NUEVO PARA MÍ....

Por su parte Lourdes experimentaba sensaciones que nunca habia sentido; a sus 17 años no había tenido ninguna relación sentimental con un chico, a pesar de tener muy buenos candidatos, simplemente ninguno de ellos había logrado encender esa chispa en su corazón, sin embargo el chico nuevo del pueblo había conseguido prender sus sentidos con solo una mirada  de esos ojos grises que la habían cautivado desde el primer momento en que lo vió en casa de Sophia.

¿En que piensas Lourdes?-. Ixmucané su amiga desde el kinder la cuestionó colocándose frente a ella, tan cerca que la hizo respingar. -Ajá Lourdes, como dice mi abuela " estás botando la baba", ¿de quien se trata?, quien es el favorecido?-.-Estás Loca Ixmu....tú y tus ideas!!!.- -Nada de ideas, nada de ideas, nunca te habia visto así, y, ese efecto es producto del amor!!! tienes la misma cara de enamorada, que yo pongo cuando veo a tu hermano- Su gesto lo dijo todo, puso carita de perrito manipulador...y luego hizo un puchero. -Aunque tu hermano no me vea ni para pedirme un encargo de la tienda-. Lourdes sabía cuanto su amiga estaba enamorada de su hermano, desde la primera vez que Ixmu visitó su casa para hacer tareas y vió a Jorge ejercitándose en el corredor de la casa, no dejó de hablar de él y de admirar todo cuanto Jorge hacía. Visitaba constantemente su casa y era evidente que visitar a su amiga no era el único motivo.  -Lourdes, hablemos en serio-. Con mirada sería se colocó de rodillas sobre la arena, frente a su amiga, ambas estaban disfrutando de unas horas en la playa. Lourdes se puso un poco nerviosa, su amiga siempre lograba que dijera un poco más de lo que había pensado compartir. -Díme, ¿te gusta el guapo de ojos grises?-. El autocontrol comenzó a derrumbarse y Lourdes empezó a parpadear. -Esooo, lo sabía-. Ixmucané se puso de pie y empezó a bailar alrededor de Lourdes. -Por fin, por fin, estaba preocupada de que algo te podría estar sucediendo-. Y le guiñó el ojo. Luego se sentó junto a Lourdes y con tono serio y con la mano deteniendo su mentón añadió: -Me parece genial que estés enamorada.... pero, me preocupa un poco que sea de un desconocido, es evidente que es un chico de ciudad, además de tener dinero, es alguien que no es parte de nuestro circulo....y...pues no sé si ésto pudiera funcionar-. -Cállate Ixmu, nadie ha dicho que yo esté enamorada de Fernando, o, mucho menos que pueda haber una relación entre nosotros-. -Me haces tonta amiga, es evidente que te encantaría, pero lo único que te pido es que seas muy cuidadosa con lo que hagas, te amo y no quiero verte sufrir-. Lourdes se recuesta sobre el hombro de su amiga en completo silencio.

-Hola Lulú, traje algo para tí-. Para Lourdes se había vuelto una costumbre que Fernando la esperara todas las tardes cerca del parque, cuando ella se dirigia a casa de su abuela, una vez sugirió que podría llegar hasta su casa, pero ella se sonrojó y ya no quiso hacerla pasar un mal rato dándole explicaciones del porqué era complicado para ella que la vieran sus padres junto a él; sabía que no era de mala fe, todo lo contrario. -Gracias Fernando, está hermoso....pero....no era necesario-. -Claro que sí, me pareció que se vería muy lindo en tí-. -Gracias pero...debe ser muy costoso, no puedo aceptarlo-. -Por favor Lulú, me sentiría ofendido si no lo aceptas; además es tu regalo de cumpleaños adelantado-. Dentro de 2 días Lourdes cumpliría 18 años y Fernando quiso sorprenderla con un obsequio, temía no poder verla ese día y no quiso perder la oportunidad para adelantar su opción. Ella se ruborizó y Fernando insistió hasta el punto que ella aceptó, y, en ese momento su cerebro comenzó a trabajar a mil por hora. La razón era que tenía que explicar a sus padres que un amigo le haya regalado un collar, con un pequeño dije de la Virgen de Lourdes; ellos harían muchas preguntas y ella no estaba lista para responder.

Sophia se sentía un poco indispuesta, tenía gripe y no deseaba que los chicos estuvieron mucho tiempo junto a ella, ya que podrían contagiarse. Lourdes la cuidó un rato con mucho mimo, le preparó una sopa de pollo, un té de hierbas y le proporcionó analgésicos; Sophia muy agradecida recibió sus atenciones, pero, luego muy amablemente le pidió que la dejara dormir un rato, que podía salir a caminar por la playa si lo deseaba, conocía el gusto de Lourdes por el mar. Fernando escuchó la sugerencia de su abuela y pronto bajó a la cocina, preparó unos sandwiches y unos refrescos, y, cuando Lourdes bajó las escaleras, él ya estaba preparado para salir de picnic.  Lourdes sonrió y hasta bromeó por los sandwiches, Fernado aseguró que estaban muy bien preparados y además de estar deliciosos no le provocarían indigestión. Caminaron por la playa, y finalmente encontraron un agradable lugar para descansar, disfrutaron del aperitivo y conversaron animadamente. Él prestaba atención a cada gesto de la chica y su corazón latía más de prisa. Sus miradas se cruzaron por un momento y observó la confusión en su rostro, abrigó esperanzas de que ella pudiera sentir lo mismo que él estaba sintiendo y se arriesgó a rozar su mano, colocada sobre la arena. Ella no la alejó y añadió: -Si algo de lo que hago te molesta, solo dílo-. Ella asintió. Lourdes pensó que no podía seguir ocultándolo lo que sentía, Fernando le había demostrado que era un buen chico y que la respetaba y realmente estaba interesado en ella. Fernando tomó unas hebras de su cabello, lo deseaba desde hace tiempo y finalmente pudo hacerlo posible, el olor  de su cabello era tan agradable como toda ella. Lourdes sonrojada cerró los ojos y Fernando se acercó lentamente, rozó suavamente sus labios sobre los de ella y la besó suavamente, ella abrió su boca y él se deleitó con su dulce sabor. El beso fue suave, inocente, el más maravilloso que Fernando había disfrutado. Lourdes perdió la razón, ni en sus mal dulces sueños había experimentado una sensación como esa.