Tu perdón es mi salvación

EL PASADO

Enero de 2018

-Aún estás despierto?-. -Que tontería, porque te pregunto eso, es evidente que tú eres la persona que menos horas duerme por la noche- Indica Arturo con aire cansado. Fernando se incorpora lentamente en su silla, aún tiene varios documentos sobre el escritorio que revisar y firmar para entregar a su abogado el siguiente día. -Díme si traes el convenio firmado-. Con tono autoritario Fernando se dirige a su primo y socio, quien deja el documento sobre su escritorio y se dirige al mueble que guarda las botellas de licor. Regresó con una copa en las manos. -Estoy sorprendido de nuevo, está vez creí que estabas equivocado-. -No lo estaba-. -¿cuanto piensas acabar con ésto?- Fernando no se inmuta ante la pregunta de su primo y observó fijamente la firma en el documento que Arturo colocó sobre su escritorio; lo guardó conel resto de documentos que entregará su abogado e imitó a su primo y se sirvió una copa de vino. -Fernando, te pregunté ¿Cuándo piensas acabar con ésto?-. Se acomodó nuevamente en su sillón y se dirigió a su interlocutor -No pienso hacerlo núnca-.  -Te has vuelto loco, tu obsesión está acabando con tu razonamiento-. -Puedes irte a descansar, mañana nos veremos en la oficina-. Arturo con aire de fastidio, tocó su hombro y se dirigió a él mirándolo fijamente a los ojos -Espero que ésto acabe pronto, ya no puedes seguir así, piénsalo hermano, termina ya con todo ésto-. Arturo se alejó lentamente. Fernando se acomodó sobre su sillón y cerró lentamente los ojos. Son las horas en que el pasado lo persigue y el dolor se vuelve más fuerte y penetrante.

10 AÑOS ATRÁS

-¿Papá, que supones que haré todo el verano en casa de la abuela? Soy joven y tengo muchos planes para mis vacaciones antes de iniciar la universidad-. -Fernando, la familia es lo más importante para un ser humano, y compartir con tu familia es algo que queda grabado en el corazón del hombre y que forma parte de su caracter. Además tú disfrutabas pasar tiempo en la playa cuando eras chico, ahora puedes disfrutar hacer cosas de jóvenes al lado del mar-. Los padres de Fernando saldrían en un viaje por un mes, para celebrar 20 años de matrimonio y planearon que su hijo conviviera con su abuela paterna; además de no tener que dejar solo en casa a su hijo adolescente, siendo éste un joven extrovertido y que fácilmente puede meterse en problemas. 

Finalmente Fernando por orden de sus padres se dirigió a casa de su abuela Sophia. -Mi niño, "que alegre verte de nuevo"-  Fernando fue inundado de besos y abrazos de la señora Sophia, que siendo Fernando su único nieto, lo ama profundamente y tiene muchos deseos de pasar un agradable tiempo juntos, ya que después de que su esposo falleció, solamente puede ver a su hijo y su familia 2 o 3 veces al año, debido a la carga de trabajo de su hijo y a la  negativa  de Sophia de trasladarse a vivir a la capital por sus problemas de salud y siendo también sincera, por su amor por la naturaleza y por la tranquilidad de que puede disfrutar en el pueblo en el que nació y ha vivido toda su vida.

Fernando ingresó a la casa de su abuela, un sitio verdaderamente agradable y acogedor, una casa antigua de 2 niveles, pintada de color amarillo, con un rancho de palma al lado atrás que alberga varias hamacas que deben ser bastante antiguas ya que fueron bordadas de forma artesanal y que aún se encuentra en muy buen estado. -¿Estás cómodo hijo?- Fernando se incorporó de la cama y se quitó los audífonos para contestar la pregunta de la abuela -¿Qué díces abuela?- -Que te quedarás sordo con esos tremendos tapones en los oidos-. Fernando sonrió ante la ocurrencia de su abuela. -Bueno muchacho, quería avisarte que iré a la iglesia- El asintió. -¿Quieres acompañarme?-. Fue evidente la negativa de Fernando y su abuela sonrió al ver la sorpresa en su rostro ante la invitación. -Está bien Fernando, descansa hoy, mañana podrás acompañarme- La abuela le guiñó el ojo y luego sonrió. -Me voy....Lourdes me espera-. Sophia cerró la puerta y Fernando se acercó a la ventana para observar alejarse a las que según él, eran las 2 ancianas más devotas del pueblo, considerando que es martes por la tarde y que según Fernando, la iglesia se visita solamente los días domingos.

Abrió la ventana y se acomodó para observar mejor. En la escalera de la casa  se encontraba sentada  una jovencita de cuerpo delgado, cabello largo y ondulado, con un pequeño turbante azul, un jeans azúl, blusa blanca con un figura de la virgen en el frente, unas sencillas sandalias color piel y una bolsa de misionera, en sus manos sostenía un libro; la lectura debió ser muy agradable, porque su  total atención indicaba que se encontraba muy a gusto con lo que leía. Se quedó observándola fascinado, para la vista de muchos, especialmente sus amigos del colegio, era una chica que pasaba totalmente desapercibida, pero en él se producía un efecto totalmente distinto. De pronto la puerta se abrió y su abuela se dirigió hacía la calle. La chica se pusó de pie y saludó alegremente a Sophia. La abuela tuvo que haber mencionado a su nieto, porque la chica miró rapidamente hacía arriba para observar al chico que se encontraba de pie frente a la ventana. Ella saludó timidamente y en ese momento Fernando pudó observar el color de sus ojos. Eran unos hermosos ojos cafés, con unas largas y gruesas pestañas  y una mirada penetrante. Por un momento se desconcertó, pero, con la experiencia de sus años de chico popular con las damas, le devolvió el saludo. Luego observó como ambas se alejaban conversando animadamente. En ese mismo instantante se arrepintió de no haber aceptado la invitación de su abuela.




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