprenderla.
La avoa había puesto su granito de arena: me contó tanto de ella que dejo de ser una extraña.
Y eso sin contar las noches que viene a verme, me peina y me habla, aunque aún no entienda lo que dice. Quizás sean sueños, es probable, pero para mí son reales. La siento y hasta la huelo. Y eso es mucho para alguien que nunca conoció a su madre.
Montar las estanterías fue una proeza, pero acabé con la última. Puestas todas juntas sobre la misma pared quedaban realmente bien. Comencé a colocar mis propios libros, que habían llegado por correo hace días. Aurora lleva semanas enviándome mis cosas porque sigo posponiendo mi vuelta a la isla. Dice que así se entretiene. Tanto, que ya encontró unos compradores para mi piso. Está encantada con su papel de agente inmobiliario y que asegura así que controla quiénes serán sus futuros vecinos. Me habló de una pareja de chicas con dos niños. Solo falta firmar. Es posible que tenga que viajar a finales de mes, aunque no me apetece nada.
Dejé la estantería central para los libros de mi madre: no en vano eran de coleccionista y, sobre todo, eran suyos. Al colocar los últimos, la balda cedió porque olvidé poner todos los topes. Los libros cayeron al suelo, haciéndome daño en un pie.
Mientras recogía el desastre, divisé un papel manuscrito. Cada vez que aparecía algo así entre sus cosas, el corazón me daba un vuelco: casi siempre significaba una pieza nueva del puzzle. La abrí. Era una carta.
Mi querida Teixa:
Sabes que cuando leas estas líneas, ya no estaré.
No te escribo para despedirme –eso ya lo hemos hecho de sobra–, sino para recordarte que tienes que recuperar las ganas de vivir. Tratar de salvar tu matrimonio o abandonar a un hombre que no te hace feliz.
Una madre sola puede salir adelante y estoy seguro de que tus padres te abrirán las puertas de su casa tarde o temprano.
Toda la vida dando tumbos y me voy a morir ahora que he encontrado a mi alma gemela, a mi mejor amiga. No sé que hubiera hecho sin ti estos últimos años.
Primero el diagnóstico, luego el abandono de Javier, que me quiso hasta que se le pasó el amor de golpe con el susto. Tú has sido la única luz dentro de tanta sombra, y saber que te dejo no me gusta porque sé lo mucho que necesitas a alguien a tu lado.
Me consuela esa teoría tuya de que no morimos del todo, sino que seguimos en este mundo de otra manera. Me gusta oír tus historias de fantasmas y espíritus, y leer contigo esos libros que dicen que somos energía, y que la energía no desaparece.
Si es así y no estamos condenados a la nada, tienes que saber que siempre voy a estar contigo. Recuerda que nunca será un adiós, mi querida Teixa. Sé feliz por ti y por tu hija.
Nos veremos más pronto o más tarde.
Siempre tuyo, Martín”
Era la carta del mejor amigo de mi madre. Nunca existió otro. Mi padre había montado la película que más le convenía.
Ella no perdió a un amante: perdió a su confidente.
Y él, convencido de su engaño, puso una distancia que no hacía falta. Dejó sola a mi madre. A ella, que abandonó su casa para seguirlo.
Sentí una rabia tan violenta que me ardió el pecho. Cerré los ojos un instante y, en ese silencio, escuché algo en la parte alta. Un crujido leve. Como si alguien caminara despacio sobre el suelo de madera del cuarto de arriba
No era fuerte. Ni siquiera inquietante. Podía ser la casa. La madera. El viento. Pero aún así, me tensó. Duró un instante y un segundo después ya no estaba. Como si nunca hubiese existido.
Y entonces la rabia volvió de golpe, más afilada.
El taller se me hizo pequeño, opresivo, como si las paredes se cerraran y el aire no diera para respirar.
________________________________________
✨ Cierro un momento, pero vuelvo el viernes.
Mientras tanto, si les apetece recomendar la historia, votarla o compartirla, me harían un favor enorme.
Gracias por seguir a Diana en este camino. 💛